Todo lo puedo en Cristo

Varios jóvenes hablan sobre cómo Cristo los ha fortalecido para hacer cosas difíciles (véase Filipenses 4:13).

Sé que volveré a ver a mi mamá

Me encantan los versículos del Libro de Mormón que hablan sobre cómo las madres de los jóvenes guerreros los criaron en el Señor (véanse Alma 56:47–48; 57:21). Relaciono esos versículos con mi madre. Creo que ella era una persona maravillosa y quiero ser como ella.

Mi madre luchó contra el cáncer durante unos tres años. Yo tenía casi doce años cuando ella murió. Después de que ella falleciera, me sentí un poco perdido. Lo que más extraño de ella es el hecho de que ya no está a nuestro lado.

Al cumplir doce años, trece días después de que mi madre falleciera, mi amigo Joseph vino a mi fiesta de cumpleaños. Me dio un regalo, me abrazó y me susurró al oído: “Siento lo de tu mamá”. Eso significó mucho para mí. Me demostró que era amado y que las personas se preocupaban por mí.

Mientras afrontamos nuestra pérdida, mi papá siempre encontraba tiempo para que hiciéramos cosas juntos como familia. Servir a los demás también me ayudó mucho. Aunque yo estaba triste, otras personas también estaban teniendo problemas. Los ayudé y eso me hizo sentir mejor.

Hubo momentos por la noche en los que lloré. En esos momentos, me sentí reconfortado al acudir al Señor y oré para volver a ser feliz. Recuerdo que pensé que sabía que volvería a ver a mi mamá.

Todavía estoy triste porque mi mamá no está aquí, pero su fallecimiento no ha sido tan definitivo como pensé que podría ser, porque sé que la volveré a ver. Espero eso con ansias. Además, mi madrastra ha sido muy buena, y sin duda ha desempeñado la función de madre.

El Salvador murió por nosotros y tomó sobre Sí todos nuestros pecados. Sé que Él conoce nuestras preocupaciones y problemas personales. Gracias a Su sacrificio, podemos resucitar y tener familias eternas. Ese conocimiento realmente me ayuda.

Ethan J., Virginia, EE. UU.