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Lección 27 — Material de preparación para la clase: Fe, esperanza y caridad


“Lección 27 Material de preparación para la clase: Fe, esperanza y caridad”, Enseñanzas y doctrina del Libro de Mormón: Material para el maestro, 2021

“Lección 27 — Material de preparación para la clase”, Enseñanzas y doctrina del Libro de Mormón: Material para el maestro

Lección 27 — Material de preparación para la clase

Fe, esperanza y caridad

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Él viene nuevamente a gobernar y a reinar, por Mary R. Sauer

El presidente Dieter F. Uchtdorf, quien sirvió en la Primera Presidencia, enseñó: “La fe, la esperanza y la caridad se complementan entre sí; a medida que una crece, la otra también lo hace […]. Las tres cualidades: fe, esperanza y caridad, trabajan juntas fundadas en la verdad y en la luz del Evangelio restaurado de Jesucristo y nos guían para que abundemos en buenas obras [véase Alma 7:24]” (“El poder infinito de la esperanza”, Liahona, noviembre de 2008, págs. 23, 24; véase Moroni 10:20). Al estudiar este material, considera qué puedes hacer para incorporar de manera más plena estos atributos divinos a tu vida.

Sección 1

¿Cómo mi fe en Jesucristo influye en mi esperanza?

Luego de la destrucción de la civilización nefita, Moroni quedó solo para terminar el Libro de Mormón. También agregó algunas enseñanzas de su padre, Mormón, que incluían un sermón en cuanto a las virtudes de la fe, la esperanza y la caridad (véase Moroni 7:1).

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Moroni escribe junto al fuego
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Lee Moroni 7:33, 38, 40–43 y busca lo que enseñó Mormón sobre la relación que hay entre la fe y la esperanza.

El presidente M. Russell Ballard, del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó en cuanto a la relación que hay entre la fe y la esperanza:

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Presidente M. Russell Ballard

… [L]a fe en el Señor Jesucristo —la fe verdadera, inalterable y profundamente arraigada en el alma— es un poder que no puede pasarse por alto en el universo. Puede llegar a ser una fuerza que produzca milagros, o puede ser una fuente de energía interior por medio de la cual encontremos paz, consuelo y la fortaleza para sobreponernos.

A medida que pongamos en práctica nuestra fe y confianza, nacerá la esperanza. La esperanza nace de la fe y da significado y propósito a todo lo que hagamos. Puede darnos incluso la tranquilidad que nos haga falta para vivir felices en un mundo que está maduro en la iniquidad, la calamidad y la injusticia (véase “El gozo de la esperanza hecha realidad”, Liahona, enero de 1993, págs. 36–37).

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jovencita sonriendo
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¿Qué bendiciones han llegado a tu vida o podrían llegar a medida que centres tu fe y esperanza en Jesucristo?

Sección 2

¿Cómo puedo incrementar mi capacidad para tener esperanza?

Cuando Moroni compendió el registro de los jareditas, incluyó las enseñanzas del profeta Éter en cuanto a la fe. Entonces relató muchos milagros que ocurrieron mediante la fe en Jesucristo (véase Éter 12:3–22). Moroni explicó que “… la fe es las cosas que se esperan y no se ven” (versículo 6).

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Lee Éter 12:4, 32 y considera qué puedes esperar al ejercer fe en Dios.

El presidente Uchtdorf dijo lo siguiente en cuanto al poder infinito de la esperanza:

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Presidente Dieter F. Uchtdorf

La esperanza es un don del Espíritu [véase Moroni 8:26]; tenemos la esperanza de que, por medio de la expiación de Jesucristo y del poder de Su resurrección, seremos levantados a vida eterna debido a nuestra fe en el Salvador [véase Moroni 7:41]. Esta clase de esperanza es tanto un principio de promesa al igual que un mandamiento [véase Colosenses 1:21–23] y, como con todos los mandamientos, tenemos la responsabilidad de hacerla una parte activa de nuestra vida y superar la tentación de perder la esperanza. La esperanza en el misericordioso plan de felicidad de nuestro Padre Celestial conduce a la paz [véase Romanos 15:13], a la misericordia [véase Salmos 33:22], al gozo [véase Romanos 12:12] y a la alegría [véase Proverbios 10:28]. La esperanza de salvación es semejante a un yelmo protector [véase 1 Tesalonicenses 5:8]; es el fundamento de nuestra fe [véanse Hebreos 11:1; Moroni 7:40] y el ancla de nuestra alma [véanse Hebreos 6:19; Éter 12:4] (“El poder infinito de la esperanza”, págs. 21–22).

