Recursos para la familia
Introducción


Introducción

Objetivo de este curso

Este curso está designado a ayudar a los miembros de la Iglesia a fortalecer sus matrimonios y sus familias y a encontrar gozo en sus relaciones familiares. Está dividido en dos partes: La parte A: “El fortalecimiento del matrimonio”, es especialmente de ayuda para las parejas casadas y también para los miembros que se estén preparando para contraer matrimonio. La parte B: “La responsabilidad de los padres de fortalecer a la familia”, es una ayuda para los padres y los abuelos en sus esfuerzos por “[criar a los hijos] en disciplina y amonestación del Señor” (Efesios 6:4).

El curso está basado en doctrinas y principios que se enseñan en las Escrituras y por medio de los profetas y apóstoles de los últimos días. En especial hace hincapié en “La familia: Una proclamación para el mundo”, la que se incluye en la página IX.

Sus responsabilidades como maestro

A medida que usted reflexione sobre la importancia eterna del matrimonio y de la familia y en la gran necesidad que existe de fortalecer los matrimonios y las familias, empezará a entender la inmensa importancia que tiene su llamamiento de enseñar este curso. Su dedicación y el prepararse con la ayuda de la oración, le acarrearán bendiciones a usted y a su familia, como también a los participantes en este curso. Al esforzarse por magnificar su llamamiento, recuerde los principios que se bosquejan en esta página y en las páginas XI–XIV.

Prepárese para enseñar

Como instructor(a) de este curso, su responsabilidad es enseñar las doctrinas del Evangelio por el poder del Espíritu Santo. Usted no tiene que tener capacitación profesional en asesoría familiar, como tampoco tiene que ser capaz de solucionar todos los problemas que se puedan presentar en una familia. Los análisis en la clase deben guiar a los participantes a meditar y a orar con respecto a sus propias vidas y a hacer mejoras en sus respectivas familias.

Con objeto de obtener ayuda en la enseñanza de los principios básicos y esenciales del Evangelio, como por ejemplo la preparación personal, el amor hacia los que enseña y la enseñanza por medio del Espíritu, refiérase a los siguientes materiales de consulta:

  • Sección 16 “Enseñanza del Evangelio y liderazgo”, del Manual de Instrucciones de la Iglesia, Libro 2: Líderes del sacerdocio y de las organizaciones auxiliares (35209 002 o 35903 002).

  • • La enseñanza: El llamamiento más importante (36123 002).

  • • La enseñanza, guía (34595 002).

Tenga en mente el gran alcance que tienen las enseñanzas que se estudiarán en el curso

Antes de enseñar la primera lección, aparte un tiempo para leer todo el curso, lo que le ayudará a ver la forma en que funcionan las lecciones en conjunto para fortalecer los matrimonios y las familias.

A medida que se prepare para cada lección, será de utilidad que revise el índice de temas (páginas V–VIII), en el que se ofrece una visión general del curso. Repase lo que ya haya enseñado y aprendido y reflexione en cuanto a la forma en que las doctrinas y los principios de cada lección apoyan el curso en su totalidad.

Empiece la preparación de la lección con anticipación

Su preparación para cada lección tendrá mucho más éxito si la empieza con anticipación. Poco después de que haya enseñado una lección, dé una mirada a la próxima, dado que, al tener una idea de lo que enseñará, podrá meditar en cuanto a la lección durante la semana. Eso le ayudará a estar más consciente de los principios que debe destacar, los métodos que usará y las experiencias que puede compartir.

Seleccione el material de la lección que mejor satisfaga las necesidades de los participantes

Estudie con detenimiento las doctrinas y los principios de cada lección, buscando la guía del Espíritu para que le ayude a seleccionar el material de la lección que satisfaga mejor las necesidades de los participantes. Recuerde que “el éxito de una lección se mide por la influencia que ejerza en sus alumnos” (“La enseñanza: El llamamiento más importante [2000], pág. 116).

Determine cómo enseñar la lección

Además de determinar qué va a enseñar en una lección, es importante decidir cómo lo enseñará. Siempre debe empeñarse en enseñar de una forma que estimule a los participantes a aplicar las doctrinas y los principios que aprendan.

