De qué manera recogemos a Israel en la actualidad
Algunos patriarcas de estaca comparten sus ideas y perspectivas únicas sobre la importancia de recoger a Israel.
En la antigüedad, el Señor hizo un convenio con Abraham de que su posteridad sería un pueblo escogido (véase Génesis 12:1–2). Cuando la posteridad de Abraham, las doce tribus de Israel, se rebelaron, fueron castigados por el Señor, llevados cautivos por Asiria y Babilonia y, finalmente, esparcidos entre todas las naciones (véase Levítico 26:33). Aun así, el Señor deseaba bendecirlos.
Los profetas antiguos y modernos han predicho que Israel, el pueblo del convenio del Señor, será recogido una vez más. En la actualidad, tenemos la sagrada responsabilidad de ayudar a conducir al Israel esparcido al redil. Con respecto a esta importante obra, el presidente Russell M. Nelson ha enseñado: “Cuando hablamos de recoger a Israel a ambos lados del velo, nos referimos, por supuesto, a la obra misional, del templo y de historia familiar. También nos referimos a la edificación de la fe y del testimonio en el corazón de aquellos con quienes vivimos, trabajamos y servimos”1.
Como miembros de las tribus de Israel, se nos dan responsabilidades y bendiciones específicas. La bendición patriarcal nos da a conocer nuestro linaje en la casa de Israel y, por consiguiente, nuestra responsabilidad individual de recoger a Israel. Gracias a que los patriarcas reciben inspiración para darnos a conocer ese linaje, solicitamos a algunos de ellos que compartieran su perspectiva y sus ideas únicas sobre la importancia del recogimiento de Israel.
Nuestro linaje
Todas las personas, aun aquellas que no son descendientes de Abraham, llegan a ser parte de la casa de Israel cuando hacen convenios con Dios. El presidente Russell M. Nelson enseñó: “Algunos de nosotros somos descendientes literales de Abraham; otros son congregados en su familia por adopción; el Señor no hace acepciones […]. En Su Iglesia se proporcionan bendiciones patriarcales para dar a cada persona que la reciba una visión de su futuro, así como una conexión con el pasado, incluso la declaración de su linaje”2.
“Para cumplir con nuestra parte en recoger las tribus de Israel, primero debemos entender qué es lo que debemos hacer”, dijo el hermano Keith Stapleton, patriarca de Georgia, EE. UU. “Cuando a una persona se le declara el linaje en su bendición patriarcal, debe estudiar las bendiciones y las responsabilidades de las tribus de Israel”.
Muchos miembros de la Iglesia en la actualidad son parte de la tribu de Efraín o de Manasés. Los descendientes de esos hombres recibieron la comisión de recoger al Israel disperso o de “arrinconar […] a todos los pueblos” (Deuteronomio 33:17).
Pero, sin importar a qué tribu pertenezcamos, todos tenemos una función importante que desempeñar en el recogimiento. “Cuando entendemos que somos de una de las tribus previstas por los profetas de la antigüedad para ir y recoger a Israel, nos da un sentido de propósito”, dijo el hermano Barre Burgon, patriarca de Utah, EE. UU.
Al conocer y entender nuestro linaje, conocemos y entendemos nuestra responsabilidad por convenio de ayudar en el recogimiento de Israel. “Recuerden que el Señor mandó a Lehi que no fuera a la tierra prometida sin primero obtener las Escrituras que hablaban de sus antepasados”, dijo el hermano Vyacheslav Protopopov, patriarca de Moscú, Rusia. “El Señor quiere que Su pueblo sepa quiénes son”.
Maneras en que podemos recoger a Israel
Hay muchas maneras de participar en el recogimiento de Israel, el cual el presidente Nelson ha descrito como “la obra más importante del mundo”3. Esta obra no tiene por qué ser complicada. De hecho, el ser parte de ella es una experiencia extraordinaria. El hermano Calixto Muruchi, patriarca del departamento de La Paz, Bolivia, explicó que es gracias a Su amor que Dios “nos da la oportunidad de ser instrumentos en Sus manos para que todos Sus hijos e hijas conozcan el evangelio restaurado de Jesucristo y que todos tengamos la oportunidad de volver a Su presencia y heredar la vida eterna”.
¿De qué manera recogemos a Israel? Hay varias cosas que cada uno de nosotros puede hacer para participar en esta gran obra.
