Recursos para la familia
La función sagrada del padre y de la madre:


Lección 10

La función sagrada del padre y de la madre:

Parte 1: La función del padre

Objetivo

Ayudar a los participantes a comprender cómo el padre cumple su función sagrada y cómo el padre y la madre pueden ayudarse mutuamente como compañeros iguales.

Preparación

  1. Considere las formas en que se pueden aplicar los principios que se dan bajo “Sus responsabilidades como maestro” (páginas X-XIII de este manual).

  2. Medite sobre las doctrinas y los principios que se bosquejan en los encabezamientos en negrilla de la lección. Durante la semana, piense en algunas formas para enseñar estas doctrinas y principios. Busque la guía del Espíritu para decidir en qué debe hacer hincapié a fin de satisfacer las necesidades de los participantes.

  3. Recuerde a los participantes que lleven a la clase sus ejemplares de Matrimonio y relaciones familiares, Guía de estudio para el participante.

Sugerencias para el desarrollo de la lección

El padre y la madre deben trabajar unidos para proveer a cada uno de sus hijos con un escudo de fe.

Escriba en la pizarra Escudo de la fe. Lea Doctrina y Convenios 27:15, 17 con los participantes.

• ¿En qué se parece la fe a un escudo?

Lea la siguiente declaración hecha por el presidente Boyd K. Packer, Presidente en Funciones del Quórum de los Doce Apóstoles. Pida a los participantes que pongan atención para ver por qué los niños deben recibir el “escudo de la fe” en sus hogares.

“Nuestro Padre Celestial requiere que, al igual que la concepción de la vida misma, esa armadura de fe se haga individualmente a la medida, dentro del seno familiar. No puede haber dos exactamente iguales, sino que cada una debe confeccionarse ‘a mano’ con las especificaciones apropiadas para cada persona.

“El plan diseñado por el Padre propone que, el hombre y la mujer, el esposo y la esposa, trabajen juntos para proteger a cada hijo con una armadura de fe tan resistente y segura que sea imposible que se la quiten o que la atraviesen los dardos ardientes.

“Se requiere la firme fortaleza del padre para moldearla y las tiernas manos de la madre para pulirla. Quizás a veces uno de los padres tenga que hacerlo solo, y es difícil, pero se puede lograr. “En la Iglesia enseñamos acerca de los elementos con los cuales se debe confeccionar la armadura de la fe: la reverencia, la valentía, la castidad, el arrepentimiento, el perdón y la compasión. En la Iglesia aprendemos a armarla y a ajustarla, pero el acabado y los ajustes finales de la armadura de fe deben hacerse en el círculo familiar. De otra forma, en un momento de crisis, puede soltarse y caerse” (“La armadura de la fe”, Liahona, julio de 1995, pág. 8).

• ¿Qué nos enseña esa declaración con respecto a la función del padre y de la madre?

Pida a los participantes que busquen “La Familia: Una proclamación para el mundo”, en la página IV de Matrimonio y relaciones familiares, Guía de estudio para el participante, (véase también la página IX de este manual). Lea con ellos los siguientes principios del séptimo párrafo de la proclamación:

“Por designio divino, el padre debe presidir sobre la familia con amor y rectitud y tiene la responsabilidad de protegerla y de proveerle las cosas necesarias de la vida. La responsabilidad primordial de la madre es criar a los hijos. En estas responsabilidades sagradas, el padre y la madre, como iguales, están obligados a ayudarse mutuamente. Las incapacidades físicas, la muerte u otras circunstancias pueden requerir una adaptación individual”.

Explique que esta lección y la lección 11 tratan acerca de la función sagrada del padre y de la madre. Aun cuando una lección se centra en la función del padre y la otra en la de la madre, las dos lecciones se aplican para ambos, dado que “el padre y la madre, como iguales, están obligados a ayudarse mutuamente”. Las lecciones también son de ayuda para los padres que no tienen un compañero y que hacen todo a su alcance, con la ayuda del Señor, por cumplir con ambas funciones.

El padre debe presidir con amor y rectitud.

Refiera a los participantes a la siguiente declaración de la proclamación para la familia: “Por designio divino, el padre debe presidir sobre la familia con amor y rectitud”. Explique que la palabra presidir significa guiar y responsabilizarse por el bienestar de la familia.

