“Lección 13 — Material de preparación para la clase: El recogimiento de Israel en los últimos días”, Enseñanzas y doctrina del Libro de Mormón: Material para el maestro, 2021
“Lección 13 — Material de preparación para la clase”, Enseñanzas y doctrina del Libro de Mormón: Material para el maestro
Lección 13 — Material de preparación para la clase
El recogimiento de Israel en los últimos días
El presidente Russell M. Nelson ha declarado: “[E]l Señor está acelerando Su obra para recoger a Israel. Ese recogimiento es lo más importante que se está llevando a cabo hoy en la tierra. Nada se le compara en magnitud, nada se le compara en importancia, nada se le compara en majestad” (Russell M. Nelson y Wendy W. Nelson, “Juventud de Israel”, devocional mundial para los jóvenes, 3 de junio de 2018; en el suplemento de la revista Liahona, septiembre de 2018, pág. 8, y en HopeofIsrael.ChurchofJesusChrist.org). En esta unidad tendrás la oportunidad de estudiar las enseñanzas distintivas del Libro de Mormón sobre el recogimiento de Israel y de considerar de qué manera esta importante obra lleva a las personas a Jesucristo. Conforme estudias, busca las responsabilidades y oportunidades que puedes asumir al tomar parte en el recogimiento de Israel.
Sección 1
¿Por qué es importante formar parte de la casa de Israel?
Para comprender la importancia de pertenecer a la casa de Israel, resulta útil saber cuál fue su comienzo. En algún momento después del año 2000 a. C, Jesucristo se apareció a Abraham e hizo un convenio sempiterno con él. El Señor prometió a Abraham y a Sara que se ofrecerían a sus descendientes todas las bendiciones del Evangelio. Esas promesas y bendiciones se conocen como el convenio de Abraham o el convenio abrahámico (véanse Abraham 2:6–11; Guía para el Estudio de las Escrituras, “Convenio de Abraham”, scriptures.ChurchofJesusChrist.org).
El Señor renovó este convenio con Isaac, el hijo de Abraham, y con su nieto Jacob. El Señor cambió el nombre de Jacob a Israel. Este tuvo doce hijos, cuyos descendientes son conocidos como la casa de Israel o israelitas (véanse Génesis 26:24; 28:10–15; Guía para el Estudio de las Escrituras, “Israel”, scriptures.ChurchofJesusChrist.org).
La casa de Israel es el pueblo del convenio de Dios. Con la autoridad del santo sacerdocio, tienen la responsabilidad de llevar el evangelio del Señor a todas las personas de la tierra y de facilitar las ordenanzas y los convenios esenciales para aquellos que han muerto sin el Evangelio.
Cuando los descendientes literales de Israel creen en Jesucristo y aceptan el convenio de Abraham, son recogidos en la casa de Israel y llegan a formar parte del pueblo del convenio del Señor. Aquellos que no son descendientes literales de Abraham, Isaac y Jacob pueden ser adoptados en la casa de Israel por medio de la fe en Jesucristo y al aceptar las ordenanzas y los convenios de Su evangelio (véase la Guía para el Estudio de las Escrituras, “Adopción”, scriptures.ChurchofJesusChrist.org).
El presidente Nelson enseñó esto a los miembros de la Iglesia:
Nosotros […] somos hijos del convenio, ya que, como los de antaño, hemos recibido el santo sacerdocio y el Evangelio sempiterno. Abraham, Isaac y Jacob son nuestros antepasados y nosotros somos de Israel. Tenemos derecho a recibir el Evangelio, las bendiciones del sacerdocio y la vida eterna. Las naciones de la tierra serán bendecidas por nuestra laboriosidad, así como por la de nuestra posteridad. La descendencia literal de Abraham y los que son reunidos con su familia por adopción reciben esas bendiciones prometidas, que se basan en el hecho de que aceptemos al Señor y obedezcamos Sus mandamientos(véase “Los hijos del convenio”, Liahona, julio de 1995, pág. 37).
Sección 2
¿Por qué debo participar en el recogimiento de Israel?
Cuando Lehi escudriñó las planchas de bronce, aprendió más sobre su genealogía y su lugar en la casa de Israel (véase 1 Nefi 5:14). Para ayudar a su familia a comprender la importancia de formar parte de la casa de Israel, Lehi comparó la casa de Israel a un olivo. Explicó que, de la misma manera que se puede separar una rama de un olivo, así el pueblo de Israel sería separado y esparcido por tierras lejanas. Tal como una rama de olivo se puede cortar de un árbol e injertarla en otro árbol para que llegue a formar parte de él, así el pueblo de Israel esparcido algún día sería reunido y llegaría a formar parte del pueblo del convenio del Señor (véase 1 Nefi 10:12–14).
Poco después de las enseñanzas de Lehi en cuanto al esparcimiento y el recogimiento de Israel, Nefi encontró a sus hermanos discutiendo entre ellos sobre lo que había enseñado su padre. Ellos le dijeron a Nefi que no podían comprender las enseñanzas de Lehi concernientes a “las ramas naturales del olivo, y también con respecto a los gentiles” (1 Nefi 15:7).
El presidente Nelson también dijo esto respecto al recogimiento de Israel:
Cuando hablamos del recogimiento, simplemente estamos diciendo esta verdad fundamental: cada uno de los hijos de nuestro Padre Celestial, a ambos lados del velo, merece escuchar el mensaje del evangelio restaurado de Jesucristo (“Juventud de Israel”, pág. 8).
Las personas a ambos lados del velo incluyen tanto a las que están vivas como a las que han muerto.
Sección 3
¿Cómo puedo participar en el recogimiento de Israel?
Jacob, el hermano menor de Nefi, enseñó sobre el esparcimiento y el recogimiento de Israel cuando citó la alegoría de Zenós sobre el olivo cultivado y el olivo silvestre. En la alegoría, el Señor de la viña representa a Jesucristo, y los siervos representan a Sus profetas y otros discípulos a quienes se ha llamado para recoger a Israel. Los diversos olivos plantados en la viña representan grupos de hijos de Dios, incluidos los miembros de la casa de Israel (véase Jacob 5).
El presidente Nelson explicó cuán sencillo puede ser ayudar a recoger a Israel.
Cada vez que hacen algo que ayuda a cualquiera, a ambos lados del velo, a dar un paso hacia hacer convenios con Dios y recibir sus ordenanzas esenciales del bautismo y del templo, están ayudando a recoger a Israel. Es así de sencillo (“Juventud de Israel”, pág. 15).