El recogimiento del Israel disperso
Ayudamos a congregar a los escogidos del Señor en los dos lados del velo.
Mis amados hermanos y hermanas, gracias por su fe, por su devoción y por su amor. Compartimos la inmensa responsabilidad de ser quienes el Señor desea que seamos y de hacer lo que Él desea que hagamos. Somos parte de un gran movimiento: el recogimiento del esparcido Israel. Hablo hoy de esta doctrina por motivo de su singular importancia en el plan eterno de Dios.
El convenio de Abraham
En la antigüedad, el Señor bendijo al padre Abraham con la promesa de hacer de su posteridad un pueblo escogido1. Hay referencias a ese convenio a lo largo de las Escrituras. También se le hicieron las promesas de que el Hijo de Dios vendría por el linaje de Abraham, de que se heredarían ciertas tierras, de que naciones y pueblos de la tierra serían bendecidos por medio de sus descendientes, y aún más2. Aunque algunas partes de ese convenio ya se han cumplido, el Libro de Mormón enseña que ese convenio de Abraham ¡se cumplirá sólo en los últimos días!3. Además, subraya que nosotros nos encontramos entre los del pueblo del convenio del Señor4. Nuestro es el privilegio de participar personalmente en el cumplimiento de esas promesas. ¡Qué época tan emocionante para vivir!
Israel fue esparcido
Como descendientes de Abraham, las tribus del antiguo Israel tuvieron acceso a la autoridad del sacerdocio y a las bendiciones del Evangelio, pero, con el transcurso del tiempo, los del pueblo se rebelaron, mataron a los profetas y fueron castigados por el Señor. Diez tribus fueron llevadas cautivas a Asiria, desde donde se perdieron para los registros de la humanidad (obviamente, las diez tribus no están “perdidas” para el Señor). Las dos tribus que quedaron permanecieron un breve tiempo hasta que, a causa de su rebelión, fueron llevadas cautivas a Babilonia5. Una vez que regresaron, fueron favorecidos del Señor, pero una vez más, no le honraron: le rechazaron y le difamaron. El amoroso Padre, entristecido, juró: “os esparciré entre las naciones”6 y así lo hizo; entre todas las naciones.
Israel será recogido
La promesa de Dios del recogimiento del esparcido Israel ha sido igualmente categórica7. Isaías, por ejemplo, previó que en los últimos días el Señor enviaría “mensajeros veloces” a la esparcida “nación de elevada estatura y tez brillante”8.
Esa promesa del recogimiento, que se encuentra por todas las Escrituras, se cumplirá tan ciertamente como se cumplieron las profecías del esparcimiento de Israel9.
La Iglesia de Jesucristo en el meridiano de los tiempos y la apostasía
Antes de Su crucifixión, el Señor Jesucristo estableció Su Iglesia, la cual comprendió apóstoles, profetas, setentas, maestros, etc.10. Y el Maestro envió a Sus discípulos a todo el mundo a predicar Su Evangelio11.
Con el paso del tiempo, la Iglesia que estableció el Señor cayó en la decadencia espiritual. Sus enseñanzas fueron modificadas y sus ordenanzas, cambiadas. Llegó la gran apostasía como lo había predicho Pablo, quien sabía que el Señor no vendría “sin que antes [viniese] la apostasía”12.
Esa gran apostasía siguió el modelo que había puesto fin a cada una de las dispensaciones anteriores. La primera dispensación tuvo lugar en la época de Adán. Posteriormente, vinieron las dispensaciones de Enoc, de Noé, de Abraham, de Moisés y otras. Cada profeta tuvo el encargo divino de enseñar acerca de la divinidad y de la doctrina del Señor Jesucristo. En cada dispensación, esas enseñanzas tuvieron por objeto ayudar a las personas, pero la desobediencia de éstas tuvo como resultado la apostasía. De ese modo, todas las dispensaciones anteriores estuvieron limitadas tanto con respecto al tiempo como al lugar. Estuvieron limitadas con respecto al tiempo debido a que cada una terminó en apostasía, y estuvieron limitadas con respecto al lugar ya que se restringieron a un segmento relativamente pequeño del planeta Tierra.
La restauración de todas las cosas
Así vemos que era necesaria una restauración total. Dios el Padre y Su Hijo Jesucristo llamaron al profeta José Smith a ser el profeta de esta dispensación. Todos los poderes divinos de las dispensaciones anteriores debían restaurarse por conducto de él13. Esta dispensación del cumplimiento de los tiempos no había de ser limitada en lo referente a tiempo ni a lugar, puesto que no terminaría en apostasía y llenaría todo el mundo14.
El recogimiento de Israel: parte integral de la restauración de todas las cosas
Como profetizaron Pedro y Pablo, todas las cosas habían de ser restauradas en esta dispensación. Por consiguiente, debe venir, como parte de esa restauración, el largamente esperado recogimiento del Israel disperso15. Es el preludio indispensable de la segunda venida del Señor16.
Esta doctrina del recogimiento es una de las enseñanzas importantes de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. El Señor ha dicho: “…os doy una señal… que recogeré a mi pueblo de su larga dispersión, oh casa de Israel, y estableceré otra vez entre ellos mi Sión”17. La salida a luz del Libro de Mormón es una señal para el mundo entero de que el Señor ha comenzado a recoger a Israel y a cumplir los convenios que hizo con Abraham, con Isaac y con Jacob18. No sólo enseñamos esta doctrina, sino que tomamos parte en ella. Lo hacemos al ayudar a congregar a los escogidos del Señor en los dos lados del velo.
