Lección 14
La enseñanza de los principios del Evangelio a los hijos
Parte 2
Objetivo
Ayudar a los participantes a aumentar su deseo y sus habilidades de enseñar a sus hijos a desarrollar la compasión y el servicio, la honradez y el respeto por la propiedad ajena, el gozo del trabajo honrado y la pureza moral.
Preparación
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Repase los principios que se dan bajo “Sus responsabilidades como maestro” (páginas X-XIII de este manual). Busque la forma de aplicar esos principios al prepararse para enseñar.
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Lea los encabezamientos en negrilla de la lección, los que dan una reseña de las doctrinas y los principios de ésta. Como parte de su preparación, medite sobre estas doctrinas y principios durante la semana, buscando la guía del Espíritu, para decidir en qué debe hacer hincapié a fin de satisfacer las necesidades de los participantes. Si fuera necesario, use dos períodos de clase para enseñar estos principios.
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Si se dispone de los siguientes materiales, repáselos y llévelos a la clase:
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La fortaleza de la juventud (34285 002).
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Una guía para los padres (31125 002).
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Manual de sugerencias para la noche de hogar (31106 002). Al repasar este material de consulta, ponga atención especial a “Enseñar los principios de responsabilidad”, en las páginas 271–272 y “Enseñar acerca de la procreación y la castidad”, en las páginas 279–286. Considere las oportunidades de referirse a estos artículos durante la lección.
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Sugerencias para el desarrollo de la lección
Los padres demuestran amor por sus hijos cuando les enseñan.
Relate la siguiente experiencia del élder Loren C. Dunn, de los Setenta:
“Mientras vivíamos en una pequeña comunidad cuando éramos niños, mi padre consideró la importancia de inculcarnos a mi hermano y a mí el principio del trabajo. Como resultado de esa preocupación, nos puso a trabajar en una pequeña granja que se encontraba en las afueras del pueblo donde vivíamos. Él era el encargado del periódico local y no tenía mucho tiempo para estar con nosotros, excepto temprano por la mañana y a últimas horas de la tarde. Ésta era una responsabilidad bastante grande para dos adolescentes y a veces cometíamos errores.
“Nuestra granja estaba rodeada por otras similares. En una oportunidad uno de nuestros vecinos fue a hablar con mi padre para contarle lo que había visto y que consideraba que estábamos haciendo mal. Mi padre lo escuchó atentamente y luego le respondió: ‘Jim, creo que no comprendes. Estoy criando muchachos y no ganado’. Después de la muerte de mi padre, Jim me contó esa anécdota. Cuán agradecido estoy por ese padre que había decidido criar muchachos y no ganado. A pesar de los errores que cometíamos, aprendimos a trabajar en aquella pequeña granja, y pienso que aun cuando nunca nos lo dijeron con muchas palabras, nosotros sus ‘muchachos’, éramos para mamá y papá mucho más importantes que el ganado, o que cualquier otra cosa” (véase “Nuestras inapreciables familias”, Liahona, abril de 1975, pág. 36).
• ¿Qué les impresiona de esa historia?
Haga hincapié en que el élder Dunn y su hermano siempre supieron que sus padres los amaban. Una forma en que los padres demuestran su amor por los hijos es el dedicar tiempo para ayudarles a que aprendan y apliquen los principios del Evangelio. En esta lección se analiza la forma de enseñar a los niños sobre cinco principios básicos del vivir el Evangelio: La compasión y el servicio, la honradez, el respeto por la propiedad ajena, el gozo del trabajo honrado y la pureza moral.
Los padres deben enseñar a sus hijos a tener compasión y a dar servicio.
Explique que a lo largo de Su ministerio, el Salvador enseñó sobre la importancia de amar al prójimo y de prestarle el servicio. Enseñó ese principio por medio de la palabra y el ejemplo.
• ¿Qué beneficios obtienen los niños que han aprendido de sus padres a amar y a servir a sus semejantes? (Además de pedir las respuestas de los participantes, comparta los siguientes ejemplos.)
El presidente Boyd K. Packer, Presidente en Funciones del Quórum de los Doce, observó:
“Durante varios años, he venido observando a una querida hermana prestar un servicio mucho mayor que el de cualquier llamamiento para enseñar o dirigir en la Iglesia. Si alguien necesita algo, ella responde; no dice: ‘Si necesita ayuda, llámeme’; sino: ‘Aquí estoy; ¿qué puedo hacer por usted?’. Hace muchas cosas sencillas tales como tomar en brazos a una criatura en una reunión o llevar a la escuela a un niño que no haya alcanzado a tomar el autobús. Siempre está atenta para recibir a la gente nueva de la Iglesia y se adelanta a darle la bienvenida…
“Ella obtuvo de su madre ese espíritu de servicio. El espíritu de servicio se aprende mejor en el hogar. Debemos enseñar a nuestros hijos mediante el ejemplo y decirles que el espíritu generoso es esencial para la felicidad” (“Llamados a servir”, Liahona, enero de 1998, pág. 6).
