Lección 3
Cómo cultivar el amor y la amistad en el matrimonio
Objetivo
Ayudar a los participantes a entender mejor el principio del amor y alentar a los que estén casados a nutrir el amor en el matrimonio.
Preparación
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Considere la forma en que se pueden aplicar los principios que se dan bajo “Sus responsabilidades como maestro” (páginas X-XIII de este manual).
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Medite sobre las doctrinas y los principios que se bosquejan en los encabezamientos en negrilla de la lección. Durante la semana, piense en algunas formas de enseñar estas doctrinas y principios. Busque la guía del Espíritu para decidir en qué debe hacer hincapié a fin de satisfacer las necesidades de los participantes.
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Si se dispone de los siguientes artículos, haga los preparativos para utilizarlos como parte de la lección:
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Una o más fotografías de casamientos. Por ejemplo, podría poner a la vista la lámina “Una pareja joven a la entrada del templo” (62559 002; juego Las bellas artes del Evangelio 609) o podría llevar fotografías de su casamiento y pedir a los participantes que lleven fotografías de los casamientos de ellos.
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Una flor, o una lámina con una flor.
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Sugerencias para el desarrollo de la lección
El marido y la mujer tienen que cultivar su amor mutuo.
Ponga a la vista una o más fotografías de casamientos (véase “Preparación”, punto 3a). Comente sobre el amor que el marido y la mujer sienten el uno hacia el otro como recién casados.
Ponga a la vista una flor o una lámina de una flor (véase “Preparación”, punto 3b), y luego pida a uno de los participantes que lea la declaración del presidente Spencer W. Kimball, duodécimo Presidente de la Iglesia (página 14 en Matrimonio y relaciones familiares, Guía de estudio para el participante):
“El amor es como una flor y, al igual que el cuerpo, necesita que se le alimente constantemente. El cuerpo mortal pronto se consumiría y moriría si no se le alimentara con frecuencia. La tierna flor se marchitaría y moriría si no se le diera alimento y agua. Así también sucede con el amor; no se puede esperar que perdure por siempre a menos que se le alimente continuamente con porciones de cariño, manifestaciones de aprecio y admiración, expresiones de gratitud y generosidad” (véase “Unidad en el matrimonio”, Liahona, junio de 1978, pág. 1).
Explique que esta lección trata sobre la forma en que los cónyuges pueden alimentar su amor el uno por el otro para que siga aumentando.
Las expresiones de afecto y de amabilidad mantienen vivos el amor y la amistad en el matrimonio.
Pida a los participantes casados que piensen en la época en que estaban recién casados. Invítelos a decir algunas de las cosas que hacían por su cónyuge en esa época.
• ¿Por qué se deben hacer esas cosas durante todo el matrimonio?
Explique que el esposo y la esposa deben continuar el noviazgo entre ellos y alimentar su amistad durante toda la vida. Al hacerlo, se darán cuenta de que el amor que sienten el uno por el otro se fortalece.
El élder Marlin K. Jensen, de los Setenta, señaló: “La amistad es… una parte vital y maravillosa del cortejo y del matrimonio. La relación entre un hombre y una mujer que comienza con la amistad, que después madura y se convierte en romance y que culmina con el matrimonio, usualmente se convertirá en una amistad eterna. Nada es más inspirador en este mundo actual de matrimonios que se desbaratan con tanta facilidad que el observar a un marido y su mujer apreciarse calladamente el uno al otro y disfrutar de su amistad año tras año al experimentar juntos las bendiciones y las pruebas de la vida mortal” (véase “La amistad: un principio del Evangelio”, Liahona, julio de 1999, pág. 75).
Mientras servía en el cargo de Setenta, el élder James E. Faust dijo que una de las razones menos obvias pero de más peso para el divorcio “es la ausencia de constante enriquecimiento [en el matrimonio]… de ese algo extra que lo hace precioso, especial y maravilloso; aunque también sea trabajoso, difícil y rutinario”. Él aconsejó: “En el proceso de ennoblecer el matrimonio, las cosas importantes son las más pequeñas; son detalles como el constante aprecio mutuo y la considerada demostración de gratitud; el aliento y la ayuda que mutuamente se brindan los cónyuges para desarrollarse. El matrimonio es una empresa conjunta en busca del bien, de la belleza y de todo lo divino” (“La santidad del matrimonio”, Liahona, febrero de 1978, pág. 12).
