Fortalezcan la fe mientras buscan conocimiento
Tomado de un discurso pronunciado en la reunión devocional de la Universidad Brigham Young–Idaho que se realizó el 14 de marzo de 2006.
En la doctrina de la Iglesia, la fe y la búsqueda de conocimiento no se contradicen, sino que son compatibles y se complementan. Cuando hablo de fe, me refiero a la fe en el Señor Jesucristo.
La fe y el conocimiento exigen un esfuerzo y una dedicación iguales. No podemos esperar que la fe sea el punto central para nosotros si todos nuestros esfuerzos se dedican al conocimiento, los deportes, los pasatiempos, la adquisición de dinero y otros intereses.
Quiero compartir con ustedes cinco principios que creo son esenciales para poner la fe en el Señor Jesucristo en el centro de sus vidas mientras procuran diligentemente adquirir conocimiento.
1. Entiendan que en verdad existe la oposición en todas las cosas. Las decisiones que tomen son cruciales.
Ustedes se encuentran en una etapa de la vida en la que se les presentan muchas opciones para algunas de las decisiones más importantes que han de tomar; esas decisiones son la clave para su futuro y su felicidad.
Al acercarse al fin de su vida, el profeta Lehi enseñó esto: “Porque es preciso que haya una oposición en todas las cosas” (2 Nefi 2:11).
Y después continúa diciendo: “Así pues, los hombres son libres según la carne; y les son dadas todas las cosas que para ellos son propias. Y son libres para escoger la libertad y la vida eterna, por medio del gran Mediador de todos los hombres, o escoger la cautividad y la muerte, según la cautividad y el poder del diablo; pues él busca que todos los hombres sean miserables como él” (2 Nefi 2:27).
Sabemos que hubo una guerra en los cielos relacionada con el plan de salvación; por eso, no es de extrañar que los principios religiosos que se han enseñado en ésta, la última dispensación, se vean atacados con saña desmedida.
El presidente Gordon B. Hinckley (1910– 2008) les hizo esta promesa: “…aquí están ustedes, en el umbral de sus vidas maduras… se preocupan por los estudios, por el matrimonio, por muchas cosas. Les hago la promesa de que Dios no los abandonará si caminan por Sus senderos con la guía de Sus mandamientos”1.
2. Fortalezcan su testimonio para que éste sea la base de todas las decisiones que tomen.
La base de toda decisión importante que tomen es su testimonio de Jesucristo y de la restauración de Su evangelio por medio del profeta José Smith. El Libro de Mormón es un elemento esencial en ese testimonio.
Cuando tenía quince años, me di cuenta de la importancia de tener un testimonio del Libro de Mormón, de José Smith y del Salvador, y comprendí el efecto que eso tiene en nuestras decisiones.
Joe, mi hermano, tenía veinte años. Ésa era la época de la guerra de Corea, y sólo un joven de cada barrio podía ir a cumplir una misión; los otros tenían que estar disponibles para el servicio militar obligatorio. En nuestro barrio, ya había salido un muchacho a principios de año y, como el cumpleaños de mi hermano era en septiembre, él no creía que pudiera tener la oportunidad de prestar servicio misional.
El presidente de la estaca lo llamó un día y le dijo que uno de los barrios no había usado su cuota y que tal vez él podría ir a la misión. En aquellos días, los misioneros recibían el llamamiento a los veinte años; mi hermano era un buen estudiante y acababa de llenar la solicitud para entrar en la facultad de medicina. Nuestro padre, que no era activo en la Iglesia, se había preparado económicamente para ayudarle a pagar los estudios y quedó desilusionado cuando supo de la conversación con el presidente de la estaca; incluso aconsejó a Joe que no fuera a la misión, insinuando que haría más el bien yendo a la facultad de medicina.
Aquél fue un asunto muy importante en nuestra familia. Esa noche mi hermano y yo hablamos sobre la posible decisión; él es cinco años mayor que yo, así que la conversación se concentró más que nada en su manera de pensar. Al analizar la situación, llegamos a la conclusión de que si Jesucristo era un gran hombre pero no era divino, si José Smith era un maestro maravilloso pero no un profeta, y si el Libro de Mormón contenía muy buenos consejos pero no la palabra de Dios, entonces papá tenía razón: sería mejor que fuera a la facultad de medicina. Pero si Jesucristo es divino, si José Smith es Profeta y si el Libro de Mormón es la palabra de Dios, era más importante que aceptara el llamamiento y proclamara el Evangelio.
Más que nunca, esa noche yo quería saber las respuestas a esos interrogantes. Siempre había creído en la divinidad de Jesucristo; y creía en José Smith y en el Libro de Mormón, pero deseaba recibir la confirmación del Señor. Esa noche, al orar, el Espíritu testificó a mi alma sobre el Salvador y la veracidad del Libro de Mormón y de que José Smith fue un profeta. Mi hermano recibió el mismo testimonio y tomó la decisión de prestar servicio en una misión. Dicho sea de paso, cuando regresó de la misión, ingresó en la facultad de medicina. Al cumplir yo los veinte años, mi padre se sintió feliz de verme ir a cumplir una misión.
