Solo para versión digital: Los jóvenes adultos y la Restauración continua
Cuatro verdades que, como historiadora de la Iglesia, he aprendido al estudiar acerca de José Smith
Los jóvenes adultos no tienen que tener temor de conocer la historia de la Iglesia; de hecho, deberían procurar conocerla.
Cuando era pequeña, me encantaba escuchar los relatos que mi mamá me contaba sobre José Smith y la historia de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Me crie en el oeste del estado de Oregón, EE. UU., una zona rodeada de nogales y agricultura. Con los grillos cantando suavemente en el fondo, nuestra familia se reunía en el patio de atrás de la casa durante el verano y escuchábamos a mamá contar esos relatos.
Probablemente fuera porque yo también era pequeña, pero me intrigaban particularmente las historias de la niñez del profeta José Smith, como la operación que tuvo en la pierna para extirparle hueso infectado cuando solo tenía siete años; o cuando, tres años después, la familia Smith se trasladó a Nueva York mientras el pequeño José aún usaba muletas. Aprendí tanto sobre José Smith que sabía algunos datos históricos mejor incluso que mis maestros de la Escuela Dominical y de la Primaria.
Entender los principios del Evangelio por medio de la historia
Al continuar con mi formación académica, comencé a estudiar seriamente la historia de los Estados Unidos y de la Iglesia. Aprendí mucho sobre la cultura en la que vivió José Smith y el contexto en el que se fundó la Iglesia. Esa información acentuó el significado de las historias que aprendí de pequeña. Mi formación académica me ayudó a ver que estudiar la historia del Evangelio restaurado puede llevar a una mayor comprensión de importantes principios del Evangelio, y aprendí que ese proceso debe adoptarse en vez de temerse.
En julio de 2018 me fue posible conectar mi pasión por la historia de la Iglesia con mi formación como historiadora cuando me uní al proyecto “Los documentos de José Smith”, en el Departamento de Historia de la Iglesia, como editora de tomos. Mi trabajo implica verificar transcripciones de documentos históricos y brindar a los lectores información para entender mejor el texto.
En otras palabras, me ocupo de pensar en la vida de José Smith todos los días.
Estudiar la historia con el ojo de la fe
El José Smith con el que estoy más familiarizada en calidad de historiadora es una figura estadounidense única y compleja que procuró crear una comunidad de Sion en lo que, en un tiempo, fue la frontera occidental de los Estados Unidos. Existen algunos aspectos de la vida de José Smith sobre los que los historiadores no tienen mucho conocimiento porque él no llevó un registro de sus experiencias ni de sus discursos.
Sin embargo, independientemente de lo que sepamos o no, la fe debe desempeñar un papel a la hora de examinar la historia como Santos de los Últimos Días. Creer en Dios y en el principio de la revelación continua —que Dios no dejará de hablar a Sus hijos ni de guiarlos— sigue siendo el fundamento de mi fe y me mantiene arraigada al Evangelio que tanto amo.
Las experiencias profundas y diarias que tengo al estudiar la vida de José Smith y la historia de la Iglesia en general me han enseñado varias cosas:
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El profeta José Smith fue llamado por Dios. Realmente fue un instrumento en las manos del Señor para restaurar Su evangelio nuevamente en la tierra, y depende de nosotros hacer que esa Restauración siga adelante.
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Dios se vale de agentes imperfectos, como José Smith, para llevar a cabo una gran obra. Todos cometeremos errores, y la verdad es que no somos los únicos; incluso los profetas utilizan la expiación de Jesucristo para arrepentirse, tal como lo hacemos nosotros.
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Nuestro Padre Celestial está personalmente al tanto de cada uno de nosotros, junto con todas nuestras luchas y preguntas. La doctrina que Dios restauró por medio de José Smith nos enseña que cada persona que ha nacido tiene un inmenso valor individual y un potencial eterno e infinito de llegar a ser como sus Padres Celestiales.
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El crecimiento y la revelación personales pueden desarrollarse durante el transcurso de toda una vida. José Smith probablemente entendió su Primera Visión mejor con el paso del tiempo gracias a las experiencias reveladoras que tuvo durante el resto de su vida. De modo similar, podemos contemplar las experiencias que tenemos en la vida con el conocimiento de que podemos seguir buscando revelación conforme añadimos a la verdad que hemos aprendido.
Hallar respuesta a preguntas sobre la historia de la Iglesia en ocasiones puede parecerles abrumador a los jóvenes adultos, pero es un proceso que vale la pena. Su fe se fortalecerá conforme aprendan las historias de quienes contribuyeron al crecimiento de la Iglesia en todo el mundo. Así ha sido conmigo.