Lección 16
Oración familiar, estudio de las Escrituras en familia y noche de hogar para la familia
Objetivo
Animar a las familias a tener en forma regular la oración familiar, el estudio de las Escrituras y la noche de hogar para la familia y a enseñar el Evangelio en cada una de esas ocasiones.
Preparación
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Considere las formas en que se pueden aplicar los principios que se dan bajo “Sus responsabilidades como maestro” (páginas X-XIII de este manual).
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Medite sobre las doctrinas y los principios que se bosquejan en los encabezamientos en negrilla de la lección. Durante la semana, piense en algunas formas de enseñar estas doctrinas y principios. Busque la guía del Espíritu para decidir en qué debe hacer hincapié a fin de satisfacer las necesidades de los participantes.
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Si se dispone de los siguientes materiales, lleve algunos o todos ellos a la clase: Haga los preparativos para mostrarlos al analizar la noche de hogar para la familia.
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Las Escrituras.
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Manual de sugerencias para la noche de hogar (31106 002).
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Guía para la organización familiar (31180 002).
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Noche de hogar – Suplemento en video (Español) (53736 002).
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Principios del Evangelio (31110 002).
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Revistas de la Iglesia.
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Nuestro legado: Una breve historia de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (35448 002).
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Manuales del Sacerdocio de Melquisedec y de la Sociedad de Socorro.
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Guías de estudio para los miembros de la clase del curso Doctrina del Evangelio.
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La fortaleza de la juventud (34285 002).
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Libros de relatos de las Escrituras producidos por la Iglesia, como Relatos del Libro de Mormón (35666 002).
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Juego Las bellas artes del Evangelio (34730 002).
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Si piensa hacer el ejercicio de repaso que se encuentra en la página 94, lleve a la clase una hoja de papel y un lápiz o un bolígrafo para cada participante.
Sugerencias para el desarrollo de la lección
En toda familia Santo de los Últimos Días, se debe dar la más alta prioridad a la oración familiar, al estudio de las Escrituras en familia y a la noche de hogar.
Explique que en febrero de 1999, la Primera Presidencia envió una carta a los miembros de la Iglesia de todo el mundo, en la que se dio la siguiente instrucción:
“Aconsejamos a los padres y a los hijos dar una prioridad predominante a la oración familiar, a la noche de hogar para la familia, al estudio y a la instrucción del Evangelio y a las actividades familiares sanas. Sin importar cuán apropiadas puedan ser otras exigencias o actividades, no se les debe permitir que desplacen los deberes divinamente asignados que sólo los padres y las familias pueden llevar a cabo en forma adecuada” (Carta de la Primera Presidencia, 11 de febrero de 1999).
• ¿Por qué es de importancia especial ese consejo en la actualidad?
Explique que en esta lección se analizará lo que los padres pueden hacer para tener a diario la oración familiar y el estudio de las Escrituras en familia y en forma semanal la noche de hogar para la familia.
Las familias reciben grandes bendiciones cuando oran juntas.
Lea con los participantes 3 Nefi 18:21. Luego comparta el siguiente consejo del presidente Gordon B. Hinckley, decimoquinto Presidente de la Iglesia:
“Únase cada familia de la Iglesia y oren juntos. Es importante tener oración personal, pero es maravilloso tener oración familiar. Oren con fe a nuestro Padre Celestial; Oren en el nombre del Señor Jesucristo. No hay nada mejor que podrían hacer por sus hijos que pedirles que se turnen para orar durante la oración familiar, para expresar gratitud por sus bendiciones. Si hacen eso durante la niñez, se criarán con un espíritu de agradecimiento en el corazón” (“Pensamientos de inspiración”, Liahona, agosto de 1997, pág. 7).
• ¿Qué pueden hacer las familias para establecer la costumbre de tener a diario la oración familiar? ¿Qué desafíos han enfrentado que impidan tener la oración familiar a diario, y cómo los han resuelto?
• ¿Qué pueden hacer las familias para que la oración familiar sea un momento significativo para ellos? (Además de las respuestas de los participantes, comparta algunas o todas las siguientes sugerencias.)
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Los padres pueden tomar un momento antes de la oración para preguntar si hay algo en particular por lo que la familia debería agradecer a nuestro Padre Celestial o si existe alguna preocupación que deberían recordar en la oración.
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Los padres se pueden asegurar que se dé la oportunidad regularmente a los niños de decir la oración familiar.
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La familia puede recordar en sus oraciones a los líderes de la Iglesia, a los misioneros y a los miembros de la familia que necesiten una bendición especial.
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Los padres pueden valerse de la oración como un momento para enseñar. Por ejemplo, sus expresiones de agradecimiento pueden fomentar sentimientos similares en sus hijos.
