Moroni y el mecánico
“Y un niño los pastoreará” (2 Nefi 30:12).
Hace muchos años, nuestra familia se dirigía a casa, a São Paulo, Brasil, después de visitar a familiares. Justo cuando subíamos por un camino empinado, nuestro auto se averió.
Intentamos arrancar el auto durante varios minutos, pero no funcionó. Varios autos nos pasaron, pero ninguno se detuvo para ayudar.
Finalmente le dije a mi familia que debíamos orar. Mi hijo de seis años, Moroni, dijo: “No te preocupes papi, yo ya oré”.
“¿Qué pediste en tu oración?”, le pregunté.
“Oré al Padre Celestial para que la persona correcta viniera a ayudarnos”, dijo.
Pronto, dos luces brillantes aparecieron detrás de nuestro auto; era una grúa. El conductor era un mecánico.
“Tienes mucha suerte”, me dijo. “Terminé de trabajar y me estaba yendo a casa”.
Él arregló nuestro auto. Luego nos siguió para asegurarse de que llegáramos a casa a salvo.
Le pregunté a Moroni si él sabía lo especial que era esa experiencia. “Claro”, dijo. “¡El Padre Celestial contestó mi oración, y ahora tengo mi propio testimonio! Ya no tengo que tomarlo prestado de ti, papá”. Se me conmovió el corazón por el fiel ejemplo de Moroni.
Moroni ya es un adulto ahora, pero aún recuerdo su buen ejemplo de cuando era pequeño. Aun siendo un niño, puedes ser un ejemplo para tu familia y amigos.