Las lecciones de este curso se deben presentar más como análisis que como disertaciones. Ayude a los miembros a participar en forma significativa en los análisis que se hacen de las doctrinas y los principios que usted enseñe. En Doctrina y Convenios 88:122 se encuentra el consejo del Señor con respecto al análisis en una clase: “Nombrad de entre vosotros a un maestro; y no tomen todos la palabra al mismo tiempo, sino hable uno a la vez y escuchen todos lo que él dijere, para que cuando todos hayan hablado, todos sean edificados de todos y cada hombre tenga igual privilegio”. Vea las páginas 63–65 de La enseñanza: El llamamiento más importante para informarse en cuanto a cómo dirigir los análisis.

Según sea apropiado, utilice una variedad de métodos para ayudar a los participantes a aprender y a entender los principios de las lecciones. Por ejemplo, busque oportunidades de usar la pizarra, de valerse de lecciones prácticas y de poner a la vista láminas. Para encontrar ayuda en el uso de ésos y de otros métodos, refiérase a las páginas 158–184 de La enseñanza: El llamamiento más importante.

Invite a los participantes a aplicar lo que aprendan

Como maestro del Evangelio, usted no debe conformarse con simplemente compartir información, aun cuando lo haga de una forma original e interesante. Su objetivo es ayudar a otras personas a vivir de acuerdo con las doctrinas y los principios que hayan aprendido. El presidente Harold B. Lee, el undécimo Presidente de la Iglesia, aconsejó:

“En cierto sentido, todos los principios y las ordenanzas del Evangelio no son más que una invitación a aprender el Evangelio por medio de la práctica de sus enseñanzas. Nadie conoce el principio del diezmo sino hasta que paga el diezmo. Nadie conoce el principio de la Palabra de Sabiduría sino hasta que guarda la Palabra de Sabiduría; por lo que, tanto los niños como los adultos no se convierten a la ley del diezmo, ni a la Palabra de Sabiduría, ni al santificar el día de reposo ni a la oración, con sólo escuchar a alguien hablar sobre esos principios, ya que aprendemos el Evangelio al vivirlo…

“…nunca conocemos nada realmente en cuanto a las enseñanzas del Evangelio sino hasta que hayamos experimentado las bendiciones que se reciben por vivir cada principio” (Stand Ye in Holy Places, 1974, pág. 215).

A menudo la revista Liahona contiene relatos inspiradores que ilustran la forma en que han sido bendecidos los miembros de la Iglesia cuando han vivido el Evangelio. Si busca en el índice de la revista, podrá encontrar relatos que enseñan ciertas doctrinas y principios. Considere la posibilidad de compartir algunos de esos relatos en la clase.

Al final de cada lección, invite a los participantes a aplicar lo que hayan aprendido. Asegúrese de dejar tiempo suficiente para hacer una invitación que les inspire a hacerlo. Planifique la forma de hacer esas invitaciones; por ejemplo, después de la lección 9, cuyo título es “Herencia de Jehová son los hijos”, usted podría repasar los principios fundamentales de la lección y luego invitar a los participantes a comprometerse a pasar tiempo a solas con cada uno de sus hijos.

Exhorte a los participantes a usar la guía de estudio durante el curso

Como parte de su preparación para cada lección, usted debe repasar el material correspondiente de Matrimonio y relaciones familiares, Guía de estudio para el participante (36357 002). Planee la forma de alentar a los participantes a (1) seguir por lo menos una de las sugerencias de “Ideas para poner en práctica” y (2) leer el artículo o los artículos que acompañan a cada lección. Haga hincapié en que los matrimonios pueden recibir grandes beneficios al leer y analizar juntos los artículos de la guía de estudio.

Los participantes deben llevar a la clase su guía de estudio para cada lección.

Ponga atención a las necesidades de aquellos que no estén en situaciones familiares tradicionales

Sea discreto ante las circunstancias individuales de los participantes, algunos de los cuales pueden no estar casados, ser viudos, divorciados o estar en otras situaciones familiares difíciles. Tenga presente la siguiente declaración que hizo el presidente Spencer W. Kimball, duodécimo Presidente de la Iglesia: “No tenemos… otro camino que el de continuar consagrándonos a la idea de la familia Santo de los Últimos Días. El hecho de que haya en este momento quienes no tengan el privilegio de vivir dentro de dicho tipo de familia, no constituye razón suficiente para que detengamos su promulgación. Discutimos con criterio la vida familiar; sin embargo, comprendemos que hay muchos… que no cuentan con el privilegio de pertenecer o de contribuir activamente a tal tipo de familia. Pero, no podemos apartarnos de esa norma, porque muchas son las cosas que de ella dependen” (“Privilegios y responsabilidades de la mujer”, Liahona, febrero de 1979, pág. 142).