En una familia, uno de los hijos estaba pasando por dificultades. Para ayudarle a enfrentar sus problemas, sus padres lo alentaron a que llevara a cabo todos los días un acto secreto de servicio para otro miembro de la familia. Al final de la semana, sentía menos preocupación por sus propios problemas y había empezado a disfrutar las bendiciones y la paz que se siente de ayudar a los demás.
• ¿Qué podemos aprender en el hogar con respecto al servicio, que no podemos aprender en otra parte?
• ¿Qué sugerencias podrían compartir ustedes que sirvieran a los padres para enseñar a sus hijos sobre el prestar servicio a los semejantes?
Considere escribir las respuestas en la pizarra. Aliente a los participantes a compartir ejemplos de sus vidas. Pídales también que compartan ideas en cuanto a actividades que podrían llevar a cabo las familias para prestar servicio a los demás. Al guiar el análisis, mencione las siguientes ideas:
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Los padres pueden dar el ejemplo al servir a los miembros de la familia, al cumplir con sus asignaciones de la Iglesia y al ayudar a otras personas.
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Pueden buscar oportunidades para que los hijos sirvan a los miembros de la familia y a las personas a su alrededor. Incluso los niños más pequeños pueden sentir el gozo de servir.
Los padres deben enseñar a sus hijos a ser honrados y a tener respeto por la propiedad ajena.
Comparta el siguiente consejo del presidente N. Eldon Tanner, que sirvió como Primer Consejero de la Primera Presidencia:
“La preparación para la honradez comienza en el hogar. Cada uno de nosotros tiene cosas personales que nos pertenecen y que podemos y debemos compartir los unos con los otros, así como nuestra ayuda y servicio a los demás; pero tenemos otras que son propiedad privada de cada uno, y tales cosas no deberían tomarse sin el consentimiento del dueño. El niño que tiene honradez en el hogar, probablemente no violará el principio fuera del hogar. Por otro lado, la falta de tal enseñanza fomenta la falta de respeto por los derechos y la propiedad ajenos” (véase “Dignos de recomendación”, Liahona, agosto de 1978, págs. 66–67).
• ¿Qué puede suceder si no se les enseña a los niños a respetar la propiedad ajena?
• ¿Cuáles son las formas en que los niños aprenden, en el hogar, a ser honrados y a respetar la propiedad ajena? ¿Cuándo deberían empezar los padres a enseñar esos principios a sus hijos?
Los padres deben enseñar a sus hijos en cuanto a las recompensas del trabajo honrado.
Explique que con frecuencia los líderes de la Iglesia han aconsejado a los padres sobre la importancia de enseñar a trabajar a los niños. Aun cuando a veces es difícil enseñar a trabajar a los hijos, los padres deben insistir en sus esfuerzos. El élder L. Tom Perry, del Quórum de los Doce Apóstoles, aconsejó, “El enseñar a los hijos el gozo del trabajo honrado es uno de los dones más grandes que podemos otorgarles” (“El gozo del trabajo honrado”, Liahona, enero de 1987, pág. 61).
• ¿Cuáles son los beneficios de enseñar a los hijos el principio del trabajo y de la industria mientras son pequeños? ¿Cómo pueden los padres enseñar a trabajar a sus hijos? (A medida que los participantes analizan esta pregunta, anímelos a compartir ejemplos de sus vidas al respecto. Considere el mencionar las siguientes ideas para alentar el análisis.)
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Dar el ejemplo a los hijos al ayudar alegremente en los quehaceres del hogar.
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Dar responsabilidades que se ajusten a la capacidad de los niños.
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Dedicar tiempo para enseñar a los niños la forma de tener éxito en sus responsabilidades.
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Mostrar agradecimiento por la ayuda de los niños.
Lea una o ambas de las siguientes declaraciones:
El presidente Gordon B. Hinckley, decimoquinto Presidente de la Iglesia, aconsejó: “Los niños deben trabajar con sus padres, lavar platos con ellos, trapear el piso, cortar el césped, podar árboles y arbustos, pintar y reparar y limpiar y hacer cientos de otras cosas con ellos de las cuales aprenderán que el trabajo es el precio de la limpieza, del progreso y de la prosperidad” (Teaching of Gordon B. Hinckley, 1997, pág. 707).
