2023
El error en el pastel
Septiembre de 2023


“El error en el pastel”, El Amigo, septiembre de 2023, págs. 10–11.

El error en el pastel

Shiloh quería que su pastel quedara perfecto.

Esta historia sucedió en Escocia.

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Shiloh terminó de colorear el dibujo y puso el crayón sobre el escritorio. “¡Listo!”.

“¿Qué es eso?”, preguntó su amiga, Lacey.

“Es el pastel que estoy preparando para el concurso escolar”. Shiloh levantó el dibujo para que Lacey lo viera.

“¡Se ve genial!”, dijo Lacey.

“¡Gracias!”, dijo Shiloh sonriendo. El pastel iba a ser perfecto. Lo tenía todo planeado. Tendría cuatro capas. Dos capas serían azules y dos rojas, los mismos colores que la bandera del Reino Unido. Colocaría el glaseado blanco entre cada capa. Finalmente, ¡pondría sus mejores galletas caseras encima! Estaba segura de que obtendría el primer lugar.

“¿Qué vas a cocinar tú?”, preguntó Shiloh.

“No lo sé aún”, dijo Lacey, “tal vez también un pastel”.

“No puedo esperar a ver lo que harás”, dijo Shiloh.

Tan pronto como llegó a casa, Shiloh estaba lista para empezar a cocinar. Puso el dibujo del pastel en la mesada (mesón, encimera) de la cocina para poder verlo mientras trabajaba.

Shiloh midió cuidadosamente todos los ingredientes. Los mezcló y vertió la masa en el molde para pasteles. Luego puso el molde en el horno para cocinar la primera capa del pastel.

Cuando sonó la alarma del horno, Shiloh retiró el pastel y trató de sacarlo del molde, pero cuando lo dio vuelta, ¡la mitad del pastel estaba pegada en el fondo!

“¡Oh, no!”, gritó Shiloh. Le mostró el pastel roto a mamá y dijo: “¡El pastel está arruinado!”.

Mamá le palmeó el hombro y dijo: “Está bien, podemos arreglarlo”.

Mamá ayudó a Shiloh a sacar el resto del pastel. Con mucho cuidado, juntaron los pedazos rotos.

“Listo”, dijo mamá. “Ni siquiera se nota que se rompió”.

Shiloh se sentía un poco mejor. Aún podía hacer que el resto del pastel se viera perfecto. Comenzó a hacer la siguiente capa. Esta vez, Shiloh dejó que el pastel se enfriara antes de sacarlo del molde y no se rompió.

Cuando terminó todas las capas de pastel, las apiló y puso el glaseado entre cada capa. Luego colocó cuidadosamente unas cuantas galletas caseras encima del pastel. ¡Listo!

Sin embargo, Shiloh frunció el ceño. El pastel no se parecía al dibujo; el glaseado goteaba, las capas estaban torcidas y todo el pastel estaba inclinado hacia un lado. ¡Qué desastre! Shiloh comenzó a llorar.

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“¿Qué pasa?”, preguntó mamá.

“¡Quería que el pastel fuera perfecto! ¡Todo ha salido mal!”. Shiloh se secó las lágrimas del rostro.

Mamá la abrazó. “Creo que tu pastel se ve bonito y estoy segura de que estará muy rico”.

Shiloh sacudió la cabeza. “Debería arrojarlo a la basura. ¡Voy a quedar en el último lugar!”.

“¿Ayudaría si hiciera una oración?”, preguntó mamá.

Shiloh asintió.

“Querido Padre Celestial”, dijo mamá, “estoy muy agradecida por Shiloh y por todo su trabajo arduo para hacer este pastel. Por favor, ayúdala a sentirse feliz con lo que ha podido hacer. En el nombre de Jesucristo. Amén”.

Shiloh se sintió más calmada. Miró de nuevo el pastel. Tal vez no se pareciera al dibujo, pero se veía bien y se había divertido al hacerlo.

Al día siguiente, en la escuela, Shiloh observó todos los postres que los otros niños habían hecho y pensó que ella no recibiría ningún premio. Los otros pasteles parecían asombrosos.

Pero cuando se anunciaron los ganadores, ¡Shiloh obtuvo el segundo lugar! ¡Y Lacey obtuvo el primero!

Lacey corrió hasta donde estaba Shiloh y la abrazó. “¡Las dos ganamos!”.

Shiloh sonrió. Aunque no hubiera ganado, estaba contenta de haberse esforzado.

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Ilustraciones por Maryssa Dennis