Ponga de relieve que el hombre, al cumplir sus responsabilidades de presidir en el hogar, trabaja en sociedad con su esposa. El presidente Howard W. Hunter, el decimocuarto Presidente de la Iglesia, aconsejó: “El hombre que posee el sacerdocio debe aceptar a su esposa como compañera en la dirección del hogar y de la familia, por lo que ella debe participar de forma total, y con un conocimiento pleno de los detalles, en todas las decisiones que atañan a éstos… Por decreto divino, la responsabilidad de presidir en el hogar descansa sobre el poseedor del sacerdocio” (véase Moisés 4:22). La intención del Señor fue que la esposa fuera ayuda idónea para el hombre (que significa igual), o sea, una compañera por igual y necesaria en una sociedad completa. Para presidir con rectitud, es preciso que se compartan las responsabilidades entre marido y mujer; deben actuar juntos con conocimiento y participación en lo que respecta a todos los asuntos familiares. El que el hombre actúe por su propia cuenta, sin pedir la opinión y el consejo de su esposa en el gobierno de la familia, es ejercer injusto dominio” (“El ser marido y padre con rectitud”, Liahona, enero de 1995, pág. 58).

El presidente Spencer W. Kimball, duodécimo Presidente de la Iglesia, enseñó que los padres “deben presidir como Jesucristo preside Su Iglesia: con amor, servicio, ternura y ejemplo” (véase “Los héroes de la juventud”, Liahona, agosto de 1976, pág. 39).

• ¿Por qué es importante que el padre presida con amor y rectitud?

Mientras servía como Primer Consejero de la Primera Presidencia, el presidente Gordon B. Hinckley declaró a los padres: “De ustedes es la básica e ineludible responsabilidad de estar a la cabeza de su familia. Eso no quiere decir en forma alguna que actúen como dictadores ni que ejerzan injusto dominio. Esa responsabilidad conlleva el mandato de que el padre atienda a las necesidades de su familia. Esas necesidades son más que alimento, ropa y techo. Entre ellas se encuentran el dirigir y el enseñar con rectitud, tanto con el ejemplo como por el precepto, los principios de la honradez, la integridad, el servicio, el respeto por los derechos de los demás y el entendimiento de que somos responsables de lo que hagamos en esta vida, no sólo unos ante otros, sino también ante el Dios del Cielo, que es nuestro Padre Eterno” (“Instruye al niño en su camino…”, Liahona, enero de 1994, pág. 69).

El presidente Howard W. Hunter dijo: “Los exhortamos, hermanos, a recordar que el sacerdocio es una autoridad que obra únicamente en rectitud. Gánense el respeto y la confianza de sus hijos, tratándolos con cariño” (“El ser marido y padre en rectitud”, Liahona, enero de 1995, pág. 58).

Con objeto de que los participantes entiendan lo que debe hacer el padre para dar liderazgo espiritual a sus hijos, pídales que abran su ejemplar de Matrimonio y relaciones familiares, Guía de estudio para el participante, en las páginas 41–42. Con los participantes lea y analice la siguiente declaración del presidente Ezra Taft Benson, decimotercer Presidente de la Iglesia:

“Con el corazón lleno de amor, quisiera sugerir a los padres en Israel diez modos en que pueden ejercer un liderazgo espiritual para con sus hijos:

“1. Den bendiciones de padre a sus hijos. Bautícenlos y confírmenlos. Ordenen a sus hijos al sacerdocio. Ésos serán los puntos sobresalientes en la vida espiritual de ellos.

“2. Dirijan personalmente las oraciones familiares, la lectura de las Escrituras y las noches de hogar semanal. Cuando ustedes participan con dedicación en estas actividades, sus hijos se darán cuenta de lo importantes que son esas actividades para ustedes.

“3. Siempre que sea posible, vayan todos juntos a las reuniones de la Iglesia. Ir a la Iglesia todos juntos y participar juntos en las reuniones es vital para el bienestar espiritual de los hijos.

“4. Dediquen tiempo a cada uno de los hijos por separado. Como familia, vayan de paseo y a acampar, a competencias deportivas y a recitales, a programas de sus escuelas, etc. Es muy importante para todos que el padre los acompañe.

“5. Establezcan tradiciones familiares como paseos al campo, viajes, etc. Estos recuerdos serán imborrables para los hijos. “6. Tengan entrevistas personales con los hijos. Permítanles que hablen de lo que ellos quieran. Enséñenles principios del Evangelio y valores importantes. Dígales que los quieren. Todas estas cosas demuestran a los hijos que ellos son importantes para ustedes.

“7. Enseñen a sus hijos a trabajar y muéstrenles el valor de esforzarse por alcanzar una meta apropiada. Cuando el padre abre una cuenta bancaria para la misión y la educación de sus hijos, demuestra a éstos lo que él considera importante.

“8. Escuchen buena música y tengan a mano buenos libros en casa. Los hogares en los que se cultiva el gusto por las obras de arte tienen una influencia beneficiosa sobre los hijos para siempre.

