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Llegar a ser mejores sin amargarnos
Como hijos de Dios que estamos en este desierto terrenal, a menudo cometemos errores, tomamos decisiones imprudentes y nos sentimos arrastrados por la duda y el desaliento. Nuestros amoroso Padre sabía que nuestros días difíciles nos refinarían y nos harían acudir a Él para recibir corrección, dirección y conexión divinas.
El plan de felicidad de Dios comprende convenios que nos fortalecen y nos unen a Él. Mediante el ejemplo de un hermano y una hermana fieles, el élder Neil L. Andersen nos enseña lo que significa ser el pueblo del convenio (véase la página 6).
A medida que he estudiado y dado presentaciones sobre los temas de la felicidad, la resiliencia y las familias florecientes, he podido ver con más claridad la manera en que Dios está pendiente hasta de los detalles más pequeños de nuestra vida. En la página 16, comparto un mensaje que incluye cuatro frases que han sido útiles para brindar esperanza y perspectiva cuando todo parece estar perdido.
La razón por la cual hay paz en la senda de los convenios es que ese angosto y estrecho camino conduce directamente al Príncipe de Paz, Jesucristo. Él es el camino y Su camino conduce a “la paz en este mundo, y la vida eterna en el mundo venidero” (Doctrina y Convenios 59:23).
Con amor,
David Schramm
Profesor adjunto de Desarrollo humano y Estudios sobre la familia de la Universidad Utah State