Escuela Dominical: Doctrina del Evangelio
‘Dios mismo… redimirá a su pueblo’


Lección 18

“Dios mismo… redimirá a su pueblo”

Mosíah 12–17

Objetivo

Ayudar a los miembros de la clase a apreciar la importancia de la expiación de Jesucristo y a seguir fieles a su testimonio de la Expiación.

Preparación

  1. Lea los pasajes de las Escrituras que se mencionan a continuación y medite y ore al respecto:

    1. Mosíah 12–13. Abinadí llama al rey Noé y a sus sacerdotes al arrepentimiento. Les exhorta a guardar los mandamientos. Les enseña que las prácticas y las ordenanzas de la ley de Moisés son símbolos de la expiación de Jesucristo.

    2. Mosíah 14–16. Abinadí cita a Isaías. Testifica de la Expiación y exhorta a los sacerdotes de Noé a enseñar al pueblo que la redención viene por medio de Cristo.

    3. Mosíah 17. Alma, uno de los sacerdotes de Noé, se arrepiente y registra las palabras de Abinadí. Abinadí sella con su vida el testimonio que tenía del Salvador.

  2. Si está disponible la lámina de Abinadí ante el rey Noé, prepárese para usarla durante la lección (62042; Las bellas artes del Evangelio, 308).

  3. Si va a utilizar la actividad para despertar interés, lleve a la clase todas las láminas mencionadas en la actividad, o algunas de ellas.

Sugerencias para el desarrollo de la lección

Actividad para despertar interés

Si lo desea, utilice la siguiente actividad, o una de su preferencia, para comenzar la lección. Escoja la actividad que sea más apropiada para su clase.

Explique que hay muchos relatos en las Escrituras sobre ocasiones en las que el Señor mandó a las personas cumplir misiones difíciles.

• ¿Cuáles son algunas misiones o llamamientos difíciles registrados en las Escrituras? (A continuación se encuentra una lista de posibles respuestas, junto con el número de la lámina que ilustra cada uno de los acontecimientos.)

  1. Noé predicando al pueblo (62053; Las bellas artes del Evangelio, 102).

  2. Moisés guía a los israelitas fuera de Egipto (62100).

  3. Lehi amonesta al pueblo de Jerusalén (62517; Las bellas artes del Evangelio, 300).

  4. Ester se presenta ante el rey Asuero (Las bellas artes del Evangelio, 125).

  5. Abinadí predica al rey Noé (62042; Las bellas artes del Evangelio, 308).

  6. Samuel predica en Zarahemla (62370; Las bellas artes del Evangelio, 314).

  7. José Smith cumple su misión como el Profeta de la Restauración (62470; Las bellas artes del Evangelio, 403).

• ¿Por qué fueron difíciles esas misiones? ¿Por qué estuvieron dispuestas esas personas a cumplir sus misiones a pesar de lo difícil de las circunstancias?

Muestre la lámina de Abinadí ante el rey Noé y explique que en esta lección se analizarán las enseñanzas de Abinadí. Inste a los miembros de la clase a buscar las razones por las que Abinadí estuvo dispuesto a dar su vida con el fin de predicar al pueblo.

Análisis y aplicación de las Escrituras

Con la ayuda de la oración, seleccione los pasajes de las Escrituras, las preguntas y otros materiales de la lección que mejor satisfagan las necesidades de los miembros de la clase. Analicen la forma en que los pasajes seleccionados se aplican al diario vivir. Anime a los miembros de la clase a compartir experiencias que hayan tenido que se relacionen con los principios que se encuentran en las Escrituras.

1. Abinadí llama a Noé y a sus sacerdotes al arrepentimiento, les exhorta a guardar los mandamientos y les enseña acerca de la Expiación.

Analicen los capítulos 12 y 13 de Mosíah. Pida a varios miembros de la clase que lean en voz alta los versículos que usted haya seleccionado. Si va a usar la lámina de Abinadí ante el rey Noé, muéstrela durante toda la lección.

• Dos años después de que Abinadí predicó por primera vez al pueblo de Noé, regresó para decirles que debido a que no se habían arrepentido, sufrirían y serían llevados al cautiverio (Mosíah 12:1–7). También les dijo que serían destruidos si no se arrepentían (Mosíah 12:8). ¿Cómo respondió el pueblo a su mensaje? (Véase Mosíah 12:9–16.) ¿Por qué defendió el pueblo a Noé?