Cómo tratar los problemas familiares serios

Al estimular el análisis, asegúrese de que los participantes entiendan que no es conveniente compartir los detalles de problemas familiares serios. Si los participantes piden consejos sobre dificultades serias, recomiéndeles de manera amable que conversen en forma privada con el obispo, quien podrá aconsejarlos. Él también puede recomendarles la asesoría de “LDS Family Services” (servicio disponible en ciertos lugares) o de otras organizaciones de la comunidad que ofrezcan asistencia que esté de acuerdo con las normas de la Iglesia.

Materiales que debe utilizar

La Iglesia ha producido suficientes materiales de consulta para ayudarle a enseñar las doctrinas y los principios verdaderos sobre el matrimonio y la familia; por lo que, tanto para la preparación como para la enseñanza, tenga a bien evitar el uso de materiales producidos comercialmente. Los materiales de consulta principales para enseñar este curso son las Escrituras, este manual y Matrimonio y relaciones familiares, Guía de estudio para el participante. Se ha meditado profundamente y se ha orado para preparar los materiales para este curso.

Materiales de consulta adicionales

Los siguientes materiales de consulta producidos por la Iglesia proporcionan información adicional sobre los temas que se analizan en este curso. Se encuentran disponibles por medio de los centros de distribución de la Iglesia. Usted puede considerar conveniente alentar a los participantes a usar estas publicaciones con sus familias (están anotadas en la página VI de Matrimonio y relaciones familiares, Guía de estudio para el participante).

  • • Guía para la organización familiar (31180 002). Esta guía describe la organización de la familia, proporciona información con respecto a la enseñanza del Evangelio en el hogar y explica resumidamente los procedimientos para las ordenanzas y las bendiciones del sacerdocio.

  • Artículos sobre el matrimonio y la familia en la revista Liahona.

  • Manual de sugerencias para la noche de hogar (31106 002). Este manual ayuda a los padres y a los hijos a preparar lecciones para la noche de hogar para la familia (páginas 3–176, 189–256). Contiene ideas para hacer que las noches de hogar sean un éxito (páginas 177–186) e incluye sugerencias para enseñar principios específicos a los niños así como las responsabilidades que les corresponden a ellos (páginas 257–291). También cuenta con ideas para actividades familiares (páginas 293–370).

  • La enseñanza: El llamamiento más importante (36123 002). Este material de consulta contiene principios y sugerencias prácticas para ayudar a los miembros de la Iglesia a mejorar como maestros del Evangelio. La parte D, “La enseñanza en el hogar” (páginas 141–177), es particularmente útil para los padres.

  • La enseñanza, Guía (34595 002). Esta guía da sugerencias para mejorar la enseñanza y el aprendizaje del Evangelio.

  • La fortaleza de la juventud (34285 002). Este folleto detalla las normas de la Iglesia con respecto a las salidas con jóvenes del sexo opuesto, la forma de vestir y la apariencia personal, el amistar, la honradez, el lenguaje, los medios de comunicación, la salud mental y física, la música y el baile, la pureza sexual, la conducta en el día de reposo, el arrepentimiento, la dignidad y el servicio.

  • • Una guía para los padres (31125 002). Este manual contiene sugerencias para ayudar a los padres a enseñar a los hijos sobre la intimidad física.

  • Piedras angulares de un hogar feliz (PXMP0528SP). Este folleto contiene un discurso que dio el presidente Gordon B. Hinckley mientras servía como Segundo Consejero de la Primera Presidencia.

  • Una guía para la economía familiar (Liahona, abril de 2000, págs. 42–47). Este artículo por el élder Marvin J. Ashton, que fue miembro del Quórum de los Doce Apóstoles, da sugerencias prácticas para la administración de las finanzas familiares.