Regaló mi presente
Durante once años dirigí la cocina del “Food and Care Coalition” [organización que da de comer a los pobres y necesitados] de Provo, Utah. Animábamos a los usuarios a ayudarnos siempre que pudieran. Un hombre, Mike (su nombre se ha cambiado), llevaba unos cuatro años viviendo en su coche; él siempre se ofrecía para ayudar y yo agradecía todo lo que hacía por mí.
Era la época de la Navidad y deseaba mostrarle mi agradecimiento, así que le entregué una tarjeta navideña junto con una pequeña nota en la que le di las gracias y un talonario de entradas para el cine que había al lado, que costaba sólo un dólar por persona. Mike se sintió sumamente sorprendido. Me dio las gracias varias veces y dijo que no lograba recordar la última vez que había recibido un regalo.
Eso sucedió el mediodía del día de Nochebuena. Esa tarde, después de cenar, Mike se acercó a mí y se disculpó por haber regalado dos entradas para el cine. Le dije que eran suyas y que podía hacer lo que quisiera con ellas. Él respondió: “Bueno, había una mujer sentada frente a mí durante la cena. Jamás la había visto, pero me dijo que era su cumpleaños y que nadie le había hecho un regalo, así que le di una de las entradas”.
“Luego vi a un hombre sentado a mi lado”, prosiguió Mike. “Nos pusimos a charlar y descubrí que se iba en el autobús que sale esta noche, pero que tenía que esperar hasta las 11 y no tenía dónde hacerlo. Le di una entrada del cine para que pudiera esperar en un sitio cálido y ver una película”.
Estaba tan emocionada que apenas pude decirle qué actos tan generosos y cristianos había realizado.