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¿Qué puedes hacer para que la esperanza sea una parte más activa de tu vida cotidiana?

Sección 3

¿Qué efecto puede tener la caridad en mi relación con otras personas y con Jesucristo?

Luego de analizar la fe y la esperanza, Mormón concluyó su sermón centrándose en la caridad o “… el amor puro de Cristo” (Moroni 7:47).

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Lee Moroni 7:43–48 y considera marcar las palabras o frases que definan o describan la caridad.

La presidenta Jean B. Bingham, Presidenta General de la Sociedad de Socorro, señaló:

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Presidenta Jean B. Bingham

Jesucristo es la perfecta personificación de la caridad. Su ofrecimiento premortal para ser nuestro Salvador, Sus interacciones a lo largo de Su vida mortal, Su don supremo de la Expiación y Sus esfuerzos constantes para llevarnos de regreso a nuestro Padre Celestial son las máximas expresiones de caridad. Él funciona con una meta singular: el amor por Su Padre expresado a través de Su amor por cada uno de nosotros […].

Testifico que al seguir el ejemplo perfecto de Él, podemos recibir el don de la caridad, que nos traerá gran alegría en esta vida y la bendición prometida de la vida eterna con nuestro Padre Celestial (“Traeré la luz del Evangelio a mi hogar”, Liahona, noviembre de 2016, págs. 6, 9).

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Piensa en un par de ejemplos de cómo Jesucristo es “la perfecta personificación de la caridad”. Busca los relatos de los ejemplos en las Escrituras y prepárate para hablar al menos de uno de los ejemplos con tu clase.

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Cristo y los niños del Libro de Mormón, por Del Parson

Al pensar en el ejemplo del Salvador, considera dónde verías la caridad en tu vida cotidiana. El presidente Thomas S. Monson enseñó:

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Presidente Thomas S. Monson

Tengo en mente la caridad que nos impele a ponernos en el lugar de los demás, a ser compasivos y misericordiosos, no solo en tiempos de enfermedad, aflicción y tribulación, sino también en tiempos de debilidad o error de parte de otras personas.

Hay una gran necesidad de la caridad que presta atención a quienes pasan inadvertidos, que da esperanza a quienes están desalentados y que brinda ayuda a quienes están afligidos. La verdadera caridad es el amor en acción. La necesidad de la caridad está en todas partes.

Se necesita la caridad que rehúsa hallar satisfacción al oír o repetir los relatos sobre infortunios que sobrevienen a otras personas, a menos que al hacerlo el desafortunado pueda beneficiarse. El educador y político estadounidense Horace Mann dijo una vez: “Compadecerse de la tribulación es meramente humano; aliviarla es divino” [Horace Mann, Lectures on Education, 1845, pág. 297].

La caridad es tener paciencia con alguien que nos ha defraudado. Es resistir el impulso de ofenderse con facilidad. Es aceptar las debilidades y los defectos. Es aceptar a las personas como realmente son. Es ver, más que las apariencias físicas, los atributos que no empalidecerán con el tiempo. Es resistir el impulso de categorizar a otras personas (“La caridad nunca deja de ser”, Liahona, noviembre de 2010, pág. 124).

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tres mujeres conversan
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¿Qué puedes hacer para buscar más fervientemente el don de la caridad y desarrollar amor cristiano por los demás? ¿Quién necesita sentir el amor del Salvador por medio de ti? ¿Qué puedes hacer para ayudar a esa persona a sentir Su amor?

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