Voces de los Santos de los Últimos Días
Lecciones que el Señor desea que aprendamos
El impacto devastador que el COVID-19 ha causado en el mundo nos ha hecho reflexionar y apreciar a nuestras familias, a nuestros vecinos, a los hermanos en la Iglesia, en resumen, a dar prioridad a lo que realmente tiene valor.
A continuación, cinco experiencias de fe y esperanza:
“Seguimos fortaleciendo nuestro testimonio”
Por Brenda Cayax Pérez, Estaca Ciudad de Guatemala, Guatemala, Mariscal
Como familia hemos seguido fortaleciendo nuestro testimonio y participando de la Santa Cena cada domingo. Aunque por el momento sea de una forma diferente, hemos tenido la experiencia de edificarnos unos a otros y hacer que nuestro hogar se convierta en un refugio del mundo.
Este tiempo nos ha ayudado a conocer al Salvador como familia y a establecernos metas. Amamos el Evangelio y cuán agradecidos estamos por la bendición de tener un profeta en estos días que nos prepara y exhorta a estar listos para tiempos difíciles, ¡y sobre todo a escuchar la voz del Salvador!
“El Señor edifica Su Iglesia recordando que nuestro hogar es el centro de este Evangelio”
Por Alexander Escobar Caná y Dina Alejandra Mejía de Escobar, Estaca Patzicía, Guatemala
Nuestra fe se ha fortalecido al convivir con nuestros seres queridos disfrutando de una reunión sacramental en casa, donde el centro primordial es el estudio del Evangelio y la fortaleza que trae preparar, bendecir y repartir la Santa Cena. Esto la ha convertido en algo más sagrado porque como patriarca de mi hogar me ha llevado a recordar siempre y valorar más el sacrificio de nuestro Señor Jesucristo, bendiciendo a mi hogar con Su santo nombre.
No hay mayor gozo que disfrutar de un tiempo familiar que nos prepara para la Segunda Venida. El regresar con nuestro Señor como familia eterna es una promesa para todo aquel que se esfuerza por cuidar, cubrir y bendecir su hogar.
A pesar de la pandemia, hemos podido seguir disfrutando de participar de la Santa Cena. Esto nos ha unido más en armonía de amor, espiritualidad, dándonos oportunidad de enseñar a nuestros hijos el amor que tiene nuestro Salvador y Redentor Jesucristo. El Padre Celestial nos estuvo preparando con el estudio de las Escrituras a través del programa “Ven, sígueme”. A pesar de las pruebas, el Señor edifica Su Iglesia recordando que nuestro hogar es el centro de este Evangelio y poder adorar a nuestro Señor Jesucristo en comunión con cada uno de los miembros de nuestra familia.
“Atesoro el estudio de Ven, sígueme en familia”
Por Sam Emanuel Ch., 13 años, Estaca Ciudad de Guatemala, Nimajuyú
“¡Oh, si fueras semejante a este río, fluyendo continuamente en la fuente de toda rectitud!” (1 Nefi 2:9–10). Esta Escritura ha sido una gran bendición en mi vida en esta situación tan difícil. Gracias a que he estado en contacto con el Señor, he salido de mis dificultades. Durante este tiempo siento que me he acercado más al Salvador por medio de la oración y la lectura del Libro de Mormón; sé sin ninguna duda que es otro testamento de Jesucristo y confirma las verdades que se hallan en la Santa Biblia.
Mis experiencias durante la pandemia han sido varias; pero las que más atesoro son: el estudio de Ven, sígueme en familia, el cual me ha ayudado a confiar en el Padre Celestial y en Jesucristo y depender de Ellos en todo momento. Recientemente tuve la oportunidad de enseñar el evangelio de Jesucristo y compartir mi testimonio con uno de mis primos, fue una experiencia agradable que me fortaleció espiritualmente.
Aunque todavía no hemos regresado a las actividades normales de la Iglesia, he tenido la oportunidad de reunirme por medio de salas virtuales con mis líderes para orar, adorar, cantar himnos, estudiar juntos el Evangelio y sobre todo para trabajar en metas de desarrollo personal. Sé que lo que dice en esta Escritura (1 Nefi 2:9–10) es verdadero, Jesucristo vive, y gracias a Él podremos regresar a Su presencia y gozar de una felicidad eterna si guardamos Sus mandamientos.
“Lo más importante es acercarme al Señor”
Por Rebeca Marisabel C., 16 años, Estaca Ciudad de Guatemala, Linda Vista
Hace varios meses que estamos confinados y mi experiencia en este tiempo no ha sido fácil. Lo más difícil ha sido no recibir clases presenciales. Ciertamente me he alejado de compañeros y maestros; nuestra comunicación ha sido únicamente por medio de las redes sociales. El no poder ir a la Iglesia, el no poder disfrutar de la compañía de mis líderes y demás hermanos ha sido triste; sin embargo, esto no me ha impedido acercarme al Salvador y sé que eso es lo más importante en este tiempo.
He tenido la oportunidad de reunirme por medio de la tecnología con mis líderes para recibir clases y aprender más del evangelio de Jesucristo, pero lo que más me ha gustado en este tiempo de emergencia es el poder disfrutar más tiempo en familia, ayudándonos así a fortalecer el amor y la unidad entre nosotros y de esta manera gozar de las bendiciones de nuestro Padre Celestial. Eso realmente llena mi corazón de satisfacción y hace que el amor que siento por cada uno de ellos crezca y se fortalezca.
“Estoy agradecido por este tiempo”
Diego Alexander Romero Lehnhoff, Estaca Ciudad de Guatemala, Nimajuyú
En este tiempo de tanta incertidumbre y de mucho peligro para nuestra salud, he tenido que salir a trabajar. Presto servicio de transporte de pasajeros, así que estoy en contacto con las personas. Día a día salgo, empiezo mi jornada limpiando mi vehículo, desinfectando todo para protegerme y proteger a los usuarios que hacen uso de mi servicio. Cada día mi familia ora por mí para que pueda ser protegido. Con ánimo y esperanza, salgo para proveer para mi familia. Al inicio, el confinamiento fue complicado; salía cada día con la esperanza de regresar sano; el desafío más grande era y es mantener todo muy limpio para cuidarme y cuidar a los míos. El trabajo empezó a disminuir; eso limitaba mis ingresos.
Aunque las restricciones han sido complicadas, el Señor siempre ha estado aquí. Recibí mucha fortaleza física y los ingresos han sido suficientes para cubrir nuestras necesidades. La mano del Señor siempre ha estado presente, gracias a las oraciones de mi familia y la confianza que tenemos en Él. Cuán agradecido estoy en este tiempo por la sabiduría y el conocimiento que Dios ha dado a los hombres para crear formas de comunicarnos con todos, aun a distancia. A pesar de no poder estar en los centros de reuniones y de no participar de los programas de la Iglesia en forma presencial, hemos tenido la oportunidad de encontrarnos con nuestros hermanos por medio de la tecnología. Hemos sido partícipes de reuniones, discursos, charlas para los niños y jóvenes; aun nosotros los adultos hemos sido fortalecidos al escuchar a nuestros líderes dirigirse a nosotros por medio de las plataformas digitales.
Estoy agradecido por este tiempo, el cual me ha permitido estudiar más El Libro de Mormón, he podido acercarme más al Salvador y mi testimonio se ha fortalecido al compartirlo con mi familia. Jesucristo es nuestro Salvador y Redentor. Sin lugar a duda, el Señor vive y Su voz llega a nosotros a través de Sus escrituras. El legado de los profetas nos llena de esperanza de un futuro mejor, de una vida eterna al lado de nuestro Señor.