Una nueva directiva para las reuniones dominicales del Sacerdocio de Melquisedec y de la Sociedad de Socorro
“¿Qué voy a hacer sin un manual?”, pensó Nancy Feragen, una maestra de la Sociedad de Socorro, cuando examinó por primera vez una ejemplar de Ven, sígueme: Para el Sacerdocio de Melquisedec y la Sociedad de Socorro. “Al principio, me entró el pánico”, admitió. “Entonces me vino el pensamiento: el Señor desea que asumamos una mayor responsabilidad en nuestro propio aprendizaje y que aumentemos nuestra espiritualidad como hermanos y hermanas en el Evangelio”.
“Es un poco intimidante confiar en el Señor y venir preparada para dirigir un análisis sin un montón de material”, dijo Linda Harmon, una presidenta de la Sociedad de Socorro, “pero una vez que lo haces, si te has preparado mediante la oración, el estudio, la asistencia al templo y todo lo que se te inspire a hacer, es increíble”.
Enseñar a la manera del Salvador
“Uno de los desafíos del nuevo curso de estudio es lograr que las personas no enseñen ‘a la antigua’”, dijo el obispo Boyd Roberts. “Tenemos que dejar de simplemente difundir información; debemos quitarnos del camino y dejar que el Espíritu enseñe”.
“Es una nueva forma de enseñar, que podría ser difícil para algunas personas”, dijo Lisa Smith, una presidenta de la Sociedad de Socorro, en referencia a Enseñar a la manera del Salvador. “Por eso es importante ser ejemplo de buenos métodos de enseñanza y animar a los líderes a que constantemente asistan a las reuniones de consejo de maestros con los maestros”, dijo ella.
Preparar y enseñar
David Mickelson, un maestro del grupo de sumos sacerdotes, dijo que la frase “enseñaos diligentemente” que se halla en Doctrina y Convenios 88:78 “tiene que ver con nuestra preparación previa y nuestra capacidad de seguir diligentemente al Espíritu mientras estamos enseñando. Si enseñamos diligentemente, la gracia del Salvador nos ayudará y se nos enseñará más perfectamente. Creo que esa es la manera perfecta de enseñar del Señor. El maestro, quien dirige el análisis, tiene que estar dispuesto a ser enseñado por el Espíritu”.
Adam Bushman, maestro de un cuórum de élderes, se preparaba para las lecciones al repasar el discurso seleccionado de la conferencia general y luego considerar con espíritu de oración qué conceptos eran los más importantes para el cuórum. “Para ayudar a los hombres a tener más tiempo para meditar”, explica, “envío un correo electrónico durante la semana que dice: ‘Este es un discurso que vamos a analizar y nos gustaría que consideraran las siguientes preguntas’”.
Deliberar y aprender juntos
“Los domingos en la Sociedad de Socorro ya no son solo la responsabilidad de las líderes”, dijo Brooke Jensen, consejera de una presidencia de la Sociedad de Socorro. “Cada miembro desempeña un papel activo”.
El hermano Bushman sintió que sentarse en círculo marcó la diferencia. “Me encanta”, dijo. “Cambia la naturaleza de la conversación. Cambia las expectativas de las personas. Ahora hay mucha más participación; en lugar de los dos o tres hermanos que por lo general contestan la pregunta, hay gente nueva que hace comentarios”.
Cuando Rebecca Siebach, una hermana de la Sociedad de Socorro, escuchó por primera vez sobre el nuevo enfoque en los consejos, inmediatamente pensó en amigos que se habían vuelto menos activos. “Conocía sus preocupaciones”, dijo ella. “Habían sido sinceros conmigo en cuanto a sus inseguridades y dificultades para venir a la Iglesia, y yo pensé que esta era la oportunidad perfecta para llegar a ellos y decir: ‘¡Los necesitamos en nuestro consejo! ¡Por favor, vengan y participen!’”.
“Cuando finalmente di mi opinión durante una reunión de consejo”, dijo LonaMarie Cook, consejera de una presidencia de la Sociedad de Socorro, “fue maravilloso que hubiera personas que validaran lo que yo estaba pensando y formar parte de esa comunidad”.
Recibir inspiración y actuar de acuerdo con ella
“Estamos creando un ambiente en el que el Espíritu enseñe y nosotros escuchemos y prestemos atención”, dijo el obispo Roberts. “El Espíritu entonces se convierte en el maestro, mostrándonos lo que debemos hacer en nuestra vida personal, en nuestras familias y llamamientos. Lo que hacemos como resultado de esas impresiones es lo que conduce a la verdadera conversión y al servicio”.
Susan Farr, una presidenta de la Sociedad de Socorro, dijo: “Este método nos impulsa a levantarnos y hacer, no solo alejarnos al terminar la lección y pensar: ‘Eso fue inspirador’, pero olvidarlo en seguida. Deliberar juntos nos ayuda a ver que el aprendizaje y las acciones nos conciernen a todos nosotros, no sólo al maestro”.
“Cuando registramos nuestras impresiones y después actuamos de acuerdo con ellas, ejercemos un cambio de corazón y nos convertimos en mejores siervos del Señor”, dijo Susan Mitchell, consejera de una presidencia de la Sociedad de Socorro.
“El saber que vas a ser responsable de algo y que alguien va a preguntarte lo que sentiste”, dijo la hermana Smith, “hace que seas una participante activa en la edificación de tu testimonio”.
Landen Roundy, un líder del grupo de sumos sacerdotes, dijo que enviar notas por correo electrónico de lo que se analizó y se planeó “ayuda a los miembros a reconocer las experiencias que están viviendo durante la semana que quizás desearían compartir el domingo siguiente”.
“A partir de esas notas”, agregó el obispo Roberts, “he visto un continuo espíritu de compartir y aprender durante toda la semana, al analizar los hermanos por medio del correo electrónico los pensamientos y sentimientos adicionales, fortaleciendo a su cuórum”.
“El Señor desea que volvemos nuestro corazón el uno hacia el otro, y eso se puede hacer cuando nos reunimos con un propósito”, concluyó la hermana Siebach. “Este nuevo curso de estudio nos ayuda a reconocer los temas de interés, establecer metas, buscar respuestas en la fuente correcta, recibir revelación personal y edificarnos unos a otros al volvernos a los profetas vivientes en busca de las respuestas que necesitamos en nuestra época”.