“Capítulo 8: Preparativos para la Iglesia de Jesucristo: Abril de 1830,” Relatos de Doctrina y Convenios (2002), 34–39 “Capítulo 8,” Relatos de Doctrina y Convenios, 34–39 Capítulo 8 Preparativos para la Iglesia de Jesucristo Abril de 1830 Ya casi había llegado el momento de que la Iglesia de Jesucristo estuviera nuevamente en la tierra. Jesús dio a José Smith una revelación para que las personas estuvieran listas para Su Iglesia, y también reveló más en cuanto a Su evangelio y sobre otras cosas que las personas necesitaban saber antes de que se organizara Su Iglesia. Doctrina y Convenios 20:1–4 Jesús dijo que el Libro de Mormón enseña Su evangelio y que testifica de Dios y de Su obra. Jesús prometió bendiciones a los que reciban el libro con fe, y castigo a los que lo rechacen. Doctrina y Convenios 20:8–16 Jesús habló en cuanto a Su vida en la tierra. Nuestro Padre Celestial lo envió para que fuera nuestro Salvador. Satanás lo tentó, pero Jesús no lo escuchó. Doctrina y Convenios 20:20–22 Jesús sintió mucha tristeza por las cosas malas que la gente hace. Hacia el fin de Su vida, sufrió y sangró por todas las personas. Si la gente se arrepiente, no sufrirá como Él sufrió. Doctrina y Convenios 19:16–18 La gente malvada puso a Jesús en una cruz y lo mató. Doctrina y Convenios 20:23 Los amigos de Jesús pusieron Su cuerpo en una tumba. Mateo 27:57–61 Después de tres días, Jesús resucitó. ¡Estaba vivo nuevamente! Doctrina y Convenios 20:23 Gracias a que Jesús resucitó, todas las personas resucitarán; y gracias a que sufrió y murió por los pecados de todas las personas, podemos ser perdonados si nos arrepentimos. Si tenemos fe, nos arrepentimos, somos bautizados y nos esforzamos por guardar los mandamientos, regresaremos a vivir con nuestro Padre Celestial. Doctrina y Convenios 19:17; 20:25 Jesús también enseñó a las personas en cuanto al bautismo y dijo que debemos ser bautizados para llegar a ser miembros de Su Iglesia. Las personas que quieran ser bautizadas deben arrepentirse, deben amar y obedecer a Jesús, y deben tener por lo menos ocho años. Doctrina y Convenios 20:37, 71; 68:27 Jesús enseñó la forma correcta de bautizar y explicó que un presbítero en el Sacerdocio Aarónico o un hombre que tenga el Sacerdocio de Melquisedec puede bautizar a otra persona. El hombre lleva a la persona al agua y ofrece una oración especial. Doctrina y Convenios 20:72–73 El hombre que está bautizando pone a la persona debajo del agua y luego la saca. Doctrina y Convenios 20:74 Cuando las personas se bautizan, prometen obedecer a Jesús y también prometen hacer y decir cosas buenas. Doctrina y Convenios 20:69 Jesús habló de la bendición de los bebés. Los hombres que tienen el Sacerdocio de Melquisedec pueden bendecir a los bebés. Los hombres sostienen al bebé en los brazos y uno de ellos le da un nombre y una bendición. Doctrina y Convenios 20:70 Jesús habló sobre la Santa Cena y dijo que la debemos tomar a menudo. Pero si hacemos algo malo, no debemos tomar la Santa Cena hasta que nos hayamos arrepentido. Doctrina y Convenios 20:75 Tomamos la Santa Cena para recordar a Jesús. El pan nos ayuda a pensar en Su cuerpo y a recordar que murió por nosotros en la cruz. Doctrina y Convenios 20:77 El agua nos ayuda a pensar en la sangre de Jesús y a recordar que sufrió y sangró por nosotros en el Jardín de Getsemaní. Doctrina y Convenios 20:79 Cuando tomamos la Santa Cena hacemos convenios. Un convenio es una promesa. Prometemos que trataremos de ser como Jesús, que siempre lo recordaremos y que obedeceremos Sus mandamientos. Si cumplimos con los convenios, se nos promete que Su Espíritu nos acompañará. Doctrina y Convenios 20:77, 79