Solo para versión digital: Jóvenes adultos
¿En verdad influyen en mí los medios de comunicación que utilizo?
Ya sea que nos demos cuenta o no, los medios de comunicación que utilizamos influyen en nosotros. ¿Cómo podemos elegir medios de comunicación que sean “de buena reputación, o digno[s] de alabanza”? (Véase Artículos de Fe 1:13).
Cuando jugaba al tenis en la escuela secundaria, a menudo escuchaba a los otros jugadores decir malas palabras. Intentaba impedir que sus palabras me afectaran, pero durante uno de los partidos, perdí la pelota y entonces se me salió una palabra grosera de la boca. Sin siquiera darme cuenta, poco a poco, me había insensibilizado al lenguaje que usaban hasta el punto de que me parecía natural que el “hombre natural” (véase Mosíah 3:19) que llevaba dentro de mí también lo utilizara.
Todo lo que nos rodea puede influir en nosotros de muchas maneras, y entre las cosas más influyentes que nos rodean cada día están los medios de comunicación. Ya sea que nos demos cuenta o no, los tipos de medios de comunicación que consumimos pueden distorsionar nuestra realidad de manera lenta, casi imperceptible. Tal vez pensemos que ver de vez en cuando medios de comunicación que contengan lenguaje vulgar, sexo o violencia no tiene ningún efecto en nosotros, pero en realidad sí lo tiene. ¿Qué podemos hacer al respecto?
Decidir buscar buenos medios de comunicación
Es importante recordar que, a pesar de todas las cosas horribles a las que podemos acceder a través de nuestros televisores o teléfonos inteligentes, sí existen buenos medios de comunicación. Los misioneros comparten el Evangelio a través de material multimedia edificante. Podemos retomar el contacto con un viejo amigo o leer un mensaje que realmente eleve nuestros espíritus en las redes sociales, pero ¿cómo podemos buscar el material en los medios de comunicación que sea virtuoso, bellos y digno de alabanza? (Véase Artículos de Fe 1:13).
El élder David A. Bednar, del Cuórum de los Doce Apóstoles, ofreció esta prueba infalible: “[…] si algo que pensemos, veamos, escuchemos o hagamos nos separa del Espíritu Santo, entonces debemos dejar de pensar, ver, escuchar o hacer eso. Por ejemplo, si algo que supuestamente es para nuestra diversión nos aleja del Espíritu Santo, entonces esa clase de diversión no es para nosotros”1.
Cada vez que elijo material de los medios de comunicación, me gusta hacerme preguntas como estas: ¿Me ayuda a acercarme más a Dios? ¿Todavía puedo sentir el Espíritu Santo en mi vida? Quizás tú también desees utilizar esas preguntas como guía al buscar material positivo en los medios de comunicación. Y aunque cometamos errores, podemos mejorar de a un paso a la vez al elegir.
No soy el ejemplo perfecto de ello; he visto programas populares que no me motivaban a ser mejor persona y navego por videos de las redes sociales que a veces contienen lenguaje inapropiado, pero estoy tratando de estar más atenta. Cada día trato de escoger material edificante en los medios de comunicación.
¿La voz de quién escuchamos?
En este mundo ajetreado, me es difícil estar sentada tranquila, en silencio. Suelo sacar el teléfono para ver las redes sociales o videos en línea a fin de llenar el silencio; sin embargo, reconozco al Espíritu más a menudo cuando hay silencio. Por eso estoy tratando de ser más consciente de las voces del mundo que, sin querer, permito que ahoguen la voz apacible y delicada (véase 1 Reyes 19:11–12).
Las siguientes son algunas maneras en que todos podemos comenzar a tomar control de nuestro uso de los medios de comunicación:
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Comienza por estar más atento. Deja de mirar sin prestar atención. Dedica tiempo a considerar seriamente lo que metes en tu mente: ¿te distanciará del Espíritu Santo?
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Presta atención a cuándo y por qué usas los medios de comunicación. ¿Dedicas tiempo a sentarte en silencio y sentir el Espíritu? ¿O tiendes a sacar el teléfono en los momentos tranquilos, como yo lo hago a veces?
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Considera tomar descansos frecuentes de los medios de comunicación, tal vez, como parte de tu adoración dominical. Tomar descansos de los medios de comunicación puede ayudarte a ser más perceptivo en cuanto a los efectos que tienen en ti.
Elige los medios de comunicación de manera concienzuda
Elige tomar decisiones conscientes y tener presentes las influencias que invitas a tu vida. Decide volver a evaluar y preguntarte seriamente qué efecto tienen los medios de comunicación en ti. Quizás incluso debas alejarte de ciertos libros, películas, redes sociales o pódcasts para notar los efectos imperceptibles que podrían estar teniendo.
Esto requiere tiempo. Nuestra jornada de esforzarnos para estar en el mundo, pero no ser del mundo es un proceso de refinamiento (véase Juan 17:11, 14–15). Gradualmente, podemos esforzarnos un poco más por ser un poco mejores. El presidente Russell M. Nelson dijo: “Al Señor le agrada el esfuerzo”2. Con el tiempo, podemos llegar a ser refinados para ser puros como el Salvador. Si tropezamos, podemos arrepentirnos y volvernos a Él con verdadera intención y ser refinados aun más. Ese es el milagro de la expiación de Jesucristo.
Cuando estoy inmersa en los medios de comunicación populares, es difícil determinar si las voces del mundo están teniendo efectos negativos en mí, pero sé que cuando dedico tiempo a alejarme un poco de los medios de comunicación, puedo ver cuáles influencias debo eliminar de mi vida. A veces, es una decisión difícil, pero vale la pena.
Seré sincera: ese partido de tenis no fue la última vez que dije una mala palabra, pero cuando me di cuenta de cómo me afectaba formar parte de ese ambiente, tomé la firme decisión de cambiar el grupo de personas con las que me rodeaba. Podemos tomar las mismas decisiones firmes con respecto al material de los medios de comunicación que consumimos.