• ¿Cuáles son algunas de las “cosas pequeñas” que mantienen vivo el amor y la amistad en el matrimonio? (Considere la idea de anotar las respuestas de los participantes en la pizarra.) ¿Qué experiencias o ejemplos pueden compartir que muestren la importancia de hacer esas cosas pequeñas a fin de que el amor aumente?
Una mujer casada durante más de 35 años dijo: “Me encanta cuando mi esposo todavía me trae pequeñas sorpresas después de haberse ausentado durante una tarde o un fin de semana. No tiene que ser algo grande, sino simplemente una galleta o una flor que guardó de la reunión. Disfruto en forma especial cuando me llama a medio día del trabajo sólo para preguntarme cómo estoy pasando el día o para compartir alguna noticia interesante. Esas pequeñas cosas me hacen sentirme amada y valorada”.
Indique que los esposos deben planificar tiempo para estar juntos y solos. Pida a los participantes que lean el consejo que da el élder Joe J. Christensen, de los Setenta (página 19 de Matrimonio y relaciones familiares, Guía de estudio para el participante):
“Mantengan vivo el noviazgo. Aparten tiempo para hacer cosas juntos, sólo ustedes dos. Así como es importante pasar tiempo con los niños en familia, es necesario que todas las semanas, y en forma regular, los esposos pasen tiempo a solas. El hacerlo servirá para que los hijos sepan que ustedes consideran que su matrimonio es tan importante que necesitan hacer todo lo posible por fortalecerlo. Eso requiere dedicación y planificación” (véase “El matrimonio y el gran plan de felicidad”, Liahona, julio de 1995, pág. 73).
• ¿Qué se puede interponer entre el marido y la mujer que les impide apartar tiempo para hacer cosas juntos? ¿Cómo pueden encontrar tiempo los matrimonios para mantener vivo el noviazgo?
La intimidad apropiada en el matrimonio es una expresión de amor.
Explique que la expresión apropiada de la intimidad física en el matrimonio está aprobada por el Señor. Trae consigo grandes bendiciones al matrimonio, ya que sirve para unir almas y fortalece el amor del uno por el otro. Considere la idea de compartir algunas o todas las siguientes declaraciones:
El élder Richard G. Scott, del Quórum de los Doce Apóstoles, explicó el propósito de la intimidad física en el matrimonio: “En el convenio perdurable del matrimonio, el Señor permite entre los esposos la expresión de los sagrados poderes procreadores, en todo su encanto y hermosura, dentro de los límites que Él ha establecido. Uno de los propósitos de esta experiencia íntima, privada y sagrada es proveer los cuerpos para los espíritus a los cuales nuestro Padre Celestial desea dar la experiencia de la vida terrenal. Otra razón de que existan esos hermosos y potentes sentimientos de amor es unir a marido y mujer en la fidelidad, la lealtad, la consideración mutua y un propósito común” (véase “Las decisiones correctas”, Liahona, enero de 1995, pág. 43).
El élder Dallin H. Oaks, del Quórum de los Doce Apóstoles, enseñó: “El poder de crear vida es el más exaltado que Dios ha dado a Sus hijos. El empleo de ese poder se ordenó en el primer mandamiento [dado a Adán y a Eva], pero hubo otro mandamiento importante que se dio para que no se abusara de él. La importancia que damos a la ley de castidad se debe a la comprensión que tenemos del propósito de nuestro poder procreador para que se lleve a cabo el plan de Dios. A Él le agrada la expresión de esos poderes procreadores, pero ha mandado que se confinen a la relación matrimonial” (“El gran plan de salvación”, Liahona, enero de 1994, pág. 86).
El presidente Spencer W. Kimball dijo: “Dentro de los lazos del matrimonio legal, la intimidad de las relaciones sexuales está bien y cuenta con la aprobación divina. No hay nada impuro ni degradante en la sexualidad de por sí, puesto que por ese medio el hombre y la mujer se unen en un proceso de creación y en una expresión de amor” (Ibíd, pág. 86).