“9. Si la distancia lo permite, vayan al templo con su esposa con regularidad. De esa forma los hijos comprenderán mejor la importancia del matrimonio en el templo y de los convenios que allí se hacen, como también la importancia de la familia eterna.

“10. Permitan que sus hijos vean la satisfacción que sienten al servir en la Iglesia. Esto les servirá de ejemplo, y es probable que también ellos quieran servir en la Iglesia y encuentren satisfacción al hacerlo” (“Para el padre de la familia”, Liahona, enero de 1988, págs. 50–51).

El padre debe satisfacer las necesidades básicas de la familia y le debe brindar protección.

Recuerde a los participantes que la proclamación para la familia declara que los padres tienen “la responsabilidad… de proveerle [a la familia] las cosas necesarias de la vida”.

• ¿Cuáles son algunas de las necesidades temporales de la vida? (Las respuestas podrían incluir comida, dinero, ropa y habitación.) ¿En qué forma deben proveer los padres para esas necesidades?

El presidente Howard W. Hunter dijo: “Ustedes, los que poseen el sacerdocio, tienen la responsabilidad, excepto que sean minusválidos, de proporcionar el sustento temporal de su esposa y de sus hijos. Ningún hombre puede trasladar esta responsabilidad a otra persona, ni siquiera a su mujer. El Señor ha mandado que las mujeres y los niños tienen el derecho de recibir sostén de su marido y de su padre respectivamente (véase D. y C. 83; 1 Timoteo 5:8)… Los instamos a hacer todo lo que esté a su alcance por permitir que su esposa se quede en el hogar cuidando a los hijos mientras ustedes proveen para la familia lo mejor que puedan” (“El ser marido y padre con rectitud”, Liahona, enero de 1995, pág. 63).

• ¿Cuáles son algunas de las necesidades espirituales de la vida? (Las respuestas podrían incluir el testimonio, el amor, la oración y el estudio de las Escrituras a diario, las enseñanzas del Evangelio y las ordenanzas del sacerdocio.) ¿Qué puede hacer el padre para satisfacer ese tipo de necesidades familiares?

• ¿Qué pueden hacer la esposa y los hijos por apoyar los esfuerzos del esposo y padre por proveer para ellos?

Refiera a los participantes al siguiente consejo de la proclamación para la familia: “…el padre… tiene la responsabilidad… de proteger [a su familia]”.

• ¿Contra qué necesita protegerse la familia?

• ¿En qué formas pueden los esposos y padres dar protección a sus familias?

El presidente Howard W. Hunter dijo:

“Un padre recto y justo protege a sus hijos dándoles de su tiempo y su presencia en las actividades y los deberes sociales, escolares y espirituales de ellos…

“El hombre que posee el sacerdocio está a la cabeza de su familia en lo que toca a participar en la Iglesia para que ellos conozcan el Evangelio y estén bajo la protección de los convenios y las ordenanzas. Si desean recibir las bendiciones del Señor, tienen que poner su propia casa en orden. Junto con su esposa, determinan el ambiente espiritual de su hogar. La primera obligación de ustedes es poner en orden su propia vida espiritual valiéndose del estudio regular de las Escrituras y de la oración diaria. Afiancen y honren su sacerdocio y sus convenios del templo e insten a su familia a hacer lo mismo” (“El ser marido y padre con rectitud”, Liahona, enero de 1995, págs. 58, 63).

• ¿Cuáles son algunos de los ejemplos que ustedes han visto de padres que cumplen sus sagradas responsabilidades?

Nota: Si va a enseñar esta lección en forma separada y no piensa enseñar la lección 11, considere la idea de analizar la siguiente declaración de la proclamación para la familia: “En [sus] responsabilidades sagradas, el padre y la madre, como iguales, están obligados a ayudarse mutuamente”. En la lección 11 se encuentran ayudas para analizar esta verdad (véase la página 64).

Conclusión

De acuerdo con lo que le dicte el Espíritu, testifique sobre las verdades analizadas durante la lección.

Refiérase a las páginas 39–42 de Matrimonio y relaciones familiares, Guía de estudio para el participante. Aliente a los participantes a repasar las doctrinas y los principios de esta lección al: 1) seguir por lo menos una de las sugerencias de “Ideas para poner en práctica” y: 2) leer el artículo “ Para el padre de familia”, por el presidente Ezra Taft Benson. Haga hincapié en que los matrimonios pueden recibir grandes beneficios al leer y analizar juntos los artículos de la guía de estudio.

Recuerde a los participantes que lleven a la clase su guía de estudio para la próxima lección.