Voces de los miembros
Nos dio mucho más de lo que necesitábamos
Hace algunos años atrás, una señora dejaba cada mañana la leche para nuestro hijo pequeño y le pagábamos los sábados.
En una oportunidad, no tuvimos una buena semana, ya que éramos estudiantes universitarios aún. Entonces mi esposo llegó de la universidad y le recordé que ya era viernes, entonces salió, como cada noche, en su Volkswagen a trabajar como taxista y no iba a regresar a casa hasta conseguir los veinte soles que debíamos pagar. Regresó muy de noche y feliz con los veinte soles, pero no teníamos veinte soles pues el diezmo era dos soles y él dejó que yo tomara la decisión sobre qué hacer. Decidí que no le fallaría al Señor y puse el diezmo en nuestra cajita de música donde depositábamos cada noche lo ganado del día.
Entonces, sutilmente, yo le dije que él tendría que salir a las seis de la mañana para pagarle a la lechera y explicarle que no teníamos todo su dinero.
A las seis de la mañana, mi esposo se hizo el dormido, pero yo lo desperté y al abrir la puerta se dio con la sorpresa que no era la lechera, sino un amigo que le dijo: “Carlitos, pasaba por acá y recordé que hace tiempo me prestaste veinte soles y aquí están”. Nuestros ojos se llenaron de lágrimas por tan grande bendición.
El cumplir con el Señor y uno de Sus mandamientos nos dio mucho más de lo que necesitábamos y obtuvimos el más grande testimonio que pudiéramos tener. Jamás le hemos fallado ni hemos dudado en pagar un diezmo íntegro en cualquier circunstancia.
Sé que este es Su evangelio y, si cumplimos con esta ley, jamás faltará alimentos en nuestra mesa.
Este es mi testimonio del diezmo.