Mientras servía en el Quórum de los Doce Apóstoles, el élder James E. Faust enseñó: “Una parte esencial al enseñar [a los hijos] a ser disciplinados y responsables es enseñarles a trabajar… los mejores maestros que pueden enseñar el principio del trabajo son los padres. En mi caso, el comenzar a trabajar junto a mi padre y abuelo, tíos y hermanos, me brindó una gran satisfacción. Estoy seguro de que más de una vez fui más un estorbo que una ayuda, pero los recuerdos que guardo de esa época son hermosos y las lecciones que aprendí fueron realmente valiosas. Es imperante que los hijos aprendan responsabilidad e independencia. ¿Dedican tiempo los padres para demostrar y enseñar a sus hijos a fin de que éstos puedan, como lo enseñó Lehi, ‘actuar por sí mismos… y no para que se actúe sobre ellos’? (2 Nefi 2:26)” (“Lo más difícil del mundo: ser buenos padres”, Liahona, enero de 1991, págs. 38–39).
• ¿Por que es importante que los hijos trabajen al lado de sus padres y de otros miembros de la familia? El trabajar juntos, ¿de qué forma influye en las relaciones de la familia?
• ¿Cuáles son algunas de las recompensas del trabajo honrado? (Las respuestas podrían incluir las que se dan en la siguiente lista.)
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Sentir satisfacción y gozo por un trabajo bien hecho.
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Sentir satisfacción por lo que se haya logrado.
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Recibir capacitación en habilidades esenciales prácticas.
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Darse cuenta del valor de uno mismo.
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Recibir una recompensa material, como reconocimientos académicos y beneficios financieros.
• ¿Por qué es el trabajo una bendición espiritual y a la vez temporal?
• ¿Qué pueden hacer los padres para ayudar a sus hijos a ganar dinero y a gastarlo en forma prudente? ¿Cómo pueden los padres ayudar a sus hijos a que sepan manejar bien el tiempo que deben dedicar al empleo al igual que a los otros deberes tales como los de la Iglesia, de la escuela y del hogar?
• ¿Cuáles son algunos de los peligros que se presentan cuando los padres permiten que los hijos eviten la responsabilidad que les corresponde de trabajar?
El élder Neal A. Maxwell, del Quórum de los Doce Apóstoles, enseñó: “El Evangelio de trabajo es parte de ‘la plenitud del evangelio’. Aun cuando sea gozosa, la obra misional es trabajo; aun cuando sea gozosa, la obra del templo es trabajo; de ahí que algunos de nuestros jóvenes un tanto indiferentes trabajen, pero mayormente para complacerse…
“Tengan cuidado al desear en forma desmesurada que las cosas sean más fáciles para sus hijos de lo que fueron para ustedes; sin embargo, tampoco empeoren la situación sin querer eliminando el requisito del trabajo razonable como parte de la experiencia de ellos, ¡privándolos así precisamente de aquello que contribuyó a que ustedes sean lo que son!” (“Pon tu hombro a la lid”, Liahona, julio de 1998, pág. 41).
Los padres deben enseñar a sus hijos a mantener su pureza moral.
Ponga de relieve que los padres tienen la obligación de enseñar a sus hijos las normas del Señor en cuanto a la pureza moral. Eso ayudará a los hijos a resistir la tentación.
• ¿Por qué deben los padres tomar la iniciativa para conversar sobre la pureza sexual y la sexualidad con sus hijos? ¿Cuáles son los riesgos que se corren cuando los padres no toman esa iniciativa?
Haga notar que en el mundo de hoy es imposible que los niños eviten el escuchar sobre la sexualidad. Sin embargo, la mayor parte de lo que escuchan en el mundo promociona el abuso del sagrado poder de la procreación. Los hijos, en especial los adolescentes, necesitan información exacta y doctrina verdadera con respecto a esos temas. Los padres deben ayudarles a tener la fortaleza que se necesita para resistir las enseñanzas falsas del mundo. Deben enseñar a sus hijos el plan del Señor con respecto al uso del poder de la procreación.
Invite a los participantes que sean padres que hablen sobre algunas experiencias de éxito que hayan tenido al enseñar sobre esos temas a sus hijos. Además de pedir las ideas de los participantes, comparta los siguientes principios:
A los niños muy pequeños se les debe dar una información clara y sencilla sobre la naturaleza sagrada de sus cuerpos. El tener esa información les servirá de protección contra aquellos que traten de aprovecharse de ellos. A medida que los niños se acerquen a la edad de la pubertad, los padres deben explicarles cuidadosamente los cambios que se producirán en sus cuerpos. Deben explicarles que la maduración física es normal y parte del plan de Dios.
