“La expedición espiritual de toda tu vida”, Para la Fortaleza de la Juventud, agosto de 2023.
La expedición espiritual de toda tu vida
El aprender a conocer y amar al Señor Jesucristo continúa a lo largo de toda tu vida.
¿Qué te viene a la mente cuando escuchas la palabra expedición? ¿Piensas en películas o libros en los que héroes valientes se embarcan en viajes de aventura llenos de peligro? ¿O tal vez piensas en alguien que debe emprender una misión arriesgada contra todo pronóstico para lograr lo imposible?
Las expediciones se encuentran en historias de todo el mundo, pero, ¿te has preguntado alguna vez si tú tienes un cometido, algo enorme y grandioso que podrías hacer que cambiaría para siempre tu vida y la de los demás para mejor?
¡Sí, tú tienes una expedición espiritual muy importante!, pero a diferencia de las expediciones sobre las que lees en libros o ves en películas, tu expedición comienza con una invitación del Salvador y Redentor del mundo que transforma vidas: “Venid a mí” (Mateo 11:28).
La invitación del Salvador
Él invita a todos a creer y a confiar en Él, a adoptar Su nombre, Sus enseñanzas y Sus mandamientos.
Sin importar dónde vivas, ni los talentos, cualidades y experiencias únicos de vida que tengas, poner a Jesucristo en primer lugar en tu vida es la expedición de toda tu vida. Vives en este mundo lleno de desafíos y distracciones. Mantener tu enfoque en Jesucristo y llevar toda una vida de fe en Él requerirá valor y la ayuda del cielo.
Encuentra fortaleza en las ordenanzas y los convenios
Una ayuda importante del cielo son las ordenanzas y los convenios del templo que nos mantienen “fundamentados, arraigados, confirmados y firmes”1 en nuestro cometido de venir al Salvador.
Cuando eres bautizado, haces convenios. A medida que avances en el Evangelio, harás más convenios en el templo. El presidente Russell M. Nelson ha enseñado: “… Cada persona que hace convenios en las pilas bautismales y en los templos, y los guarda, tiene un mayor acceso al poder de Jesucristo”2.
En este mundo lleno de voces incrédulas y que distraen, de una conmoción y tentación cada vez mayores, la seguridad y los recordatorios que proporcionan las ordenanzas y los convenios te mantendrán avanzando por lo que el presidente Nelson llama, sabiamente, la senda de los convenios.
Lleva una vida digna del Espíritu Santo
Hace casi 2000 años, el apóstol Pablo dijo que las cosas de Dios solo se pueden conocer y entender por medio del Espíritu Santo (véase 1 Corintios 2:11–14). Sus palabras siguen siendo increíblemente ciertas hoy en día.
Al recibir el don del Espíritu Santo en el bautismo, debes esforzarte por vivir digno de Su influencia constante por medio de lo que haces, lo que dices y con quién compartes tu tiempo. Al hacerlo, la luz espiritual vendrá con más certeza a tu alma.
El presidente Nelson nos ha aconsejado que optemos por “abstener[nos] de todo lo que aleje al Espíritu”3 y “hacer el trabajo espiritual que se necesita para disfrutar del don del Espíritu Santo y oír la voz del Espíritu con mayor frecuencia y claridad”4.
Aférrate a las experiencias espirituales
Pablo se convirtió al Señor cuando lo “rodeó mucha luz del cielo” y oyó la voz del Señor (Hechos 22:6–7). Pablo se aferró a esa y a otras experiencias espirituales especiales durante toda su vida. Nosotros debemos hacer lo mismo.
El profeta José Smith enfrentó frecuente oposición y persecución, pero nunca olvidó ni negó su experiencia de la Primera Visión. Testificó con valentía que el Padre y el Hijo se le habían aparecido. “[Y]o lo sabía”, dijo José, “y sabía que Dios lo sabía; y no podía negarlo” (José Smith—Historia 1:25). Aferrarse a las experiencias espirituales le reafirmó a José el amor de Dios y lo fortaleció en la obra que el Señor le había encomendado.
Mientras que las visiones celestiales vienen de vez en cuando, las experiencias espirituales y los milagros ocurren a quienes los buscan con humildad y oración. Piensa en tus experiencias en FSY o en los sentimientos que tuviste al leer el Libro de Mormón por primera vez. Aférrate con fuerza a esos momentos significativos de tu vida, pues te fortalecerán en tu cometido de venir a Cristo.
Escoge la fe
A lo largo de su vida, el apóstol Pablo fue azotado y apedreado, y sobrevivió a tres naufragios (véase 2 Corintios 11:24–25). Se enfrentó a muchas personas que querían hacerle daño y sufrió “trabajo y fatiga”, “hambre y sed” y “frío y […] desnudez” (2 Corintios 11:26–27).
Pocas personas tendrán pruebas tan intensas como las de Pablo; incluso en sus aflicciones más profundas, Pablo podía estar “entristecid[o], pero siempre gozos[o]” y no tener “nada, pero pose[erlo] todo” (2 Corintios 6:10) porque escogió la fe en Jesucristo.
No es tan difícil escoger la fe en Jesucristo cuando nos sentimos espiritualmente llenos de energía, pero también debemos escoger la fe cuando la vida se vuelve difícil. Te darás cuenta de que el Salvador no está al final de tu expedición a la espera de que vengas a Él. Él está a tu lado y te señala el camino. Él es el camino (véase Juan 14:6).
El presidente Nelson ha dicho: “… A fin de elevarnos por encima de la atracción de este mundo caído, el Salvador nos bendice con más caridad, humildad, generosidad, bondad, autodisciplina, paz y descanso”5. La guía Para la Fortaleza de la Juventud declara: Jesucristo es “la fortaleza de la juventud”6.
Sus promesas se cumplirán
Estoy agradecido por mi firme conocimiento de que Jesús es el Cristo. Testifico que llegar a conocerlo y amarlo es una de las grandes oportunidades de la vida terrenal.
En un día futuro, te arrodillarás a Sus pies. Ese día, si has cumplido las promesas que le has hecho, tu alma se regocijará cuando Él cumpla todas Sus promesas a todos los que hayan venido a Él con “íntegro propósito de corazón” (3 Nefi 18:32), hayan aumentado su amor por Él y hayan procurado sentir Su presencia divina a lo largo de su vida.
¡Será un momento santísimo y culminante de tu trayectoria espiritual!