“Lidiar con la depresión”, Para la Fortaleza de la Juventud, febrero de 2023.
Todo lo puedo en Cristo
Los jóvenes hablan sobre cómo Cristo los ha fortalecido para hacer cosas difíciles (véase Filipenses 4:13).
Lidiar con la depresión
Hace unos años, me di cuenta de que me estaba volviendo cada vez más letárgica, carecía de apetito y estaba perdiendo la pasión por las cosas que antes me encantaban. Para simplificarlo mucho, estaba triste, todo el tiempo. Lo peor de todo es que me sentía separada del Padre Celestial.
Pensé erróneamente que mi propia indignidad era la causa y que si pudiera ser más recta, sería feliz de nuevo. Sin embargo, después de un año de tratar de arreglarlo todo por mi cuenta, me sentí abandonada. ¿Dónde estaba la paz prometida que buscaba? Hubo ocasiones en las que no quería vivir. Con el tiempo, mis padres se dieron cuenta de que algo estaba mal. Vi a un profesional y empecé a tomar medicamentos, pero nada estaba cambiando.
En Alma 36:18–20, Alma relata que extendió la mano al Salvador en su pesar. Él dice: “Y, ¡oh qué gozo, y qué luz tan maravillosa fue la que vi! Sí, mi alma se llenó de un gozo tan profundo como lo había sido mi dolor”. Una noche, al leer esas palabras, no pude evitar sentir envidia. Había suplicado alivio en oración innumerables veces. Entre lágrimas me pregunté: “¿Por qué no estoy recibiendo el gozo que sintió Alma, hijo?”.
Mi respuesta llegó en pequeños escalones, un pensamiento a la vez. Uno de ellos fue una imagen: una pintura del Salvador en Getsemaní, tendido en el suelo en completa desesperación y casi completamente abrumado por la oscuridad. Me di cuenta con mayor claridad de que Él sabía exactamente la carga que yo llevaba y no permitiría que yo la soportara sola.
No hubo un momento en el que todo se arregló, pero con ayuda profesional y la gracia del Señor, he progresado mucho. La depresión no siempre desaparece. Sin embargo, ahora entiendo que mi pesar cambiará por gozo, en esta vida y en la venidera.
Anna B., California, EE. UU.