Tres leccionesdel estudio de Doctrinay Convenios
Podemos aprender acerca de la relación del Señor con nosotros al aprender cómo obró con los Santos de los Últimos Días en el pasado.
Arriba y extrema derecha: ilustraciones por Joshua Dennis; derecha: El abrumador peso de 116 páginas, por Kwani Povi Winder.
Estudiar Doctrina y Convenios este año me ha hecho pensar en las muchas maneras en las que llego a conocer a Dios. A veces siento Su presencia de forma directa. A menudo me sorprende lo cerca que siento que Él está cuando paso tiempo en la naturaleza; y puedo señalar momentos en los que el Señor me ha hablado claramente mediante el Espíritu.
Una parte importante de mi búsqueda por conocer a Dios consiste en contemplar el pasado. Por ejemplo, a menudo logro encontrar sentido a mis pruebas solo después de que ha pasado un tiempo. También saco provecho de estudiar la vida de otras personas que han procurado conocer a Dios. Sus experiencias me ayudan a ser más paciente en mis esfuerzos, a reconocer mis propias impresiones espirituales y confiar en ellas. En pocas palabras, me ayudan a entender mejor cómo el Señor se relaciona con Sus hijos.
Tal vez esa sea la razón por la que el Señor mandó a los santos en la reunión de fundación de la Iglesia: “He aquí, se llevará entre vosotros una historia” (Doctrina y Convenios 21:1). El registro histórico que preservaron los primeros miembros de la Iglesia es una fuente abundante para estudiar cómo Dios obra con nosotros. Me ha resultado particularmente útil estudiar las revelaciones en su contexto histórico, utilizando los recursos disponibles en la sección “Restauración e Historia de la Iglesia” de la Biblioteca del Evangelio.
A continuación hay tres lecciones interrelacionadas que he aprendido este año al estudiar Doctrina y Convenios y la historia de los inicios de la Iglesia.
Las preguntas preceden a la revelación
Casi todas las revelaciones en Doctrina y Convenios se dieron como respuesta a preguntas. Solo una de ellas parece haber sido una intervención divina imprevista (véase Doctrina y Convenios 27). Las preguntas que condujeron a estas revelaciones fueron motivadas por el estudio de las Escrituras, por intensas pruebas o por ideas culturales de la época1. Reflejaban la fe, la curiosidad, las dudas y los temores de los primeros santos.
Doctrina y Convenios 42 es una respuesta a cinco preguntas específicas con respecto a cómo los santos debían congregarse y apoyarse mutuamente2. Las respuestas del Señor son importantes, no solo por su contenido, sino también por lo que nos dicen en cuanto a cómo funciona la revelación. Las circunstancias y las reflexiones de los santos los prepararon. Hacían preguntas, acudían a Dios y en verdad valoraban Sus respuestas.
Piensen en cómo respondemos cuando recibimos información fuera de contexto, como el caso de un anuncio web no solicitado para comprar zapatos. Podría interesarnos, pero es muy probable que lo ignoremos. Sin embargo, cuando necesitamos zapatos y nos ponemos a buscar un par que se adecúe a nuestras necesidades y a nuestros pies, ponemos mucha atención a lo que encontramos y tomamos la decisión de actuar. Eso se aplica de igual manera a nuestra búsqueda espiritual.
El Señor honra nuestro albedrío
Nuestras decisiones son importantes, no solo para nuestro propio desarrollo, sino también para el progreso de la obra del Señor en la tierra. Él es el director, y nosotros somos miembros de la orquesta. Nuestros talentos, experiencia y decisiones contribuyen a la belleza de la música. Kirtland, Ohio, llegó a ser prominente en los comienzos de la Iglesia en parte porque los primeros misioneros decidieron detenerse allí y visitar a amigos de camino al lugar al que habían sido llamados. Sus vínculos y la decisión inspirada de visitar Kirtland fueron importantes para el despliegue de la Restauración.
El Señor permite que todos nosotros, incluso José Smith, cometamos errores. Somos Sus hijos, y como cualquier padre sabio, Él está comprometido con nuestro progreso y desea que aprendamos por medio de la experiencia.
El Señor permitió que José Smith le diera a Martin Harris las primeras 116 páginas de la traducción del Libro de Mormón aunque Él sabía que se perderían. Esa experiencia fue dolorosa para José, pero aprendió a ser un mayordomo más cuidadoso. Fue perdonado y “llamado de nuevo a la obra” (Doctrina y Convenios 3:10).
El Señor está comprometido con nuestro progreso y desea que aprendamos por medio de la experiencia.
Un poco aquí, y otro poco allí
El Señor no le dio a José Smith un manual de instrucciones completo en la Arboleda Sagrada. Las revelaciones reflejan un diálogo continuo entre el Señor y el Profeta. A veces proporcionan una vista panorámica de las eternidades. A menudo eran suficientes para las necesidades del día, y José regresaba más tarde con preguntas adicionales.
Las primeras revelaciones mandaron a los santos a congregarse y edificar la ciudad de Sion en Misuri. Cuando los santos fueron expulsados de esa zona, el Señor le indicó a José Smith que intentaran recuperar la tierra, primero con el Campo de Sion y luego solicitando ayuda al gobierno. Más tarde, José aprendió que Sion era mucho más grande que una ciudad. El recogimiento podía continuar en otros lugares, conforme los santos establecieran estacas y edificaran templos3.
Las circunstancias en las que los santos viven cambian drásticamente con el paso del tiempo. ¡Qué bendición es que la revelación continua nos ayude a superar las necesidades de nuestro mundo cambiante! Las doctrinas fundamentales del Evangelio perduran, pero la Restauración continua anticipa el desafío del cambio.