• Después de que Abinadí resistió los esfuerzos de los sacerdotes por “confundirlo”, uno de ellos le hizo una pregunta acerca de un pasaje de las Escrituras (Mosíah 12:20–24; pida a un miembro de la clase que lea estos versículos en voz alta). ¿Por qué no pudieron los sacerdotes comprender este pasaje de las Escrituras? (Véase Mosíah 12:25–27. Nótese que más adelante en esta lección se analiza el significado de este pasaje.) ¿Qué significa aplicar nuestro corazón para entender? ¿Por qué es importante aplicar nuestro corazón al estudiar y al enseñar el Evangelio? (Véase D. y C. 8:2–3.)

• De acuerdo con lo que reveló Abinadí, ¿qué había de malo en la afirmación de los sacerdotes de que ellos enseñaban la ley de Moisés? (Véase Mosíah 12:28–37.) ¿Por qué es importante que nos esforcemos por vivir de acuerdo con las verdades que enseñamos?

• ¿Qué fue lo que sucedió que hizo posible que Abinadí comunicara su mensaje? (Véase Mosíah 13:1–9. Señale que el Señor hizo esto a fin de que Abinadí pudiera testificar de la expiación de Jesucristo, lo cual ilustra la importancia del mensaje de la Expiación.)

• ¿Por qué leyó Abinadí los Diez Mandamientos a Noé y a sus sacerdotes? (Véase Mosíah 13:11.) ¿Qué significa tener los mandamientos “escritos en [nuestros] corazones”? ¿En qué forma el tener los mandamientos escritos en nuestros corazones podría afectar nuestros esfuerzos por obedecerlos?

• Después de llamar a Noé y a sus sacerdotes al arrepentimiento por no guardar la ley de Moisés, Abinadí dijo: “ …la salvación no viene sólo por la ley” (Mosíah 13:28). ¿Cómo viene la salvación? (Véase Mosíah 13:14, 28, 32–25; Artículo de Fe Nº 13.)

• ¿Cuál era el objetivo de la ley de Moisés? (Véase Mosíah 13:29–33. Explique que las prácticas y las ordenanzas de la ley de Moisés eran símbolos de cosas futuras. Se dieron para ayudar al pueblo a mirar hacia Cristo.)

2. Abinadí cita a Isaías, testifica de la Expiación y exhorta a los sacerdotes de Noé a enseñar al pueblo que la redención se recibe por medio de Cristo.

Lean y analicen los versículos de Mosíah 14–16 que usted haya seleccionado.

• Como parte de su testimonio de Jesucristo, Abinadí citó al profeta Isaías. ¿Qué aprendemos acerca del Salvador en esta profecía que se cita en Mosíah 14? (Pida a varios miembros de la clase que se turnen para leer los versículos de este capítulo a fin de encontrar las respuestas a esta pregunta. Haga un resumen de las respuestas de ellos en la pizarra. A continuación figuran algunas posibles respuestas.)

  1. El Salvador vivió con mansedumbre y humildad (Mosíah 14:2).

  2. Muchas personas lo rechazaron (Mosíah 14:3).

  3. Llevó nuestros pesares y nuestros dolores (Mosíah 14:4).

  4. Tomó sobre Sí los pecados de todas las personas (Mosíah 14:5–6, 8, 10–12).

  5. Se sujetó voluntariamente a la persecución y a la muerte (Mosíah 14:7–9).

  6. No tenía pecado (Mosíah 14:9).

• Abinadí dijo que el Salvador “[satisfizo] las exigencias de la justicia” (Mosíah 15:9). ¿Qué son las exigencias de la justicia? (Véase Alma 42:11, 14.) ¿Qué hizo el Salvador para satisfacer las exigencias de la justicia? (Véase Mosíah 15:9; Alma 42:12–13, 15.)

• Abinadí habló de la posteridad, o sea, los hijos y las hijas de Jesucristo (Mosíah 15:10; véase también Mosíah 14:10). ¿Qué significa ser los hijos y las hijas del Salvador? (Véase Mosíah 15:11–14; véase también Mosíah 5:5–7. Explique que Jesucristo es el autor de la salvación. Existe una relación de Padre e hijo entre él y los que acepten Su Evangelio. Llegamos a ser Su posteridad, o sea, Sus hijos e hijas, cuando creemos en él, nos arrepentimos de nuestros pecados y concertamos un convenio de hacer Su voluntad y obedecer Sus mandamientos.)

• Recuerde a los miembros de la clase que uno de los sacerdotes de Noé le pidió a Abinadí que interpretara la declaración de Isaías: “¡Cuán hermosos sobre las montañas son los pies de aquel que trae buenas nuevas” (Mosíah 12:20–24). ¿Cuáles son esas buenas nuevas? (Véase Mosíah 15:19–25; D. y C. 76:40–42.) ¿Quiénes son los mensajeros que comparten esas buenas nuevas? (Véase Mosíah 15:13–18. El Salvador mismo, los profetas y otras personas que comparten el Evangelio.) ¿Cómo podemos ayudar a llevar esas buenas nuevas a otras personas?