El Libro de Mormón es fundamental para esta obra, pues proclama la doctrina del recogimiento19; motiva a las personas a aprender acerca de Jesucristo, a creer en Su Evangelio y a unirse a Su Iglesia. De hecho, si no existiera el Libro de Mormón, el prometido recogimiento de Israel no se llevaría a cabo20.
Para nosotros, el honrado nombre de Abraham es importante. Éste se menciona en más versículos de las Escrituras de la Restauración que en todos los versículos de la Biblia21. Todos los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días están vinculados con Abraham22. El Señor reafirmó el convenio de Abraham en nuestra época por medio del profeta José Smith23. En el templo, recibimos nuestras máximas bendiciones como descendientes de Abraham, de Isaac y de Jacob24.
La dispensación del cumplimiento de los tiempos
Esta dispensación del cumplimiento de los tiempos fue prevista por Dios como el tiempo del recogimiento, tanto en el cielo como en la tierra. Pedro sabía que, tras un período de apostasía, vendría la restauración. Él, que estuvo con el Señor en el Monte de la Transfiguración, dijo:
“Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio,…
“a quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo”25.
En los tiempos actuales, los apóstoles Pedro, Santiago y Juan fueron enviados por el Señor con “las llaves de [Su] reino y una dispensación del evangelio para los últimos tiempos; y para el cumplimiento de los tiempos”, en la cual Él juntaría “en una todas las cosas, tanto las que están en el cielo, como las que están en la tierra”26.
En 1830, el profeta José Smith supo del mensajero celestial llamado Elías, quien poseía las llaves para llevar a cabo “la restauración de todas las cosas”27.
Seis años después, se dedicó el Templo de Kirtland. Tras haber aceptado el Señor esa santa casa, vinieron mensajeros celestiales con llaves del sacerdocio. Se apareció Moisés28 y “entregó las llaves del recogimiento de Israel de las cuatro partes de la tierra, y de la conducción de las diez tribus desde el país del norte.
“Después de esto, apareció Elías y entregó la dispensación del evangelio de Abraham, diciendo que en nosotros y en nuestra descendencia serían bendecidas todas las generaciones después de nosotros”29.
En seguida, vino Elías el profeta y proclamó: “He aquí, ha llegado plenamente el tiempo del cual se habló por boca de Malaquías, testificando que él [Elías el profeta] sería enviado antes que viniera el día grande y terrible del Señor, para hacer volver el corazón de los padres a los hijos, y el de los hijos a los padres, para que el mundo entero no fuera herido con una maldición”30.
Esos sucesos ocurrieron el 3 de abril de 183631 y así se cumplió la profecía de Malaquías32. Se restauraron las sagradas llaves de esta dispensación33.
El recogimiento de las almas al otro lado del velo
Felizmente, la invitación a “venir a Cristo”34 también puede hacerse a los que han muerto sin conocimiento del Evangelio35. Parte de la preparación de ellos requiere la obra terrenal de otras personas. Recogemos datos para los cuadros genealógicos, preparamos registros de grupo familiar y efectuamos vicariamente la obra del templo a fin de recoger a las personas para el Señor y en sus familias36.
Participar en el recogimiento: un cometido por convenio
Aquí en la tierra, la obra misional es de importancia fundamental para el recogimiento de Israel. El Evangelio debe llevarse primero “a las ovejas perdidas de la casa de Israel”37. Por lo tanto, siervos del Señor han salido a proclamar la Restauración. En muchas naciones, nuestros misioneros han buscado a los dispersos de Israel; los han cazado “por las cavernas de los peñascos” y los han pescado como en los tiempos antiguos38.
La opción de venir a Cristo no depende del lugar donde se viva, sino que es asunto de dedicación individual. Las personas pueden “[ser llevadas] al conocimiento del Señor”39 sin dejar su tierra natal. Cierto es que, en los primeros días de la Iglesia, la conversión solía comprender también la emigración. Pero en la actualidad, el recogimiento se lleva a cabo en cada nación. El Señor ha decretado el establecimiento de Sión40 en cada lugar donde Él ha dado a Sus santos su nacimiento y su nacionalidad. Las Escrituras predicen que las personas “[serán reunidas] en las tierras de su herencia, y [serán establecidas] en todas sus tierras de promisión”41. “Cada nación es el lugar de recogimiento de su propia gente”42. El lugar de recogimiento de los santos brasileños es Brasil; el lugar de recogimiento de los santos nigerianos es Nigeria; el lugar de recogimiento de los santos coreanos es Corea, y así, sucesivamente. Sión es “los puros de corazón”43. Sión es cualquier lugar donde haya santos justos. Tanto las publicaciones como las comunicaciones y las congregaciones han llegado a tal punto de adelanto que casi todos los miembros de la Iglesia tienen acceso a las doctrinas, a las llaves, a las ordenanzas y a las bendiciones del Evangelio, vivan donde vivan.
La seguridad espiritual siempre dependerá de la forma en que se viva y no de dónde se viva. Los santos de todos los países tienen el mismo derecho a recibir las bendiciones del Señor.
Esta obra de Dios Todopoderoso es verdadera. Él vive. Jesús es el Cristo. Ésta es Su Iglesia, restaurada para llevar a cabo su destino divino, incluso el prometido recogimiento de Israel. El presidente Gordon B. Hinckley es el profeta de Dios hoy en día, y de ello doy testimonio en el nombre de Jesucristo. Amén.