De qué modo puede cambiar tu vida un mensaje de la conferencia

Por Hadley Griggs

La autora vive en Utah, EE. UU.

En verdad puedes llegar a ser más semejante a Jesucristo. Estos instrumentos te ayudarán a ver cómo.

desk with laptop and general conference issue

¿Te sientes un tanto “descargado” espiritualmente? ¿Crees que te vendría bien un poco de guía espiritual? Pues bien, tienes suerte, ¡ya que la conferencia general puede ser lo que necesitas! El élder Robert D. Hales, del Cuórum de los Doce Apóstoles, ha dicho: “A los jóvenes miembros de la Iglesia les prometo que, si prestan atención [a la conferencia general], sentirán crecer el Espíritu en su interior. El Señor les dirá lo que Él quiere que hagan con sus vidas”¹.

Y no acaba con el fin de semana de la conferencia; ¡puedes seguir sintiendo el Espíritu al estudiar los discursos incluso después!

La conferencia nos ayuda de muchas maneras. Tal vez lo más importante sea que nos permite acercarnos más al Salvador al enseñarnos cómo llegar a ser más semejantes a Él. Una excelente forma de sacar el máximo provecho de la conferencia es prestar especial atención a las enseñanzas sobre los atributos de Cristo, ya sea durante la transmisión o mientras estudias los discursos después. Conforme escuches o leas teniendo presentes ciertos atributos cristianos, las palabras y el Espíritu pueden ayudarte a aprender cómo ser más semejante a Cristo.

Responde este breve cuestionario para ver en qué atributo (o quizás dos) podrías centrarte al estudiar los mensajes de la conferencia. (Para responder un cuestionario más amplio, consulta el ejemplar de octubre de 2016 de la revista New Era [en inglés] o el capítulo 6 de Predicad Mi Evangelio).

Escoge la afirmación que mejor te describa en cuanto a cada uno de los siguientes nueve atributos de Cristo.

La fe:
1. No estoy seguro de que Jesucristo sea mi Salvador.
2. Creo en Jesucristo y lo acepto como mi Salvador.
3. Tengo esperanzas de que Jesucristo sea mi Salvador.
La esperanza:
1. Siento paz y optimismo en cuanto al futuro.
2. El futuro me aterra.
3. Por lo general, ignoro el futuro; si no pienso en él, no tengo que preocuparme al respecto.
La caridad y el amor:
1. Trato de amar a los demás, pero hay algunas personas que siempre me alteran.
2. Estoy tan ocupado intentando atender mi propia vida que me es difícil pensar en otra persona.
3. Deseo el bienestar y la felicidad eternos de otras personas.
La virtud:
1. “Ser puro en pensamientos y acciones”. ¡Eso no suena muy divertido!
2. Soy limpio y puro de corazón.
3. Tengo dificultades para mantenerme limpio y puro.
El conocimiento:
1. Tengo tanto de qué ocuparme que no encuentro tiempo para buscar respuestas a mis preguntas.
2. ¡Ah! ¿Estudiar? A veces es tan aburrido tratar de aprender.
3. Procuro fervientemente entender la verdad y hallar respuestas a mis preguntas.
La paciencia:
1. Puedo esperar sin enojarme ni sentir frustración.
2. Creo que puedo esperar, pero me molesto un poco al hacerlo.
3. Tener que esperar es lo peor que hay. Quiero todo ya.
La humildad:
1. Quiero asegurarme de hacer todo por mi propia cuenta.
2. Confío en el Señor para recibir ayuda.
3. Al ocuparme de algo, a menudo olvido que puedo pedir ayuda al Padre Celestial.
La diligencia:
1. Dedico casi todo mi tiempo a ver televisión, pasar tiempo con mis amigos y evitar las responsabilidades.
2. Con frecuencia tengo dificultad para centrarme en lo importante de mi vida, pero lo intento.
3. Dedico mi tiempo y energía a lo que es más importante.
La obediencia:
1. Sigo el consejo de mis líderes y padres de buena gana.
2. Por lo general, soy mi propio jefe. A menudo me cuesta escuchar a los demás.
3. Sigo el consejo de mis líderes y padres, pero en ocasiones me quejo al respecto.