• ¿Cómo seremos bendecidos después de morir si hemos creído en Cristo, le hemos seguido y hemos aceptado Su Expiación? (Véase Mosíah 15:21–23; 16:8–11.) ¿Qué nos sucederá si hemos rechazado a Cristo y Su Expiación? (Véase Mosíah 15:26–27; 16:2–3, 5, 10–12.)

• Al final de su discurso, ¿qué fue lo que Abinadí exhortó a hacer a Noé y a los sacerdotes? (Véase Mosíah 16:13–15.) ¿Cómo podemos aplicar ese consejo en nuestra vida?

3. Abinadí sella su testimonio del Salvador con su vida.

Lean y analicen los versículos de Mosíah 17 que usted haya seleccionado.

• ¿Tuvo éxito la misión de Abinadí ante el rey Noé y su pueblo? ¿Por qué o por qué no? ¿Quién se convirtió como resultado de las enseñanzas de Abinadí? (Véase Mosíah 17:2–4; Alma 5:11–12; véase también la cuarta sugerencia adicional para la enseñanza.)

• Después de que Abinadí dio su mensaje, ¿qué fue lo que el rey Noé y los jueces decidieron hacer con él? (Véase Mosíah 17:1, 7.) ¿Qué pudo haber hecho Abinadí para evitar que lo mataran? (Véase Mosíah 17:8.) ¿Por qué rehusó retractarse de sus palabras? (Véase Mosíah 17:9–10, 20.) Aunque no es probable que tengamos que morir por nuestra fe, ¿cómo podemos seguir el ejemplo de Abinadí?

El presidente Ezra Taft Benson dijo: “…Cristo cambia a las personas, y aquellos que hayan cambiado pueden a su vez cambiar al mundo. Los que se transforman por Cristo permitirán que él los guíe… los que siguen a Cristo se amalgamarán con él… Ellos hacen la voluntad de Dios en lugar de la propia. (Véase Juan 5:30.) Hacen siempre lo que complace al Señor. (Véase Juan 8:29.) No sólo son capaces de morir por el Señor, sino, lo que es más importante aún, desean vivir [para] él” (“Nacidos de Dios”, Liahona, enero de 1986, pág. 2).

Conclusión

Haga notar que las acciones de Abinadí y de Alma nos ayudan a comprender la importancia de la Expiación. El Señor preservó la vida de Abinadí con el fin de que testificara de la Expiación (Mosíah 13:1–9). Después de que Abinadí compartió su mensaje, “[selló] la verdad de sus palabras con su muerte” (Mosíah 17:20). Alma escribió “todas las palabras que Abinadí había hablado” (Mosíah 17:4), y después obedeció el mandato de Abinadí de “[enseñar] que la redención viene por medio de Cristo el Señor” (Mosíah 16:15). Anime a los miembros de la clase a seguir fieles a su testimonio y a compartir el mensaje de la Expiación.

De acuerdo con la inspiración del Espíritu, testifique de las verdades que se analizaron durante la lección.

Sugerencias adicionales para la enseñanza

El siguiente material complementa las sugerencias para el desarrollo de la lección. Si lo desea, utilice uno o más de estos conceptos como parte de la lección.

1. Himno.

Junto con los miembros de la clase, canten o lean las palabras de un himno acerca de la expiación de Jesucristo, por ejemplo, “Asombro me da” (Himnos, Nº 118) o “Jesús en la corte celestial” (Himnos, Nº 116); o, si lo desea, toque una grabación de un himno sobre el tema de la Expiación.

2. Presentación en video.

Cuando hablen del testimonio de Abinadí en cuanto al Salvador y de la reacción del rey Noé y sus sacerdotes, muestre el segmento de cinco minutos “¿Qué pensáis del Cristo?” del video Noche de Hogar - Suplemento en video (Español) (5X736 002).

3. “El Padre y el Hijo” (Mosíah 15:2).

Utilice la siguiente información para explicar las enseñanzas de Abinadí que se encuentran en Mosíah 15:1–9:

Cuando Abinadí habló de Jesús como “el Padre y el Hijo”, no estaba enseñando que nuestro Padre Celestial y Jesucristo son la misma persona. Nuestro Padre Celestial, Jesucristo y el Espíritu Santo son tres Personajes separados y distintos (D. y C. 130:22).

