¿Cómo hablo con mis hijos acerca de la salud mental?
Ilustraciones por David Green.
Cinco maneras de comenzar una conversación
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Sentirse incómodo forma parte de la vida. No es nada malo sentirse enojado, triste o preocupado a veces. Esos sentimientos no siempre significan que se haya hecho algo mal.
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¿Saben cómo ayudan los médicos si uno se rompe una pierna? También hay personas que pueden ayudarnos a lidiar con pensamientos y sentimientos de malestar. Deberíamos pedir ayuda cuando la necesitemos.
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Cometer errores forma parte de cómo aprendemos y progresamos aquí en la tierra. ¡Nadie es perfecto! El Padre Celestial nos ama, incluso cuando nos equivocamos. Él quiere que todos sigamos intentándolo.
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Algunas actividades, como respirar profundamente, hablar con alguien, hacer deporte o dibujar, pueden ayudarnos a sentirnos mejor cuando estemos disgustados. No debemos hacer cosas que nos lastimen a nosotros mismos, a otras personas ni a los animales.
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A veces las personas tienen sentimientos de malestar o pensamientos preocupantes que no desaparecen. Algunas personas tienen otros problemas relacionados con la forma en que funciona su mente. Eso no es culpa suya. Debemos ser amables y serviciales con todo el mundo y tratarlos como lo haría Jesucristo.
Consejos a la hora de hablar
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Es importante que hagan preguntas a sus hijos sobre lo que piensan y sienten, y que luego los escuchen de verdad. Las preguntas podrían ser: ¿En qué has estado pensando últimamente? ¿Qué cambios están sucediendo en tu vida? ¿Has notado últimamente algún sentimiento nuevo? ¿Tienes alguna pregunta que hayas querido hacerle a alguien?
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Las preguntas de sus hijos son importantes. Pueden ayudarles a ustedes a saber qué es lo que sus hijos están listos para aprender. En lugar de compartir de golpe con un niño todo lo que saben acerca de un tema, respondan a su pregunta con información básica. Después, invítenlo a responder. Si no tiene más preguntas al respecto, tal vez lo básico resulte suficiente por el momento. Si tiene más preguntas, puede que su hijo esté preparado para recibir más información.
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Eviten discutir con su hijo sobre los sentimientos que esté compartiendo, aun cuando esos sentimientos no coincidan con la percepción que ustedes tienen de la situación.
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A veces, escribir es más fácil que hablar. Si las conversaciones no dan buen resultado, traten de invitar a su hijo a escribir o dibujar sobre cómo se siente.
Ideas para actividades
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Para los niños pequeños, dibujen caras para representar diferentes sentimientos y ayuden a sus hijos a nombrarlos.
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Intercambien ideas con sus hijos para crear una lista de actividades que puedan intentar hacer cuando estén disgustados.
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Piensen en alguien que esté triste o tenga algún tipo de dificultad. ¿Qué podría hacer su familia para mostrarle amor?
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Lean y hablen sobre historias de la revista Liahona en las que los miembros de la Iglesia hayan afrontado pruebas ejerciendo fe en Dios.
¡Necesito ayuda!
Si sienten que las emociones y la conducta de su hijo están fuera de control, o si la salud mental de él o ella está en riesgo, recurran a un profesional de la salud mental (hay un artículo a continuación con consejos sobre ese proceso). Su obispo podría ayudarlos a ponerse en contacto con Servicios para la Familia u otros recursos de asesoramiento de su zona. Asimismo, en mentalhealth.ChurchofJesusChrist.org hay una lista de líneas telefónicas gratuitas para crisis y otros recursos. ¡Los amamos y no están solos!