Ahora observa tus respuestas. ¿En qué atributos quisieras concentrarte? Para aprender a cultivarlos, podrías escoger uno o dos y prestar atención a lo que se diga en cuanto a ellos al escuchar la conferencia.

Y si has respondido que te va muy bien en todos ellos, ¡sigue así! Igualmente, puedes elegir uno o dos que hayan captado tu atención durante el cuestionario y centrarte en ellos durante tu estudio de la conferencia. Sea cual sea la parte en que te halles del proceso de llegar a ser semejante a Cristo, siempre puedes consultar las enseñanzas de nuestros líderes para que te ayuden en tu camino.

Si no puedes decidirte por algún atributo ahora, no te preocupes. Puedes escuchar la conferencia y ver lo que atrae tu atención entonces.

Una vez que hayas decidido el atributo en que deseas centrarte, podrías escribirlo a fin de estar listo para recibir revelación sobre él mientras escuchas la conferencia o estudias los discursos después. Conforme escuches y estudies, deja que el Espíritu te guíe para hallar algunas formas específicas de cultivar dicho atributo. Observa el ejemplo que se halla a continuación.

Amar a cinco nuevos amigos

En la escuela hay un pequeño grupo de jóvenes a quienes la mayoría de los demás alumnos consideran “donnadies” porque son diferentes. Yo no acostumbraba hablarles; no era mala, pero tampoco era simpática con ellos.

Al escuchar al presidente Dieter F. Uchtdorf, Segundo Consejero de la Primera Presidencia, pronunciar su mensaje “Los misericordiosos alcanzan misericordia” (Conferencia General de abril de 2012), algo cambió. El presidente dijo que hay algo que debemos hacer cuando se trata de juzgar: “¡[Dejar] de hacerlo!”. Su discurso me ayudó a darme cuenta de que en lugar de juzgar a aquellos jóvenes de la escuela, debía reemplazar mis malos pensamientos y sentimientos por “un corazón lleno de amor por Dios y por Sus hijos”.

Ese lunes, cuando asistí a la escuela, en vez de reunirme con mis amigos habituales, me dirigí adonde estaba el grupo que las personas consideraban “donnadies”. Comenzamos a conversar y me di cuenta de que aquellas personas no eran para nada diferentes de otras. Al pasar tiempo con ellas, llegamos a tener un fuerte vínculo. Había hecho cinco amigos nuevos.

Comprendí que mis amigos nuevos no eran “donnadies” en absoluto; para Dios, ellos siempre habían sido alguien. Estoy muy feliz por haber aprendido más acerca del amor que Dios tiene por Sus hijos.

Holly H., 19 años, California, EE. UU.

Cultivar la caridad en la clase de la orquesta

Durante la Conferencia General de octubre de 2015, un mensaje en particular atrajo mi atención. El élder Dale G. Renlund, del Cuórum de los Doce Apóstoles, ofreció un mensaje titulado: “A través de los ojos de Dios”. Se refirió a la importancia de ver a las demás personas como las verían unos padres amorosos. Cuando oí eso, sentí que tenía que hacer un mayor esfuerzo por amar a quienes me rodeaban.

Una mañana, después de la conferencia, presté atención a fin de hallar el momento perfecto para hacer que alguien se sintiera feliz. Asistí a mi clase de la orquesta y vi a un muchacho a quien, por lo general, no le prestaba mucha atención. Me di cuenta de que estaba molesto por algo, así que me acerqué y le pregunté cómo estaba. No era muy comunicativo, de modo que le pregunté si le agradaba la clase de la orquesta. Me dijo que no conocía bien la música y que estaba preocupado por el concierto. Me ofrecí a tocar la música con él y tocamos la canción juntos. ¡Se oía muy bien! Después de eso, empezamos a hablar sobre nuestros instrumentos. Nos hemos vuelto muy amigos, y me alegra mucho haber tomado el tiempo de hablar con él.

Christa M., 12 años, Texas, EE. UU.