“Capítulo 61: El Batallón Mormón: Junio de 1846–julio de 1847,” Relatos de Doctrina y Convenios (2002), 217–21 “Capítulo 61,” Relatos de Doctrina y Convenios, 217–21 Capítulo 61 El Batallón Mormón Junio de 1846–julio de 1847 Mientras los santos estaban en Iowa, el capitán James Allen, del Ejército de los Estados Unidos fue a ver a Brigham Young, para decirle que el presidente de los Estados Unidos quería que 500 hombres de la Iglesia se unieran al ejército para ayudar en una guerra con México. Aun cuando ésta era una época difícil para los santos y se necesitaba a los hombres para hacer el viaje hacia el oeste, Brigham Young los exhortó a que fueran. El dinero que se les pagaría sería de ayuda para sus familias, para los santos pobres y para los misioneros. El prestar servicio en el ejército también mostraría la lealtad de los miembros de la Iglesia a su país. El capitán Allen habló con los hombres y 541 de ellos se unieron al ejército. Se les llamó el Batallón Mormón. Brigham Young les dijo que fueran los mejores soldados del ejército. Les dijo también que llevaran con ellos la Biblia y el Libro de Mormón y que fueran limpios, ordenados y corteses. Les exhortó a que no dijeran malas palabras y a que no jugaran con naipes. Brigham Young les dijo que obedecieran los mandamientos de Dios y que, si lo hacían, no tendrían que pelear. En julio de 1846, los hombres del Batallón Mormón se fueron con el capitán Allen. Fue difícil para ellos dejar a sus esposas y a sus hijos en un momento tan difícil, pero Brigham Young dijo que cuidarían a sus familias mientras ellos no estuvieran. El Batallón Mormón fue al Fuerte Leavenworth, donde recibieron provisiones, y luego viajaron al sudoeste hacia California. Las familias de unos cuantos soldados viajaron con ellos. El viaje del batallón fue muy difícil. Los caminos estaban muy mal y a veces las carretas se atascaban. También era difícil encontrar agua para tomar y, a veces, no había árboles donde los hombres pudieran descansar en la sombra. Algunas de las personas cayeron enfermas y el capitán decidió que las mujeres y los niños, así como los soldados que estaban enfermos, debían ir a Colorado y quedarse en un lugar llamado Pueblo. Pasaron allí el invierno y el siguiente verano se reunieron con los pioneros que estaban cruzando las llanuras. La mayoría de los soldados del batallón siguieron marchando. A veces tenían que cavar bastante en la arena para encontrar agua y no tenían suficiente comida. Con frecuencia no había madera para hacer fogatas, así que los hombres tenían que quemar maleza. Los soldados se encontraron con indígenas y con otras personas que tenían alimentos. Los soldados no tenían dinero para comprar comida, así que intercambiaron su ropa con los indígenas por comida. Con el tiempo el Batallón Mormón llegó a unas montañas muy empinadas. Los hombres tuvieron que atar cuerdas a las carretas y tirar de ellas para poder subir por las laderas de las montañas. Cuando tenían que bajar, dejaban que las carretas se deslizaran. Un día, unos toros salvajes atacaron a los soldados y ellos les hicieron frente y finalmente lograron que se fueran. Tres de los soldados resultaron heridos. Por fin, después de marchar más de 3.200 kilómetros, el Batallón Mormón llegó al Océano Pacífico el 29 de enero de 1847. Los hombres estaban muy cansados y su ropa estaba toda rasgada, pero se alegraron de que su larga marcha hubiera llegado a su fin. Los hombres trabajaron en California para terminar su año de servicio en el ejército y luego se les permitió ir a reunirse con sus familias. Tal como Brigham Young había prometido, los hombres del Batallón Mormón no tuvieron que pelear. Algunos de los hombres se quedaron en California, pero la mayoría de ellos se fueron a las Montañas Rocosas para estar con sus familias y con otros santos que estaban llegando a ese lugar. (El mapa de la página 234 muestra la ruta del Batallón Mormón.)