Newel K. Whitney y la Firma Unida
En abril de 1834, Newel K. Whitney, el obispo de la Iglesia en Kirtland, Ohio, y un prominente hombre de negocios, condonó más de 3.600 dólares estadounidenses de deuda que varias personas le debían, entre ellos José Smith, Sidney Rigdon y Oliver Cowdery. Las deudas se habían acumulado a lo largo de los más de dos años en que estos hombres trabajaron juntos para dirigir y financiar las operaciones temporales de la Iglesia en un órgano de administración llamado la Firma Unida. Ahora, tras dos años tumultuosos, la Firma Unida debía disolverse. “José dijo que era la voluntad del Señor” que se saldaran las cuentas “por completo, sin ningún valor recibido”, declaró Whitney. A continuación, Whitney dijo que haría lo que José pedía1.
Desde los inicios de la restauración de la Iglesia, el Señor dio a José Smith tareas cuya realización requería medios temporales. Por ejemplo, con la ayuda financiera de Martin Harris, el joven profeta publicó el Libro de Mormón. A medida que la Iglesia crecía en número, también aumentaba el alcance de su misión revelada. Edificar las comunidades de Sion requería tierras y recursos. Proclamar al mundo el Evangelio revelado requería tener acceso a una imprenta. La Firma Unida se fundó para coordinar y financiar esos ambiciosos esfuerzos.
Del mismo modo que estuvo presente en la disolución de la Firma Unida, Newel K. Whitney estuvo presente en su formación. Como obispo, Whitney asistió a una reunión de sumos sacerdotes en Kirtland en marzo de 1832. En esa reunión, el profeta José Smith recibió una revelación (actualmente Doctrina y Convenios 78) en la que se mandaba a José, Sidney Rigdon y el obispo Whitney que viajaran a Misuri para supervisar la formación de “una organización de las actividades editoriales y mercantiles de mi Iglesia”2. En ese tiempo, Sidney Gilbert, un agente del obispo Edward Partridge en Independence, Misuri, gestionaba un comercio en nombre de la Iglesia, y la tienda de Whitney en Kirtland también estaba designada como almacén de la Iglesia.
Además, William W. Phelps, el impresor de la Iglesia, había establecido una imprenta en Independence, en donde imprimía un periódico y se preparaba para publicar una compilación de las revelaciones de José Smith en un libro llamado el Libro de Mandamientos. A fin de supervisar la publicación del Libro de Mandamientos, una revelación de noviembre de 1831 —actualmente Doctrina y Convenios 70— había nombrado a José Smith, Sidney Rigdon, Oliver Cowdery, John Whitmer, Martin Harris y William W. Phelps “mayordomos de las revelaciones”, declarando que los beneficios de las ventas del libro servirían para compensarlos por su trabajo3. Ahora, en marzo de 1832, el Señor les decía a José Smith y a los demás que las actividades que se llevaban a cabo en la imprenta y en los almacenes se debían coordinar.
Durante la primera semana de abril de 1832 —solo unos días después de que un populacho atacara a José Smith y a Sidney Rigdon ocasionando la muerte del hijo que José había adoptado, Joseph Murdock—, José Smith, Newel K. Whitney, Sidney Rigdon y algunos otros salieron de Independence para cumplir con este mandato4. El 26 de abril, poco después de llegar a Misuri, el Profeta convocó un consejo de sumos sacerdotes. En esa reunión, Sidney Rigdon leyó al consejo la revelación de marzo de 1832, declarando que en ella se exponía “la razón por la que se nos mandó venir a esta tierra y sentarnos aquí en concilio con los sumos sacerdotes”. Luego se dio a José Smith una revelación que ofrecía más detalles en cuanto a lo que habían de hacer5.
Esta revelación, en su forma original, indicaba que era “conveniente” que José Smith, Sidney Rigdon, Newel K. Whitney, Edward Partridge, Sidney Gilbert, John Whitmer, Oliver Cowdery, William W. Phelps y Martin Harris “se unan por medio de un vínculo y convenio que no puede ser quebrantado en lo que toca a vuestras mayordomías para administrar los asuntos editoriales y mercantiles y en los obispados, tanto en la tierra de Sion como en la tierra de Kirtland”6. La revelación —actualmente Doctrina y Convenios 82— establecía también que esas nueve personas habían de “[tener] el mismo derecho a los bienes, para el mejor manejo de los asuntos de vuestras mayordomías”. Declaraba que el Señor había señalado esta “firma” para que fuera “una firma perpetua para ti y para tu sucesor”7.
Además, la revelación decía a los hombres que se ligasen por medio de un convenio “según las leyes del país”8. En esencia, esta revelación declaraba que esos miembros de la firma recibirían el sustento para sí mismos y para sus familias de las actividades editoriales y mercantiles que se les mandaba dirigir, y que debían concertar un compromiso legal que los uniría en lo concerniente a sus obligaciones respecto a las deudas de la firma.
El consejo se reunió de nuevo al día siguiente y estipuló que las dos ramas principales de la firma fueran Gilbert, Whitney & Co. (la asociación mercantil de Newel K. Whitney y Sidney Gilbert en Independence), y N. K. Whitney & Co. (la firma de Whitney en Kirtland). También designaron a Phelps y Gilbert para que esbozaran el contrato que los miembros de la firma debían concertar tal como se indicaba en la revelación9. Solo unos días después, en torno al 1 de mayo de 1832, la Firma Unida tuvo su primera reunión ordinaria, a la que asistieron todos sus miembros menos Martin Harris. En esa reunión, Whitney y Gilbert fueron “nombrados como agentes para actuar en nombre de la firma”, y se mandó a la firma que obtuviera un préstamo de 15.000 dólares estadounidenses a través de N. K. Whitney & Co.10.