Cuando los profetas antiguos hablaban de Dios o del Señor, a menudo se referían a Jehová, el Mesías premortal (Mosíah 13:33–34; 14:6). Por tanto, Abinadí enseñaba de Jesucristo cuando dijo: “Dios mismo descenderá entre los hijos de los hombres, y redimirá a su pueblo” (Mosíah 15:1; véase también Mosíah 7:27–28). Las enseñanzas de Abinadí que se encuentran en Mosíah 15:1–9 se refieren al papel de Jesús como Padre y a Su papel como el Hijo de Dios.

El papel de Jesús como Padre comprende (a) Su obra como “el Padre del cielo y de la tierra, el Creador de todas las cosas desde el principio” (Mosíah 3:8); (b) Su misión como el Padre de los que acepten Su Evangelio y le sigan (Mosíah 5:7; 15:10–13; Éter 3:14); Su autoridad para hablar y actuar en nombre de nuestro Padre Celestial, llamada la “divina investidura de autoridad”. El papel de Jesús como Hijo de Dios comprende (a) Su expiación por los pecados del mundo (Mosíah 15:6–9) y (b) Su servicio como nuestro Mediador y Abogado ante el Padre Celestial (Jacob 4:10–11; D. y C. 45:3–5).

Abinadí dijo que a Jesús se le llamó el Hijo “porque morará en la carne” y el Padre “porque fue concebido por el poder de Dios” (Mosíah 15:2–3; véase también D. y C. 93:3–49). Cuando Abinadí habló de “la voluntad del Hijo siendo absorbida en la voluntad del Padre” (Mosíah 15:7), se refería a que Jesús sujetaría Su carne a Su espíritu (Mosíah 15:2–5; véase también 3 Nefi 1:14). Cuando Jesús sujetó Su carne a Su espíritu, también sujetó Su voluntad a la de nuestro Padre Celestial (Mateo 26:39; D. y C. 19:16–19).

4. Los resultados invisibles de la obra misional.

Explique que es posible que Abinadí haya muerto sin saber si alguien había creído en sus enseñanzas. Pero Alma se convirtió como resultado de los esfuerzos de Abinadí, y él y sus descendientes tuvieron una gran influencia en los nefitas por muchas generaciones. Comparta la siguiente historia que relató el presidente Gordon B. Hinckley:

“Ustedes no saben cuánto bien pueden hacer; no pueden prever los resultados de su esfuerzo. Hace años, el presidente Charles A. Callis, en aquel entonces miembro del Quórum de los Doce, pero que tiempo atrás había servido durante veinticinco años como presidente de la Misión de los Estados del Sur de los Estados Unidos, me relató esta historia. Dijo que había tenido un misionero en el sur [de los Estados Unidos] que al concluir la misión fue a recibir su relevo. Su presidente de misión le preguntó: ‘¿Ha tenido una buena misión?’

“él le contestó: ‘No’.

“ ‘¿Por qué no?’

“ ‘Mis esfuerzos no han dado resultados. He malgastado mi tiempo y el dinero de mi padre. He perdido el tiempo’.

“El hermano Callis le preguntó: ‘¿No ha bautizado a nadie?’

“Le contestó: ‘Bauticé a una sola persona en los dos años que he estado aquí, un niño de doce años de edad allá en las áreas rurales del estado de Tennessee’.

“Se fue a casa sintiéndose un fracaso. El hermano Callis dijo: ‘Decidí seguirle la pista a ese joven que había sido bautizado. Quise saber qué era de su vida…

“‘A través de los años estuve al tanto de él. Llegó a ser Superintendente de la Escuela Dominical, y con el tiempo llegó a ser el presidente de la rama. Se casó y dejaron la pequeña granja que alquilaban, en la que habían vivido él y sus padres, y consiguió un terreno propio y lo hizo prosperar. Llegó a ser el presidente de distrito. Vendió ese terreno en Tennessee, se mudó a Idaho y compró una granja junto al río Snake y allí prosperaron. Sus hijos crecieron y sirvieron en misiones. Regresaron y tuvieron hijos propios que también sirvieron en misiones’.

“El hermano Callis continuó: ‘Acabo de pasar una semana en Idaho buscando a todo miembro de esa familia que pude encontrar y hablándoles del servicio misional. Descubrí que, como resultado del bautismo de ese niño en las áreas rurales de Tennessee por un misionero que se consideraba un fracaso, más de 1.100 personas se han unido a la Iglesia’.

“Queridos hermanos y hermanas, cuando sirven como misioneros, nunca se pueden predecir las consecuencias de la obra” (Teachings of Gordon B. Hinckley, 1997, págs. 360–361; véase también Sacerdocio Aarónico, manual 3 [34822 002], págs 107–108).

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