Los padres también deben ayudar a sus hijos a entender que la sexualidad es buena cuando se usa dentro de los límites establecidos por el Señor, pero que es un serio pecado cuando se usa en violación a los mandamientos del Señor. Los adolescentes necesitan pautas claras de sus padres con respecto a las normas del Señor.
Muestre el folleto La fortaleza de la juventud. Explique que ese folleto es una excelente ayuda para la juventud y los padres; incluye información sobre las normas de la Iglesia con respecto a las salidas de jóvenes con jovencitas, vestimenta, vocabulario, medios de comunicación y la música y el baile.
Exhorte a los padres a leer y analizar este folleto en forma individual con cada uno de los hijos que empiecen la adolescencia. El hacerlo da la oportunidad a los padres de enfocar temas de los que puede ser difícil hablar. Además, da la oportunidad a los jóvenes de hacer preguntas específicas con respecto a normas de moralidad. Comparta los siguientes pasajes que se encuentran en las páginas 15–17 del folleto.
“Nuestro Padre Celestial ha aconsejado a sus hijos que reserven la intimidad sexual únicamente para el matrimonio. La relación física entre un marido y su mujer puede ser hermosa y sagrada; es ordenada por Dios para la procreación de hijos y para la expresión de amor dentro del matrimonio: ‘Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne’ (Génesis 2:24).
“Debido al carácter tan sagrado de la intimidad sexual, el Señor requiere el autocontrol y la pureza antes del matrimonio al igual que la plena fidelidad después de casados. Al salir en citas con jóvenes del sexo opuesto, trata con respeto a tu pareja y espera que te muestre ese mismo respeto a ti. Nunca trates a tu pareja como un objeto a usar para tus propios deseos lujuriosos o tu propio ego. El contacto físico incorrecto puede ocasionar la pérdida del autocontrol. Siempre debes permanecer en control de ti mismo y de tus sentimientos físicos.
“El Señor específicamente prohibe cierto comportamiento, incluso toda relación sexual antes del matrimonio, las caricias impúdicas fuera del matrimonio, la perversión sexual (como la homosexualidad, la violación sexual y el incesto), la masturbación, y el interés desmedido en el sexo, ya sea en el pensamiento, la palabra o la acción…
“La participación en actividades homosexuales y lesbianas constituye un pecado y es una abominación ante el Señor (véase Romanos 1:26–27, 31). El afecto que es contra naturaleza, incluso entre personas del mismo sexo, es contrario al plan eterno de Dios para Sus hijos. Tú tienes la responsabilidad de tomar decisiones correctas. Los sentimientos y deseos lujuriosos, sean dirigidos hacia personas del mismo sexo o del sexo opuesto, pueden llevar a pecados más graves. Todos los Santos de los Últimos Días deben aprender a controlarse y a disciplinarse”.
Muestre Una Guía para los padres y el Manual de sugerencias para la noche de hogar. Explique que estos materiales de consulta son una ayuda para los padres que se esfuerzan por enseñar a sus hijos sobre la castidad. La publicación Una guía para los padres está dedicada completamente a ese tema. El Manual de sugerencias para la noche de hogar trata el tema en las páginas 279–286.
Haga hincapié en que, cuando los padres hablan sobre la sexualidad con sus hijos, les pueden testificar que la pureza moral lleva al gozo y a la paz.
• ¿Por qué es esencial que los padres den el ejemplo de la pureza moral además de enseñarla? ¿Cómo pueden los padres dar ese ejemplo de la pureza moral?
Haga resaltar el hecho de que los niños aprenden los principios de la pureza moral al observar la forma en que los padres se tratan el uno al otro, el tipo de literatura y los medios de comunicación que los padres permiten en el hogar y la forma en que los padres hablan acerca del sagrado poder de la procreación.
Conclusión
Ponga de relieve que los padres tienen la responsabilidad de enseñar principios de rectitud a sus hijos. Aliente a los participantes a que se esfuercen por vivir los principios que se enseñan en esta lección y a determinar las formas por medio de las cuales pueden enseñarlos mejor a los niños.
De acuerdo con lo que le dicte el Espíritu, comparta sus convicciones de las verdades analizadas durante la lección.
Refiérase a las páginas 58–63 de Matrimonio y relaciones familiares, Guía de estudio para el participante. Aliente a los participantes a repasar las doctrinas y los principios de esta lección al: 1) seguir por lo menos una de las sugerencias de “Ideas para poner en práctica” y: 2) leer el artículo “Enseñen a los niños”, por el presidente Boyd K. Packer. Haga notar que los matrimonios pueden recibir grandes beneficios al leer y analizar juntos los artículos de la guía de estudio.