“Él me hizo pescador de hombres”, Para la Fortaleza de la Juventud, febrero de 2023.
Él me hizo pescador de hombres
Colby Merryman, de Topsham, Maine, EE. UU., es pescador de langostas y de hombres.
Desde los primeros años de su adolescencia, el despertador de Colby sonaba cada mañana a las 4:00 h, diciéndole que se levantara para poder estar en el barco a las 5:00 de la mañana. Colby es pescador de langostas de tercera generación de Maine, EE. UU. Tenía que estar en el mar con su papá a las 5:00 h para que pudieran tener un día exitoso de pesca de langostas.
Los pescadores de langostas
Colby tuvo que dedicar mucho tiempo y arduo trabajo para obtener su propia licencia para pescar langostas. Dedicó 200 días y 1000 horas de entrenamiento sobre el agua a lo largo de varios años. Tuvo que aprender el manejo de barcos de langostas y navegación, y también estudió las normas de seguridad y las reglas de la industria.
Él dice: “Tenía seis años cuando mi papá me llevó a pescar por primera vez. Incluso a esa edad, se me dio el trabajo de colocar fuertes bandas elásticas alrededor de las pinzas de las langostas”.
Cuando Colby cumplió catorce años, su padre lo contrató como ayudante de pesca y, a los quince años, Colby compró su propio barco de pesca. También obtuvo formación académica sobre mecánica de motores pequeños y carpintería a fin de prepararse para ser parte del negocio de la pesca de langostas.
Ser pescador de langostas ha sido una parte divertida y educativa de la vida de Colby. Le enseñó a manejar su propio barco y a ser responsable de las decisiones que toma tanto sobre el agua como sobre tierra firme. “La pesca de langostas requiere arduo trabajo físico y puede ser peligrosa”, dice él.
Las reglas de seguridad que su padre le ha enseñado lo protegen físicamente, tal como los mandamientos del Señor lo protegen espiritualmente. Si trabajan arduamente y están a salvo durante toda la temporada de pesca de langostas, su familia se reúne para tener una “gran cena de langostas” cada verano para conmemorar el legado familiar de pesca de langostas.
Los pescadores a menudo le ponen a sus barcos el nombre de una mujer importante en su vida. Colby llamó a su barco “Angelica Jewel”, en nombre de sus dos hermanas. Más tarde vendió el barco, la camioneta y el equipo para ayudar a pagar su misión.
Seminario sobre el agua
Cuando Colby tenía la edad suficiente para comenzar Seminario, hubo que resolver un conflicto de horarios. La pesca comenzaba a las 5:00 h y duraba muchas horas y Seminario era a las 6:00 h. No podía estar en dos lugares a la vez… ¿o sí podía?
Colby comenzó a unirse a Seminario por videollamada cada mañana a las 6:00 h para poder cumplir con sus deberes de pesca y profundizar su educación espiritual. “Siempre sentí que empezaba el día con un gran impulso espiritual”, dice él. “Me encantaba estar en el agua para Seminario. Era un lugar tranquilo y pacífico, y sentía el Espíritu del Señor allí”.
Él escuchaba y meditaba, leía las Escrituras y participaba en el análisis con sus maestros y compañeros de clase. Luego, a las 6:45 h de la mañana, volvía a la pesca.
Sin duda, Seminario en un barco de pesca no siempre era lo ideal. El ruido del motor era fuerte y distraía; el agua a menudo estaba agitada y el bote estaba lleno de trabajo matutino. En ocasiones, las tormentas impedían que Colby tuviera una buena conexión para unirse a su videollamada. “Asistir a Seminario en el bote de langostas era difícil”, dice él. “Habría sido más fácil no hacerlo, pero me alegro de haber dedicado tiempo todos los días para participar en Seminario”.
Lecciones de pesca espiritual
No todas las lecciones de Colby en el barco tenían que ver con pescar. “Aprendes mucho sobre el Evangelio trabajando en el océano en un barco”, dice. “Hay un sinnúmero de similitudes. Una de las cosas que mi papá me enseñó fue a confiar en el agua y en el clima, y a confiar en mi equipo de navegación”.
Comparó esto con seguir al Espíritu Santo a través de las tormentas de la vida, diciendo que el Espíritu Santo funciona como nuestro equipo de navegación. “Ahora entiendo por qué es tan importante aprender a escuchar y a seguir las impresiones del Espíritu Santo y la voz del Señor”.
“No creo que siempre sea fácil ser discípulo de Jesucristo”, dice él, “pero creo que vale la pena”.
Pescadores de hombres
Ahora Colby presta servicio como misionero de tiempo completo en la Misión Utah Provo. Realmente está experimentando lo que significa ser “pescador de hombres”. Cristo llamó a pescadores comunes y corrientes para que fueran Sus apóstoles y ayudaran a predicar Su evangelio. Colby, ahora élder Merryman, dice: “Eso me ayuda a saber que una persona común y corriente como yo puede seguir al Salvador cuando Él lo llama. Siento una conexión con el Salvador de que Él me ha llamado para ser un pescador de hombres, para lanzar una red de luz del Evangelio y captar la atención de aquellos que están listos para seguirlo”.
Cuando el élder Merryman reflexiona sobre su experiencia de participar en Seminario en el barco de pesca, dice: “Ha marcado una diferencia en mi misión”. Su clase de Seminario le enseñó “muchos relatos valiosos de las Escrituras”. Esos relatos y lecciones, a su vez, lo han preparado para enseñar el Evangelio por el Espíritu. “Cada día utilizo las lecciones que aprendí en Seminario”.
El élder Merryman también reconoce la influencia espiritual de su madre para llevar a su propia familia al Evangelio. Él dice: “Mi madre fue la primera pescadora de hombres; compartió la luz del Evangelio con mi papá. Gracias a ella, nuestra familia ha disfrutado de las bendiciones del templo y del evangelio de Jesucristo en nuestro hogar”.
“Sé que el evangelio restaurado de Jesucristo es verdadero”, dice el élder Merryman. “Cambia vidas para bien. He visto que ha sucedido con personas a las que he enseñado en la misión. Seguir el Evangelio me ha ayudado a arrepentirme y a acercarme más a Jesucristo”.