Una mejor decisión
Me sorprendió recibir un mensaje tan directo del Espíritu. Supe qué hacer y no dudé ni un segundo.
Después de que mi esposo se iba a trabajar, yo solía terminar las tareas domésticas diarias y luego me recostaba y pasaba unas horas en Facebook, Messenger e Instagram. Pasaba casi 15 horas a la semana en las redes sociales; no podía dejar de compartir imágenes y videos graciosos, pero rara vez compartía mensajes acerca de la Iglesia. A menudo, a la hora de acostarse, mi esposo tenía que ayudarme a salir de las redes sociales para que pudiera irme a dormir.
En esa época, fijé la meta de leer la Biblia de principio a fin para ayudarme a entender mejor el evangelio de Jesucristo. Cada día me dedicaba a leer aproximadamente tres capítulos. Los días en que las redes sociales consumían parte de mi tiempo, intentaba leer un poco más.
Un día puse mi Biblia a mi lado para leer unos cuantos capítulos, pero, antes de leer, agarré mi teléfono y pasé la siguiente hora y media en las redes sociales. Cuando me di cuenta de qué hora era, dejé el teléfono a un lado y me arrodillé para orar. Mi oración no duró ni 10 segundos. Tan pronto como me levanté, me vino a la mente una voz que decía: “Me gustaría que invirtieras tanto tiempo a la oración como el que inviertes en las redes sociales”.
Me sorprendió recibir un mensaje tan directo del Espíritu. Supe qué hacer y no dudé ni un segundo. Eliminé de inmediato las aplicaciones de redes sociales de mi teléfono y empecé un ayuno de las redes sociales.
Una semana después, recibí la investidura en el santo templo. Junto con los convenios que hice con el Señor, le prometí que en mi tiempo libre leería sobre la Iglesia y sobre el profeta José Smith y que continuaría leyendo la Biblia.
El Padre Celestial me ha bendecido grandemente por haber elegido tomar una mejor decisión al distanciarme de las redes sociales y pasar más tiempo aprendiendo sobre el evangelio restaurado de Jesucristo.