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El fortalecimiento del matrimonio por medio de la fe y la oración


Lección 6

El fortalecimiento del matrimonio por medio de la fe y la oración

Objetivo

Ayudar a los participantes a entender las bendiciones que se obtienen cuando los matrimonios ejercen la fe en Jesucristo y oran juntos, y a esforzarse por recibir esas bendiciones.

Preparación

  1. Repase los principios que se dan bajo “Sus responsabilidades como maestro” (páginas X-XIII de este manual). Busque la forma de aplicar esos principios al prepararse para enseñar.

  2. Lea los encabezamientos de la lección que están en negrilla, los que dan una reseña de las doctrinas y los principios de ésta. Como parte de su preparación, medite sobre estas doctrinas y principios durante la semana, buscando la guía del Espíritu, para decidir en qué debe hacer hincapié a fin de satisfacer las necesidades de los participantes.

Sugerencias para el desarrollo de la lección

El marido y la mujer deben esforzarse juntos por aumentar su fe en Jesucristo.

Comparta la siguiente historia que relató el presidente James E. Faust, de la Primera Presidencia:

“El élder Orin Voorheis… es un joven grande de contextura, apuesto y espléndido, que sirvió en la Misión Argentina Buenos Aires Sur. Una noche, cuando llevaba unos once meses en la misión, unos ladrones armados asaltaron al élder Voorheis y a su compañero. En un insensato acto de violencia, uno de ellos le pegó un tiro en la cabeza al élder Voorheis.

“Si bien el élder Voorheis todavía está completamente paralizado e imposibilitado de hablar, tiene un espíritu maravilloso y responde, con un movimiento de la mano, a las preguntas que se le hacen. Todavía usa la placa de misionero. Sus padres no preguntan: ‘¿Por qué le sucedió esto a nuestro noble hijo, que servía en obediencia al Maestro?’. Nadie puede responder a ciencia cierta por qué; sólo que quizá haya en ello un propósito más elevado. Debemos andar por fe” (“La esperanza, ancla del alma”, Liahona, enero de 2000, págs. 70–71).

Lea Hebreos 11:1 y Alma 32:21 con los participantes. Haga notar que en Hebreos 11:1, se nos dice que la fe es “la certeza de lo que se espera”.

• De acuerdo con esos versículos, ¿cuál es la definición de fe?

• ¿Cuáles son algunas de las situaciones que obligan a un matrimonio a “andar por fe”, como dijo el presidente Faust?

Considere el pedir a los participantes que compartan ejemplos de sus vidas. Entre las respuestas se podría mencionar la mala salud, el no tener hijos, la ancianidad, hijos con discapacidades, el fallecimiento de seres queridos, problemas económicos, hijos díscolos y desastres naturales. Aclare que los desafíos se pueden presentar en nuestras vidas aun cuando nos estemos esforzando por vivir en forma recta.

Lea con los participantes Moroni 7:32–33; Recalque que nuestra fe debe estar centrada en Jesucristo. El élder Richard G. Scott, del Quórum de los Doce Apóstoles, explicó que cuando ejercemos la fe en Jesucristo, recibimos fortaleza para enfrentar los desafíos:

“Si buscas la liberación con humildad y fe en Jesucristo, el Señor te dará alivio con Su poder divino… Nadie podrá ayudarte si no tienes fe y haces el esfuerzo. Tu progreso personal lo necesita. No desees una vida completamente libre de molestias, dolor, presiones, problemas o aflicción, porque ésas son las herramientas que nuestro amoroso Padre emplea para estimular nuestro progreso y comprensión. Según lo afirman repetidamente las Escrituras, recibirás la ayuda al ejercer la fe en Jesucristo. Esa fe se demuestra con la disposición a confiar en las promesas que Él ha hecho por medio de Sus profetas y en Sus Escrituras” (“Para ser sanado”, Liahona, julio de 1994, pág. 8).

