“La anatomía de un pacificador”, Para la Fortaleza de la Juventud, febrero de 2023.
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La anatomía de un pacificador
Estos son algunos de los procesos que se producen dentro de una persona que trata de establecer la paz.
La mayoría de las personas desean paz: para sí mismas, sus hogares, sus comunidades y el mundo.
El Salvador nos enseñó que eso empieza con nosotros. Él nos instó a ser pacificadores (véase Mateo 5:9). El presidente Russell M. Nelson nos ha instado diciendo: “… [P]ongan fin a los conflictos que se desatan en su corazón, en su hogar y en su vida” (“El poder del ímpetu espiritual”, Conferencia General de abril de 2022 [Liahona, mayo de 2022, pág. 97]).
Entonces, ¿qué sucede cuando no estás de acuerdo con alguien en cuanto a algo que es importante para ti? ¿Cómo mantienes la paz mientras defiendes una opinión firme o sostienes un principio del Evangelio como permanecer sexualmente puro o no hacer trampas en la escuela?
Procesos internos
Si realmente estás tratando de ser pacificador, estarás fortaleciendo ciertos procesos que acontecen dentro de ti emocional, mental y espiritualmente cuando surgen desacuerdos. Forman parte de la anatomía de un pacificador. A continuación menciono algunos de ellos.
Escuchar
Escuchar significa prestar atención a lo que dicen las personas y no solo pensar en lo que vas a decir a continuación. Es menos probable que alguien se enoje si sabe que lo están escuchando.
Autopercepción
Ser perceptivo consigo mismo es ser consciente de lo que estás diciendo y de cómo actúas, y darte cuenta de cómo otros lo perciben. También significa darse cuenta de por qué estás diciendo y haciendo esas cosas: tus motivaciones.
Empatía
La empatía significa sentir lo que sienten los demás. Te esfuerzas por imaginar sus sentimientos cuando escuchan lo que tú dices y ven cómo actúas.
Conocimiento
El conocimiento es un almacén de información y datos de los que se puede sacar provecho; pero lo más importante es que incluye aprendizaje espiritual y experiencias que puedes poner en práctica y compartir.
Persuasión
La persuasión es el arte de ayudar a las personas a cambiar lo que piensan y sienten en cuanto a algo. El élder Neil L. Andersen, del Cuórum de los Doce Apóstoles, ha dicho: “… Los pacificadores […] son persuasivos a la manera del Salvador” (Conferencia General de abril de 2022 [Liahona, mayo de 2022, pág. 18]). La manera del Salvador no trata solo de estar en lo correcto; trata de amar la verdad y a las personas con las que desees compartirla. La manera del Salvador no consiste en decir que tienes razón y que los demás están equivocados; trata de compartir lo correcto de una manera que realmente llegue a las personas. Significa amar la verdad y a las personas con las que desees compartirla.
Paciencia
A la hora de ser pacificadores, la paciencia significa tener autocontrol. A menudo significa recordarte a ti mismo que no debes interrumpir. No es necesario enojarse o molestarse; no debes alzar la voz ni intensificar tu tono. Está bien permitir que las personas expresen su opinión, incluso si tú estás totalmente en desacuerdo. La paciencia no es una debilidad, es parte de la manera del Salvador.
Sabiduría
Para los pacificadores, la sabiduría significa poder juzgar lo que es mejor hacer en cualquier situación. ¿Deberías intervenir o dar marcha atrás? ¿Deberías ofrecer lógica, apoyo emocional, humor o testimonio? Puedes ver los posibles resultados de diferentes decisiones. La sabiduría es un don de Dios que puede venir por medio de la experiencia, el estudio y el seguir Su consejo.
Humildad
Ser humilde significa reconocer que no lo sabes todo y que no tienes todas las respuestas. También significa reconocer que Dios lo sabe todo y que puede darte respuestas. La humildad nos ayuda a asegurarnos de que “no permit[amos] que el orgullo ni la soberbia alter[en] [nuestra] paz; que todo hombre estim[e] a su prójimo como a sí mismo” (Mosíah 27:4).
Fe
Tener fe en Jesucristo significa confiar en Él y tratar de guardar Sus mandamientos, incluso en la forma en que tratas a las personas. Puedes estar seguro de que cuando busques paz a Su manera, “todas las cosas obrarán juntamente para [tu] bienestar” (Doctrina y Convenios 105:40).
Amor
Tener amor por Dios en nuestro corazón conduce a la paz (véase 4 Nefi 1:15). Nos ayuda a amar a nuestros semejantes y nos recuerda que son hijos de Dios.
Seguir intentándolo
No siempre será fácil ser pacificador y quizás cometas errores; todos lo hacemos. Sin embargo, el Salvador nos ha dicho que si somos pacificadores, seremos bendecidos y seremos “llamados hijos de Dios” (Mateo 5:9).
Vale la pena seguir tratando de crear paz. El Señor puede bendecirnos con una naturaleza pacificadora para que llegue a ser algo natural para nosotros. Entonces podremos ser verdaderamente llamados los hijos del Príncipe de Paz.