El élder Jeffrey R. Holland, del Quórum de los Doce Apóstoles, enseñó: “… la intimidad está reservada para la pareja matrimonial, ya que es el símbolo supremo de la unión absoluta, una totalidad y una unión ordenadas y definidas por Dios. Desde el Jardín de Edén en adelante, se tuvo el propósito de que el matrimonio significara la completa unión de un hombre y una mujer: sus corazones, esperanzas, vidas, amor, familia, futuro, todo. Adán dijo que Eva era hueso de sus huesos y carne de su carne y que serían ‘una sola carne’ durante su vida juntos [véase Génesis 2:23–24]. Esa unión es tan completa que nosotros utilizamos la palabra ‘sellar’ para expresar su promesa eterna. El profeta José Smith dijo una vez que quizás podríamos interpretar ese vínculo sagrado como el eslabón ‘conexivo’ del uno con el otro [véase D. y C. 128:18]” (“La pureza personal”, Liahona, enero de 1999, pág. 91).
El presidente Howard W. Hunter, decimocuarto Presidente de la Iglesia, aconsejó que aun dentro de los vínculos del matrimonio, los poderes sagrados de la procreación no se deben usar mal. “La ternura y el respeto —nunca el egoísmo— deben ser los principios que rijan la relación íntima entre marido y mujer. Cada uno debe ser considerado y sensible para con las necesidades y los deseos del otro. Cualquier proceder tiránico, indecente o desenfrenado en la relación íntima entre marido y mujer es condenado por el Señor” (“El ser marido y padre con rectitud”, Liahona, enero de 1995, pág. 58).
Lea con los participantes Éxodo 20:14, 17; luego comparta la siguiente declaración del presidente Gordon B. Hinckley, decimoquinto Presidente de la Iglesia:
“Creemos en la castidad antes del matrimonio y en la fidelidad total al cónyuge después del matrimonio. Eso lo resume todo. Ése es el camino que conduce a la felicidad en el vivir. Ése es el camino que conduce a la satisfacción; trae consigo paz al corazón y paz al hogar” (“…pues no se ha hecho esto en algún rincón”, Liahona, enero de 1997, pág. 54).
Haga hincapié en que el marido y la mujer deben tener sumo cuidado de no hacer nada que se acerque siquiera a la infidelidad. Por ejemplo, siempre deben mantener una distancia apropiada, tanto emocional como física, entre ellos y los compañeros de trabajo del sexo opuesto.
• ¿Por qué la fidelidad total es de vital importancia para la relación matrimonial?
• ¿Por qué el mirar programas malsanos o material pornográfico es una traición a la confianza del matrimonio? ¿Por qué el coquetear con miembros del sexo opuesto pone en peligro el matrimonio?
Comparta una o ambas de las siguientes declaraciones:
El presidente Howard W. Hunter aconsejó: “Sean fieles a sus convenios matrimoniales en pensamiento, palabra y hecho. La pornografía, el flirteo y las malsanas fantasías corroen la integridad personal y asestan un feroz golpe a los cimientos de un matrimonio feliz. De ese modo se destruye la unidad y la confianza de un matrimonio” ( “El ser marido y padre con rectitud”, Liahona, enero de 1995, pág. 57).
El presidente Ezra Taft Benson, decimotercer Presidente de la Iglesia, aconsejó: “Si son casados, eviten el coqueteo de cualquier clase… Lo que muchas veces parecen simples bromas o un poco de diversión con alguien del sexo opuesto, puede llevar fácilmente a compromisos serios y hasta la infidelidad. Una buena pregunta que nos podemos hacer es: ¿Estaría de acuerdo mi cónyuge si supiera lo que estoy haciendo? ¿Estaría complacida una mujer al saber que su esposo almuerza a solas con su secretaria? ¿Estaría complacido un marido si ve a su esposa coqueteando con otro hombre? Mis queridos hermanos y hermanas, esto es lo que quiso decir Pablo cuando mencionó: ‘Absteneos de toda especie de mal’ (1 Tesalonicenses 5:22)” (“The Law of Chastity” [“La ley de castidad”], en Brigham Young University 1987–1988 Devotional and Fireside Speeches, 1988, pág. 52).