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Los padres pueden mencionar a cada uno de sus hijos por nombre durante las oraciones, con lo que los niños sentirán el amor que tienen por ellos tanto su Padre Celestial como sus padres terrenales.
• ¿Qué bendiciones han recibido usted y su familia debido a la oración familiar?
El estudio de las Escrituras en familia ayuda a ésta a acercarse más a Dios.
Escriba las siguientes frases en la pizarra, o léalas en voz alta:
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Mayor reverencia.
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Mayor respeto y consideración.
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Menos contención.
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La habilidad de aconsejar a los hijos con más amor y sabiduría.
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Mayor receptividad a los consejos de los padres.
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Más rectitud.
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Fe, esperanza y caridad en abundancia.
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Paz, gozo y felicidad.
Pida a los participantes que mediten en la siguiente pregunta, sin contestarla en voz alta.
• ¿Qué podrían hacer para tener esas bendiciones en mayor abundancia en sus hogares?
Explique que el presidente Marion G. Romney, en ese entonces miembro de la Primera Presidencia, testificó que esas bendiciones pueden llegar más abundantemente a nuestros hogares por medio del estudio de las Escrituras, en particular el Libro de Mormón:
“Estoy seguro de que si los padres leen el Libro de Mormón en forma regular y con oración, solos y con sus hijos, el gran espíritu de este libro penetrará en sus hogares y morará con ellos; el espíritu de reverencia aumentará y el respeto y la consideración mutuos serán aún mayores desvaneciéndose el ánimo de contención; los padres aconsejarán a sus hijos con más amor y sabiduría, y los hijos serán más sumisos al consejo de sus padres; la justicia aumentará; la fe, la esperanza y la caridad —el amor puro de Cristo— engalanarán su hogar y su vida, llevándoles paz, gozo y felicidad” (“El Libro de Mormón”, Liahona, julio de 1980, pág. 109).
Refiriéndose a las promesas hechas por el presidente Romney, el presidente Ezra Taft Benson, decimotercer Presidente de la Iglesia, dijo: “Esas promesas —el aumento de amor y armonía en el hogar, un mayor respeto entre padres e hijos, mayor espiritualidad y rectitud— no son promesas vanas, sino es exactamente lo que el profeta José Smith quiso decir cuando declaró que el Libro de Mormón nos ayudará a acercarnos más a Dios” (“El Libro de Mormón: La clave de nuestra religión”, Liahona, enero de 1987, pág. 6).
Invite a los participantes a hablar sobre bendiciones que hayan recibido sus respectivas familias por medio del estudio en familia de las Escrituras.
• ¿Qué han hecho para que el estudio en familia de las Escrituras sea un éxito? ¿Qué problemas han encontrado y cómo los han resuelto? (Además de las respuestas de los participantes, comparta algunas o todas las siguientes sugerencias.)
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Ponerse todos de acuerdo para establecer una hora fija para el estudio de las Escrituras en familia todos los días. A menudo ésa es la parte más difícil del estudio de las Escrituras en familia. Sin embargo, las familias pueden buscar la guía del Espíritu al decidir qué funcionará mejor en sus circunstancias.
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Considerar la idea de establecer cuánto tiempo se apartará todos los días para leer o cuántos versículos, capítulos o páginas se leerán.
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Si es posible, ver que cada miembro de la familia tenga acceso a un ejemplar de las Escrituras. Incluso los niños pequeños que no pueden leer se beneficiarán al tener sus propias Escrituras. Los padres pueden regalar libros canónicos a sus hijos cuando se bautizan, para los cumpleaños u otras ocasiones especiales, o los niños podrían ganar dinero para comprar sus propios ejemplares de las Escrituras.
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Turnarse para leer, ayudado a los menores que necesiten ayuda. Después de leer un pasaje, repasen lo que hayan leído y exprésenlo de una forma que lo entiendan los hijos menores.
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Hacer que los niños más pequeños hagan dibujos sobre los relatos de las Escrituras. Por ejemplo, la familia podría crear un mural en el que se muestre la visión de Lehi del árbol de la vida.
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Memorizar juntos algunos versículos favoritos.
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Leer pasajes de las Escrituras que se relacionen con ocasiones especiales, como la Pascua, la Navidad, un bautismo, una ordenación al sacerdocio o la dedicación de un templo.
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Investigar juntos algún tema del Evangelio, haciendo uso de la Guía para el Estudio de las Escrituras.
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En un cuaderno, llevar un registro de las preguntas, metas o impresiones relacionadas con la lectura de las Escrituras.