Durante los dos años siguientes, la Firma Unida jugó un papel fundamental en la administración de la Iglesia. Además de supervisar los almacenes y la oficina de la imprenta, sus miembros servían de facto a José Smith como junta directiva. Por ejemplo, cuando José, que permanecía en Ohio, deseaba saber lo que sucedía en Misuri, donde se estaba edificando la ciudad de Sion, escribía cartas de los miembros de la firma11. Del mismo modo, las acciones de la firma llegaron a ser fundamentales para financiar los proyectos de la Iglesia y proporcionar a los miembros de la firma y a sus familias las cosas necesarias de la vida.
En 1833 se unieron dos miembros más a la firma, ambos por revelación. Una revelación de marzo de 1833 —actualmente Doctrina y Convenios 92— ordenaba que Frederick G. Williams fuera recibido “en la firma” y que fuera “un miembro activo”12. Posteriormente, en junio de 1833, otra revelación —actualmente Doctrina y Convenios 96— mandaba a John Johnson “hacerse miembro de la firma a fin de poder ayudar a llevar mi palabra a los hijos de los hombres”13. Williams, miembro de la presidencia en funciones de la Iglesia, tenía muchas propiedades en Ohio, al igual que Johnson. Para administrar sus mayordomías, la Firma Unida hizo uso de las propiedades de estos hombres.
Mientras tanto, Newel K. Whitney continuó con su implicación en la firma. Además de gestionar su comercio en Kirtland como almacén de la Iglesia, Whitney se hizo cargo de las deudas contraídas por un enorme terreno adquirido en Kirtland, donde los líderes de la Iglesia planeaban construir la Casa del Señor14. Gracias a los recursos de su tienda, Whitney proporcionó también financiación y bienes para el sustento de José Smith y otros, lo cual generó las deudas que Whitney condonaría en abril de 1834.
No obstante, en 1834 la Firma Unida se hallaba en una precaria situación financiera. Cuando los santos fueron expulsados del condado de Jackson, Misuri, en otoño de 1833, la Iglesia perdió dos importantes piezas de la firma: la oficina de la imprenta de Phelps y el almacén de Gilbert. Además, la Firma Unida tenía deudas debido a la compra de bienes para los almacenes, una nueva imprenta en Kirtland y el terreno para el desarrollo de la ciudad de Kirtland.
El 11 de enero de 1834, seis miembros de la firma, entre ellos Whitney, oraron para que el Señor, “en el orden de Su providencia, provea al obispo de esta Iglesia con los medios suficientes para liquidar a su debido tiempo todas las deudas que la firma ha contraído”15. No obstante, en abril de 1834, Whitney se dio cuenta de que tenía una deuda de 8.000 dólares estadounidenses a causa de su función en la firma. Necesitaba al menos 4.000 dólares ese mes para ayudar a pagar las deudas, el resto de las cuales había de ser devuelto antes del mes de septiembre de 183416. Frente a ese desalentador panorama financiero, el profeta José llevó a cabo una reunión de la Firma Unida el día 10 de abril de 1834, durante la cual se decidió que “la firma debía disolverse, y se había de compensar a cada uno con su correspondiente mayordomía”17.
Menos de dos semanas más tarde, el 23 de abril de 1834, el Señor dio una revelación a José Smith —actualmente Doctrina y Convenios 104— en la que se asignaban esas “mayordomías” a los diferentes miembros de la firma. Las mayordomías eran terrenos concretos de los cuales los miembros de la firma se hacían responsables de manera individual. Por ejemplo, a Newel K. Whitney se le dieron sus casas y la tienda, las parcelas en las cuales se hallaban ubicadas y la parcela en la que se hallaba su fábrica de potasa. A otros se les dieron tierras y edificios ubicados en propiedades que pertenecían a Frederick G. Williams y John Johnson18. Aunque la revelación en sí sugería que la Firma Unida continuaría tras esta distribución de mayordomías y la reorganización de la misma, en esencia la firma cesó de funcionar de allí en adelante. En su lugar, el sumo consejo de Kirtland, constituido en febrero de 1834, asumió la función de dirigir los esfuerzos editoriales y mercantiles de la Iglesia19.
En ediciones posteriores de Doctrina y Convenios, la Firma Unida se llamó la “Orden Unida”, y se insertaron seudónimos en lugar de los nombres de sus integrantes. Además se cambió el lenguaje sobre el objetivo de la firma a fin de que hiciera referencia más vagamente al hecho de cubrir las necesidades de los pobres. Esto se hizo para proteger la identidad de las personas que integraban la firma y para mantener la confidencialidad de sus objetivos. Los nombres de esas personas volvieron a aparecer en las revelaciones en la década de 1980, pero todavía se hace referencia a la firma como la Orden Unida en la edición de Doctrina y Convenios de 201320.
La participación de Newel K. Whitney en la Firma Unida aumentó su endeudamiento, pero él nunca mostró amargura hacia José Smith o hacia el Señor por causa de ello. Whitney no registró sus sentimientos en cuanto a la condonación de la enorme suma de 3.600 dólares, pero el hecho de perdonar las deudas mostró su voluntad de seguir al Profeta aun en los asuntos temporales. Su función en la firma le dio la oportunidad de trabajar estrechamente con José Smith y otros líderes de la Iglesia en la labor de proveer a la Iglesia de los medios para llevar a cabo su misión. La Firma Unida jugó un papel fundamental en la administración de la Iglesia entre 1832 y 1834, igual que fundamental fue el papel que jugó el propio Whitney en la firma.