Haga notar que el marido y la mujer deben trabajar juntos para centrar sus vidas en el Salvador. El élder Jeffrey R. Holland, del Quórum de los Doce Apóstoles, dijo:

“¿Desean ustedes capacidad, seguridad y protección… en la vida matrimonial y en la eternidad? Sean fieles discípulos de Jesús. Sean Santos de los Últimos Días genuinos, devotos y de palabra y hechos. Crean que su fe tiene que ver en todo lo relacionado con su romance, porque así es… Jesucristo, la Luz del Mundo, es la única lámpara por medio de la cual pueden ver con éxito el sendero del amor y de la felicidad, tanto el de ustedes como así también el de su ser amado” (“How Do I Love Thee?”, discurso dado en una reunión espiritual en la Universidad Brigham Young, 15 de febrero de 2000, pág. 6).

• ¿Por qué el tener una fe mayor en Jesucristo ayuda a los cónyuges a fortalecer la relación que tienen el uno con el otro? (Entre las respuestas podrían estar las que se dan a continuación.)

  1. Llegan a ser más como Cristo en el tratamiento del uno hacia el otro. Llegan a ser más cariñosos, tiernos, pacientes y deseosos de ayudarse y escucharse el uno al otro.

  2. Son más humildes y dispuestos a arrepentirse y a seguir las enseñanzas del Salvador. Cuanto más dispuestos sean los cónyuges a arrepentirse y ser más como Cristo, más armonioso será el matrimonio.

• ¿En qué formas pueden colaborar los matrimonios para aumentar la fe que tienen en el Salvador? (Invite a los participantes a compartir experiencias que les hayan fortalecido su fe en el Salvador. Además de pedir a los participantes que den sus observaciones, considere el compartir los principios que figuran a continuación.)

  1. Obedecer las leyes y las ordenanzas del Evangelio. Comparta la siguiente declaración hecha por el obispo Robert D. Hales mientras servía en calidad de Obispo Presidente: “La obediencia a las leyes y las ordenanzas del Evangelio es fundamental para tener fe en el Señor Jesucristo” (“El Sacerdocio Aarónico: ‘Regresemos con honor’ ”, Liahona, julio de 1990, pág. 49).

  2. Estudiar juntos las Escrituras. (Lea con los participantes Helamán 15:7–8.)

  3. Confiar en el Señor. (Lea con los participantes Proverbios 3:5–6. Señale que cuando los matrimonios se enfrentan con problemas, pueden decidir buscar la ayuda del Señor con mayor fervor, haciendo así que la fe sea una parte más integral de sus vidas diarias.)

El marido y la mujer reciben bendiciones cuando oran juntos.

• ¿Qué bendiciones se pueden obtener cuando los esposos se arrodillan en forma regular para orar juntos? (Aliente a los participantes a compartir las experiencias que hayan tenido y que se relacionen en forma apropiada con esta pregunta. Además, lea la siguiente cita y uno o dos de los siguientes ejemplos.)

Mientras servía en el Quórum de los Doce Apóstoles, el élder Gordon B. Hinckley aconsejó:

“No sé de una sola práctica que pueda tener un efecto más saludable sobre sus vidas, que la práctica de arrodillarse juntos al empezar y al terminar cada día. De alguna manera, las pequeñas tormentas que parecen afligir a cada matrimonio se disipan cuando, al estar arrodillados ante el Señor, le dan las gracias por su compañero, en su presencia, y entonces juntos invocan Sus bendiciones sobre sus vidas, su hogar, sus seres queridos y sus sueños.

“Entonces Dios será su socio, y sus conversaciones diarias con Él traerán paz a sus corazones y un gozo a sus vidas que no pueden lograrse de ninguna otra manera. Durante los años su compañerismo se volverá más dulce, su amor será fortalecido; su aprecio mutuo crecerá” (“Si Jehová no edificare la casa…”, Liahona, octubre de 1971, págs. 30–31).