Obra misional
Acerca de la importancia de la obra misional, el hermano Wayne Allgaier, patriarca de Maryland, EE. UU., dijo: “Nuestro Padre Celestial está deseoso de bendecir a todos Sus hijos. Los esfuerzos para llevarlos de vuelta a Su redil les permiten recibir esas bendiciones”.
“Les estamos brindando a las personas la posibilidad de la exaltación eterna”, agregó el hermano Burgon. “Ese es el propósito entero de esta vida terrenal… Es, en realidad, la oportunidad para que el Padre Celestial reciba de vuelta a muchos de Sus hijos”.
A menudo, los profetas y apóstoles nos han animado a hacer de la obra misional una parte “normal y natural” de nuestra vida diaria4. Como lo explicó el élder Neil L. Andersen, del Cuórum de los Doce Apóstoles, no tienen que sentirse “culpables por las insuficiencias que crean tener al compartir el Evangelio”. Más bien, “oren […] ‘[para] ser testigos de Dios’ [Mosíah 18:9]” y “estén dispuestos a hablar de su fe en Cristo”5.
Al orar para pedir oportunidades de “encontrar a aquellos que estén dispuestos a permitir que Dios prevalezca en sus vidas”6 seremos guiados para saber cómo compartir la luz del Evangelio con aquellos que nos rodean.
La obra del templo y de historia familiar
El recogimiento de Israel ocurre a ambos lados del velo. El hermano Allgaier ha notado una aceleración del recogimiento de Israel mediante la obra de historia familiar y del templo: “Hemos escuchado al presidente Nelson hablar cada vez más sobre el recogimiento de Israel, de que no es solo obra misional, sino que está a ambos lados del velo. Hay más personas al otro lado del velo de las que hay aquí en la tierra en espera de que se realicen esas ordenanzas esenciales. Esas personas son tan importantes como las personas que viven en la actualidad y que necesitan el Evangelio en la vida terrenal”.
El presidente Nelson enseñó: “Cada vez que hacemos algo que ayude a alguien, en cualquier lado del velo, a hacer y guardar sus convenios con Dios, estamos ayudando a recoger a Israel”7.
Fortalecer Sion
Además de la obra misional, del templo y de historia familiar, el presidente Nelson ha enseñado que el recogimiento de Israel también “[se] ref[iere] a la edificación de la fe y del testimonio en el corazón de aquellos con quienes vivimos, trabajamos y servimos”8.
Eso significa que debemos edificar nuestra propia fe así como apoyar y fortalecer a los demás. El hermano Lovelock, patriarca de Queensland, Australia, afirmó: “Debemos estar inmersos por completo en el Evangelio. Si lo hacemos, estamos ayudando con el recogimiento de Israel”. Cuando estamos inmersos en el Evangelio, podemos fortalecer a otras personas a medida que ministramos, cumplimos con nuestro llamamiento y sostenemos a nuestra familia.
Unirse al recogimiento
“El recogimiento va a ocurrir ya sea que ayudemos en él o no”, dijo el hermano Allgaier. “Es la obra del Señor y Él va a asegurarse de que se haga. A aquellos que participen en él de manera más activa, se les derramarán más bendiciones sobre la cabeza”.
Al procurar enseñar el Evangelio, criar familias rectas, magnificar nuestros llamamientos y ministrar a quienes nos rodean, estamos ayudando a recoger a Israel. El hermano Burgon declaró: “Hay un sentido de urgencia entre el profeta, el Cuórum de los Doce Apóstoles y otros líderes de la Iglesia, de que es tiempo de esforzarnos más. Es tiempo de prepararnos y preparar a los demás para la exaltación eterna”.
“En los últimos años”, dijo el hermano Lovelock, “los jóvenes que han venido a recibir su bendición patriarcal son espíritus muy hermosos y fuertes. No me cabe duda de que algunos de los hijos más preciados y nobles de Dios andan entre nosotros ahora, y se están preparando para la segunda venida de nuestro Salvador Jesucristo, y están ayudando en esta gran obra de recoger a Israel”.
El recogimiento de Israel está ocurriendo ahora, y el Señor predijo que sería un evento glorioso (véase Jeremías 16:14–15). El presidente Russell M. Nelson enseñó: “Al reconocer que somos hijos del convenio, sabemos quiénes somos y lo que Dios espera de nosotros; Su ley se escribe en nuestros corazones; Él es nuestro Dios y nosotros somos Su pueblo”9. Como posteridad del padre Abraham, somos responsables de invitar a los demás a unirse al rebaño mediante la obra misional, y la obra del templo y de historia familiar. Al hacerlo, nos preparamos mejor para la vida eterna.