Haga notar que si se torna difícil reunir a la familia para estudiar las Escrituras, los padres deben recordar que sus esfuerzos por hacerlo pueden tener un efecto mucho más duradero de lo que se imaginan. La hermana Susan L. Warner, que sirvió como segunda consejera de la presidencia general de la Primaria, dijo:
“Nuestra familia se ha esforzado por estudiar las Escrituras por la mañana, pero muchas veces nos frustrábamos cuando uno de nuestros hijos se quejaba y teníamos que insistir en que saliera de la cama; cuando por fin iba para estar con el resto de la familia, muchas veces recostaba la cabeza sobre la mesa. Años después, mientras estaba en la misión, nos escribió una carta en la que nos decía: ‘Gracias por enseñarme las Escrituras. Quiero que sepan que todas aquellas veces en que me hacía el dormido, en realidad estaba escuchando con los ojos cerrados’” (“Acuérdate… de lo que has recibido y oído”, Liahona, julio de 1996, pág. 86).
La noche de hogar para la familia las ayuda a fortificarse en contra de las influencias mundanas.
Explique que en 1915 el presidente Joseph F. Smith y sus Consejeros de la Primera Presidencia dieron instrucciones a los padres de que empezaran a tener una “noche de hogar” en forma regular. Éste iba a ser un tiempo para que los padres enseñaran a sus familias los principios del Evangelio. La Primera Presidencia escribió: “Si los santos obedecen este consejo, les prometemos que el resultado se traducirá en grandes bendiciones. Aumentará el amor en el hogar y la obediencia a los padres. Se desarrollará la fe en el corazón de la juventud de Israel y obtendrán poder para combatir la influencia maligna y las tentaciones que les acosan” (en James R. Clark, compilación, Messages of the First Presidency of the Church of Jesus Christ of Latter-day Saints, 6 tomos , 1965–1975, tomo IV, pág. 339).
Con respecto a cómo sus padres siguieron el consejo del presidente Smith, el presidente Gordon B. Hinckley dijo:
“En 1915 el presidente Joseph F. Smith pidió a los miembros de la Iglesia que tuvieran la noche de hogar para la familia. Mi padre dijo que lo haríamos, así es que solíamos calentar la sala donde estaba el piano de mi madre y hacer lo que había pedido el Presidente de la Iglesia.
“Como niños éramos pésimos como actores o cantantes. Podíamos hacer cualquier cosa juntos mientras jugábamos, pero el que uno de nosotros tuviera que cantar solo ante los demás era como pedir a un helado que se mantuviera espeso sobre la estufa de la cocina. Al principio, nos reíamos y hacíamos comentarios simpáticos sobre las actuaciones de los demás, pero nuestros padres persistieron. Cantábamos juntos, orábamos juntos. Escuchábamos con atención mientras nuestra madre leía historias de la Biblia y del Libro de Mormón. Nuestro padre nos relataba historias de cosas que recordaba…
“De esas simples y pequeñas reuniones en la sala de nuestro viejo hogar, resultó algo indescriptible y maravilloso. Se fortaleció nuestro amor hacia nuestros padres. Creció el amor entre hermanos y hermanas. Aumentó nuestro amor por el Señor. En nuestros corazones se desarrolló el aprecio por la bondad. Esas cosas maravillosas sucedieron debido a que nuestros padres siguieron el consejo del Presidente de la Iglesia. Aprendí algo de un significado tremendo de todo aquello” (Teachings of Gordon B. Hinckley, 1997, págs. 211–212).
Explique que todos los Presidentes de la Iglesia, desde el presidente Joseph F. Smith, han recalcado la importancia de la noche de hogar para la familia. Hoy en día la Primera Presidencia ha aconsejado que las familias tengan su noche de hogar cada lunes por la noche.
Indique que la noche de hogar para la familia debe contar con una oración familiar y una lección presentada por uno de los padres o por uno de los hijos. Los padres pueden ayudar a los hijos más pequeños a preparar y a presentar las lecciones.
Explique que la Iglesia ha producido materiales que ayudan a las familias a realizar la noche de hogar para la familia con éxito. Ponga a la vista los materiales producidos por la Iglesia que haya llevado a la clase (véase “Preparación”, punto3). En especial haga hincapié en el Manual de sugerencias para la noche de hogar, que es una ayuda valiosa para los padres. Este libro es el material principal de consulta para la familia y le es de mucha utilidad para planificar y llevar a cabo la noches de hogar. Incluye lecciones e ideas para las actividades.
• Además de la oración y la lección, ¿qué otras actividades se pueden incluir en las noches de hogar para la familia? (Entre las respuestas podrían estar el participar en juegos, el leer las Escrituras, también cantar himnos o canciones, tomar parte de un consejo familiar y disfrutar de algún refrigerio.)
• ¿Cómo pueden valerse los padres de la noche de hogar para satisfacer las necesidades de la familia? (Además de pedir ideas a los participantes, comparta el siguiente ejemplo.)