Un esposo dijo que las oraciones de su cónyuge le inspiran a ser un mejor esposo y padre. Cuando se arrodilla en oración al lado de su esposa, tomados de la mano, él escucha sus ruegos a nuestro Padre Celestial con respecto a las cosas que hay en su corazón. Su amor hacia ella aumenta porque sabe que su corazón es puro y sus intenciones genuinas. Sabe que cuando ella habla con nuestro Padre Celestial, lo único que desea realmente es servirle en rectitud.

En otra familia, el esposo sufrió un impedimento físico de larga duración. Cada noche antes de irse a la cama, él y su esposa agradecían a nuestro Padre Celestial las bendiciones recibidas y pedían Su guía para criar a sus cuatro hijos dentro de sus escasos ingresos. Años más tarde, cuando el esposo fue capaz de regresar al trabajo, se les preguntó cómo habían podido subsistir durante esos tiempos difíciles. Ellos testificaron que pudieron hacerlo porque colaboraron y oraron juntos. Sus oraciones sinceras habían sido contestadas con muchas bendiciones, incluso con la esperanza que recibieron por medio de la influencia consoladora del Espíritu.

• ¿Cómo puede el orar juntos ayudar a los esposos a resolver las dificultades en su relación matrimonial? (A medida que los participantes analizan esta pregunta, haga notar que cuando hay contención entre los cónyuges, a veces dejan de orar juntos. Sin embargo, el orar juntos es un medio poderoso que les ayudará a sobreponerse a esas dificultades.)

El presidente Thomas S. Monson, de la Primera Presidencia, habla del día en que él y su esposa Frances fueron sellados en el Templo de Salt Lake. Benjamin Browring, la persona que efectuó la ceremonia, les dio el siguiente consejo: “Quisiera darles una fórmula infalible para que ningún desacuerdo que surja entre ustedes dure más de un día. Todas las noches, arrodíllense al lado de su cama. Una noche, usted, hermano Monson, ofrezca la oración en voz alta, de rodillas. Una noche, usted, hermana Monson, ofrezca la oración en voz alta, de rodillas. Y yo les aseguro que cualquier malentendido que haya surgido durante el día se desvanecerá al orar juntos. Simplemente no podrán orar juntos sin experimentar los mejores sentimientos el uno hacia el otro” (“Distintivos de un hogar feliz”, Liahona, enero de 1989, pág. 72).

El élder David B. Haight, del Quórum de los Doce Apóstoles, expresó: “Si como esposo o esposa están teniendo serios malentendidos, o si sienten que las presiones y tensiones están infiltrándose en su matrimonio, deben humildemente ponerse de rodillas juntos y pedir a Dios, nuestro Padre, con un sincero corazón y propósito, que disipe esa niebla que ahora cubre su relación, para que reciban la luz adicional, vean sus errores, se arrepientan de sus faltas y se perdonen el uno al otro y así puedan aceptarse como lo hicieron en el principio. Les aseguro solemnemente que Dios vive y contestará sus súplicas humildes” (“Matrimonio y divorcio”, Liahona, julio de 1984, pág. 18).

Pida a los participantes que estén casados, que en silencio evalúen sus esfuerzos por orar con su cónyuge. Haga hincapié en que en aquellos hogares donde haya sólo uno de los padres, la oración ferviente hace llegar las bendiciones de Dios al hogar.

Conclusión

Haga hincapié en que cuando los esposos colaboran para ejercer su fe en Jesucristo y para orar, sienten mayor felicidad y unidad y pueden enfrentar con más éxito sus desafíos.

De acuerdo con lo que le dicte el Espíritu, testifique sobre las verdades analizadas durante la lección.

Refiérase a las páginas 21–24 de Matrimonio y relaciones familiares, Guía de estudio para el participante. Aliente a los participantes a repasar las doctrinas y los principios de esta lección al: 1) seguir por lo menos una de las sugerencias de “Ideas para poner en práctica” y: 2) leer el artículo “Cómo hallar gozo en la vida”, por el élder Richard G. Scott. Haga notar que los matrimonios pueden recibir grandes beneficios al leer y analizar juntos los artículos de la guía de estudio.

Recuerde a los participantes que lleven a la clase su guía de estudio para la próxima lección.