Buenas nuevas para ti y para el mundo
Puedes recibir buenas nuevas de amor y gozo debido a que Jesucristo ha restaurado Su Iglesia para bendecir a todos los hijos de Dios.
Nuestro mensaje de esperanza y paz para todos es que Jesucristo vive y ha restaurado Su Evangelio y Su Iglesia en estos últimos días. “¡Qué indescriptiblemente glorioso es todo esto para la humanidad!”, declaró el profeta José Smith. Son “nuevas de gran gozo para todo pueblo […] que deben llenar toda la tierra y alegrar el corazón de todo el que las oiga”.
Esas buenas nuevas son una profunda manifestación del amor infinito de nuestro Padre Celestial y de nuestro Salvador. Bendecirán a todas las personas y prepararán al mundo para el día en que Jesucristo regrese. Me regocijo por poder dedicar mi vida a proclamar estas verdades a todo el mundo.
Lo improbable y lo extraordinario
En una arboleda, Dios el Padre y Su Hijo Jesucristo se aparecieron y hablaron a José Smith en respuesta a su oración sobre a qué iglesia debía unirse (véase José Smith—Historia 1:16–20). Jesús le dijo a José que no se uniera a ninguna iglesia. Prometió que la plenitud de Su Evangelio le sería revelada a José en el futuro.
Para muchos, José parecía ser el que tenía menos probabilidades de ser llamado a una obra tan importante. A sus ojos, él era solo un muchacho sin educación de una pequeña granja; pero por medio de José, el Padre Celestial y Jesucristo harían algo verdaderamente extraordinario. José recibiría mandamientos, valiosas revelaciones y doctrinas esenciales sobre el amoroso plan del Padre Celestial y el amor redentor y la Expiación de Jesucristo para bendecirnos y ayudarnos a saber cómo podemos regresar a casa.
Un poderoso testimonio del amor de Dios
El ángel Moroni se apareció a José Smith y le habló de un registro, escrito sobre planchas de oro, enterrado cerca (véase José Smith—Historia 1:33–34). Con el tiempo, José tradujo ese registro en lo que llegaría a ser el Libro de Mormón, que se sitúa junto a la Biblia como otro testigo de Jesucristo.
A lo largo del Libro de Mormón, hubo personas, cientos de años antes de Cristo, que conocían, predijeron y anhelaban Su venida. También leemos cómo el Salvador se apareció y ministró a los nefitas, e invitó a todos a venir a Él. Él sanó al enfermo, al lisiado, al ciego y a todos los afligidos. Luego bendijo a los niños pequeños y oró por ellos (véase 3 Nefi 11:14–15; 3 Nefi 17:7–9; 3 Nefi 17:21).
El Libro de Mormón nos enseña mucho sobre el amor y la compasión del Salvador. Verdaderamente testifica que “Jesús es el Cristo”. Contiene la belleza de Su Evangelio sempiterno. El Libro de Mormón proporciona una imagen clara de cómo nuestro Padre Celestial y nuestro Salvador nos aman más allá de lo que podamos imaginar.
Las bendiciones del sacerdocio y la Iglesia
Otros mensajeros celestiales vinieron a José Smith. Juan el Bautista vino a restaurar la autoridad para bautizar. Pedro, Santiago y Juan restauraron el apostolado y las llaves de la autoridad del sacerdocio. “También vinieron otros, entre ellos Elías el Profeta, quien restauró la autoridad para unir a las familias por siempre en relaciones eternas que trascienden la muerte”.
Luego, Jesucristo estableció, por medio del profeta José, una Iglesia que seguía el modelo de la que Él organizó en la época del Nuevo Testamento (véase Artículos de Fe 1:6). Por medio de Jesucristo y Sus apóstoles y profetas, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días pone las bendiciones del poder restaurado del sacerdocio a disposición de todos los hijos de Dios.
Yo diría que si te sientes deprimido y sientes que no estás a la altura o que no perteneces, seas más amable contigo mismo y te den cuenta de cuánto te aman el Padre Celestial y Su Hijo, nuestro Salvador. Más de lo que puedes imaginar. Todos estamos invitados a venir a Cristo y a Su Iglesia. La Iglesia no es para los perfectos. Es como un hospital donde hallamos sanación. En la Iglesia nos volvemos hacia los demás, servimos a los demás con amor y compartimos el Evangelio. Esto se aplica a nosotros: “A fin de que se hiciese memoria de ellos y fuesen nutridos por la buena palabra de Dios” (Moroni 6:4). Podemos hallar paz y sanación. ¡Qué gran bendición!
Un motivo de gran gozo
El Padre Celestial y Su Hijo Amado, Jesucristo, te aman y desean, más que nada, llevarte a casa y tener para siempre la clase de vida que Ellos viven. La Restauración revela que Ellos han hecho todo lo posible para que esta sea una gloriosa posibilidad para ti. A veces, puede que experimentes pruebas y dificultades, pero existes “para que teng[as] gozo” (2 Nefi 2:25) en esta vida y en la venidera. El profeta José sabía esto mejor que la mayoría. Descubrirás que puedes tener gozo al arrepentirte constantemente y volverte a tu Padre Celestial y a tu Salvador.
José enfrentó frecuente oposición y persecución, pero mantuvo su “jovial temperamento natural” (José Smith—Historia 1:28). Se mantuvo alegre, fuerte y resiliente, y llevó a cabo la obra que se le había encomendado. Lo mismo sucede con todos los que lo han sucedido.
Fue difícil en los primeros días de la Iglesia, y puede ser difícil hoy, pero la Restauración continuó entonces, y continúa hoy. Jesucristo dirige Su Iglesia. Los profetas vivientes continúan guiándonos. Las Casas del Señor seguirán construyéndose. El amor de Dios y de Jesucristo se extenderá a todo el mundo a medida que sigamos el mandato del Salvador de apacentar Sus ovejas y compartir Su Evangelio. Las verdades de la Restauración saldrán a la luz en formas y lugares que difícilmente habrían sido imaginables en la época de José. Nos esforzaremos por hacer que el mundo sea un poco más bondadoso y menos propenso a dividir.
A medida que estudies el Evangelio, ores a menudo y sirvas a los demás con regularidad, el mensaje de la Restauración te tocará el corazón y te cambiará la vida. Puede que no suceda de inmediato, pero te brindará gozo, como sucedió con el profeta José.
Que las buenas nuevas de amor y gozo que trae la Restauración bendigan y guíen tu vida, ahora y siempre.