Un padre elaboró sus lecciones para la noche de hogar conversando en forma individual con sus hijos. Al conversar con ellos, a menudo les preguntaba sobre temas específicos que les interesaban, como por ejemplo: “¿Qué dicen los niños en la escuela con respecto a las niñas?”, o “¿Hay alguien que hable acerca de drogas ilegales?”. Las respuestas de los niños le sirvieron para saber lo que debían aprender y analizar. Luego él y su esposa se sentaban a planificar lecciones basadas en esas necesidades. Los hijos disfrutaban del compartir sus ideas y estaban preparados para enfrentar situaciones de la vida real.
• ¿Qué pueden hacer los padres para alentar a cada miembro de la familia a que participe en la noche de hogar para la familia?
• ¿Qué bendiciones ha recibido su familia como resultado de efectuar la noche de hogar?
Conclusión
Haga hincapié en que el tener a diario la oración familiar y el estudio de las Escrituras y el efectuar cada semana la noche de hogar para la familia fortalecerán las relaciones familiares, fortificarán los testimonios de los miembros de la familia y los prepararán para enfrentar los desafíos de la vida.
De acuerdo con lo que le dicte el Espíritu, exprese su amor por su familia y testifique sobre las verdades analizadas durante esta lección y a través del curso.
Refiérase a las páginas 68–72 de Matrimonio y relaciones familiares, Guía de estudio para el participante. Aliente a los participantes a repasar las doctrinas y los principios de esta lección al: 1) seguir por lo menos una de las sugerencias de “Ideas para poner en práctica” y: 2) leer los artículos “Las bendiciones de la oración familiar”, por el presidente Gordon B. Hinckley y “Recibí, por tanto, alguna instrucción”, por el élder L. Tom Perry. Haga notar que los matrimonios pueden recibir grandes beneficios al leer y analizar juntos los artículos de la guía de estudio.
Materiales de consulta adicionales
La participación en actividades recreativas sanas en familia
Explique que además de la oración familiar, el estudio de las Escrituras y la noche de hogar, las actividades recreativas sanas pueden servir para que la familia desarrolle lazos fuertes de amor y unidad. Los padres deben apartar tiempo para esas actividades en el que toda la familia pueda participar unida. El presidente Ezra Taft Benson aconsejó: “Establezcan tradiciones familiares como paseos al campo, viajes, etc. Estos recuerdos serán imborrables para los hijos” (“Para el padre de familia”, Liahona, enero de 1988, pág. 50).
• ¿Cuáles son los beneficios de participar en actividades recreativas como familia?
Considere el compartir las siguientes sugerencias o algunas propias para empezar el análisis:
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Los miembros de la familia que, en unión, participen en actividades sentirán mayor amor y armonía.
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Se divertirán unidos y edificarán una relación que perdurará a través de sus vidas.
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Los hijos disfrutarán del tiempo con sus padres y estarán más dispuestos a escuchar y a seguir sus consejos.
• ¿Qué recuerdos tienen ustedes de actividades familiares cuando eran pequeños? ¿En qué forma influyeron en ustedes esas actividades? Invite a los participantes a compartir ideas para tener actividades familiares divertidas, interesantes y memorables, que cuesten poco o nada.
Repaso de las lecciones de la parte B del curso Matrimonio y relaciones familiares
Con esta lección se termina la parte B del curso Matrimonio y relaciones familiares. Si usted ha enseñado el curso completo, considere el emplear el siguiente ejercicio:
Dé a cada participante una hoja de papel y un lápiz o bolígrafo. Pida a los participantes que durante tres minutos hagan una lista de las doctrinas y los principios que recuerden de las lecciones 9 a la 16 del curso. Pídales que subrayen las doctrinas o los principios que les hayan sido de mayor valor. Anímeles a que estén preparados para hablar de algunos de los puntos que hayan subrayado. Si necesitan ayuda, puede valerse del índice de temas que se encuentra en las páginas V–VII de este manual o la reseña del curso que se encuentra en las páginas VII–VIII de Matrimonio y relaciones familiares, Guía de estudio para el participante.
Una vez pasados los tres minutos, pida a cada participante que lea uno de los puntos de su lista y que explique la razón por la cual lo considera de particular importancia. Resuma en la pizarra los puntos de vista de los participantes y reconozca la importancia de cada comentario. Luego comparta un punto de vista suyo. Si el tiempo lo permite, repita este ejercicio.
Exprese su agradecimiento a la clase por su participación durante el curso y aliéntelos a seguir viviendo de acuerdo con las doctrinas y los principios que se han analizado a través del curso. Aliéntelos también a leer en forma periódica “La familia: Una proclamación para el mundo” con sus familias y a seguir en el hogar los consejos que ésta encierra.