Los matrimonios deben esforzarse por tener caridad, el amor puro de Cristo.
• Lea con los participantes Juan 13:34–35 y Efesios 5:25. ¿Qué enseñan estos pasajes con respecto a la forma en que deben tratarse los esposos y las esposas?
Haga hincapié en que, aun cuando la relación física en el matrimonio es importante, no es el aspecto más importante de su amor. Comparta la siguiente declaración del presidente Spencer W. Kimball:
“[El amor en el matrimonio] es algo más profundo, pleno y abundante. No es como esa relación del mundo malamente llamada amor, que sólo es atracción física. Cuando el matrimonio se basa sólo en ella, ambas partes pronto se aburren de su compañero… El amor del cual habla el Señor no es solamente atracción física, sino también atracción espiritual. Implica fe, confianza y comprensión entre uno y otro. Es un compañerismo total. Es un compañerismo con ideales y normas comunes. Es desinterés personal y sacrificio por la otra persona. Es pureza de pensamiento y de acción, y fe en Dios y en Su programa. Es la paternidad en la vida terrenal con la mira fija en la divinidad y en la creación, y la paternidad de espíritus. Es vasta, todo incluido y sin límites. Esta clase de amor nunca aburre ni fenece. Sobrevive a la enfermedad y al dolor, a la prosperidad y a la pobreza, a los logros y a las decepciones, al tiempo y a la eternidad” (véase La fe precede al milagro, págs. 160–161).
Explique que el amor sobre el cual habla el presidente Kimball es la caridad, el amor puro de Cristo. Lea con los participantes Moroni 7:45–48; luego pídales que nombren las características de la caridad a medida que leen. Anote esas características en la pizarra como se muestra a continuación:
La caridad:
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Es sufrida.
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Es benigna.
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No tiene envidia.
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No se envanece.
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No busca lo suyo.
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No se irrita fácilmente.
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No piensa el mal.
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No se regocija en la iniquidad, sino se regocija en la verdad.
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Todo lo sufre.
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Todo lo cree.
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Todo lo espera.
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Todo lo soporta.
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Nunca deja de ser.
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Es mayor que todo.
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Es el amor puro de Cristo.
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Permanece para siempre.
Haga notar que, fuera del compromiso de amar a nuestro Padre Celestial y a Jesucristo y venir a Ellos, el compromiso más importante que hacemos es el de matrimonio, en especial el matrimonio eterno. El marido y la mujer deben esforzarse en forma continua por que haya caridad entre ellos.
Con objeto de ayudar a los participantes a aplicar ese principio, atraiga su atención a las características de la caridad que escribió en la pizarra. Invítelos a analizar las formas en que se pueden expresar en el matrimonio algunas de esas características específicas, como por ejemplo “no busca lo suyo” o “nunca deja de ser”. Pídales que den ejemplos que ellos hayan visto de algunas de esas características en ellos mismos o en otras personas.
Conclusión
Recalque que el marido y la mujer deben alimentar su amor y amistad. Tienen que mantener vivo su amor al seguir haciendo pequeñas cosas que demuestren afecto y bondad. Deben estar pendientes de las necesidades espirituales, físicas y emocionales de la otra persona, al compartir juntos los gozos y las cargas de la vida. Deben decidir que jamás van a hacer nada que destruya el amor que es esencial para la relación del matrimonio. Y deben pedir “…al Padre con toda la energía de [sus] corazones, que [sean] llenos de… [caridad]” (Moroni 7:48). Si los compañeros en el matrimonio siguen totalmente fieles a su compromiso mutuo, el amor que siente el uno por el otro aumentará a través de los años, y llegarán a darse cuenta de que están desarrollando un amor que es verdaderamente como el de Cristo. Refiérase a las páginas 12–15 de Matrimonio y relaciones familiares, Guía de estudio para el participante. Aliente a los participantes a repasar las doctrinas y los principios de esta lección al: 1) seguir por lo menos una de las sugerenciasde “Ideas para poner en práctica” y: 2) leer el artículo “ Unidad en el matrimonio”, por el presidente Spencer W. Kimball. Haga notar que los matrimonios pueden recibir grandes beneficios al leer y analizar juntos los artículos de la guía de estudio.