3. Procuren adquirir conocimiento, diligente, sabia y humildemente.
Tanto en la búsqueda de fe como de conocimiento, es preciso que mantengamos la humildad. Jacob enseñó lo siguiente:
“¡Oh ese sutil plan del maligno! ¡Oh las vanidades, y las flaquezas, y las necedades de los hombres! Cuando son instruidos se creen sabios, y no escuchan el consejo de Dios, porque lo menosprecian, suponiendo que saben por sí mismos…
“Pero bueno es ser instruido, si hacen caso de los consejos de Dios” (2 Nefi 9:28–29).
Un motivo para ser humilde en cuanto al conocimiento es que gran parte de éste está sujeto a cambios. Como mencioné, mi hermano Joe es médico. Ahora, con más de setenta años, ha pasado seis veces el examen de certificación en su especialidad; riendo me ha comentado que las preguntas son las mismas que se hacían hace más de treinta y cinco años, pero que las respuestas siguen cambiando. En el examen de hace treinta y cinco años, una de las preguntas de opción múltiple habría sido: ¿Cuál es la causa principal de una úlcera péptica? La respuesta se habría relacionado entonces con el estrés. Actualmente la respuesta a esa pregunta es que la causa una bacteria que vive y se reproduce en el tejido estomacal. Como se darán cuenta, las preguntas no han cambiado pero muchas de las respuestas sí. Y lo mismo ocurre en otros diversos campos del conocimiento.
El mencionado ejemplo no tiene por objeto hacer disminuir su dedicación a obtener conocimiento, puesto que éste es esencial; es importante en todo lo que hacemos. Somos particularmente afortunados de vivir en una época en que la revolución tecnológica continúa progresando.
El conocimiento ha sido siempre importante, y hoy en día estamos en el umbral de una extraordinaria tecnología nueva e interesante. Ciertamente, esa revolución tecnológica puede traer consigo beneficios enormes para la Iglesia y para nuestros semejantes. Ya sea antiguo o nuevo, el conocimiento es importante.
4. Al tomar sus decisiones, sigan el consejo del Profeta.
En una reunión mundial de capacitación de líderes, el presidente Hinckley dijo:
“No hace falta que nadie les diga que estamos viviendo en una época muy difícil de la historia del mundo. Las normas morales van decayendo en todas partes. Ya nada parece ser sagrado.
“…No sé si las cosas eran peores en los tiempos de Sodoma y Gomorra… Pienso que nuestro Padre debe llorar al contemplar a Sus hijos e hijas descarriados”.
Tal como era característico del presidente Hinckley con su actitud positiva de líder, continuó diciendo:
“No debemos darnos por vencidos. No debemos desalentarnos. Nunca debemos rendirnos a las fuerzas del mal… aunque ello signifique quedarnos solos, debemos hacerlo.
“Pero no estaremos solos”2.
Los profetas no hablan sólo para nuestros días, sino que nos dan consejos que serán una bendición para nosotros y para nuestros hijos en el futuro y a través de las eternidades.
Si seguimos al Profeta, podemos contemplar el futuro con gran optimismo.
5. Vivan de tal modo que la Expiación sea totalmente eficaz para ustedes.
La justificación por malas decisiones no tendrá eficacia, pero el arrepentimiento sí. Los que se arrepientan serán particularmente bendecidos por la Expiación. Sin ella, el principio eterno de la justicia exigiría un castigo (véase Alma 42:14); por causa de la Expiación, la misericordia prevalece para los que se han arrepentido y les permite regresar a la presencia de Dios (véase Alma 42:15).
Comencé a comprender por primera vez el significado de la Expiación cuando mi abuelo estaba moribundo. Después de haber asistido a la facultad de derecho, me encontraba en California, estudiando para pasar el examen del colegio de abogados, y mi madre me llamó un día para decirme que si quería ver a mi abuelo antes de que muriera, debía ir a Utah de inmediato. Él tenía ochenta y seis años y se encontraba gravemente enfermo. Se alegró mucho de verme y compartió su testimonio conmigo.
Había tres cosas que le preocupaban:
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Amaba mucho a sus diez hijos; todos eran buenas personas y él deseaba que todos fueran dignos de entrar en el templo.
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Su padre fue uno de los jóvenes que había llevado a los miembros de la compañía de carros de mano de Martin a través del río Sweetwater, y había muerto cuando mi abuelo tenía tres años; a él le hacía mucha ilusión volver a verlo y esperaba que su padre y otros miembros de la familia aprobaran la forma en que había vivido.
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Por último, y lo más importante, me dijo cuánto deseaba encontrarse con el Salvador. Se refirió a Él como el “Guardián de la puerta”, una frase que se encuentra en 2 Nefi 9:41. Me dijo también que esperaba haberse arrepentido lo suficiente como para merecer la misericordia del Salvador.
Todos hemos pecado, y solamente por medio de la Expiación podemos obtener misericordia y vivir con Dios. Hasta ahora recuerdo el gran amor que tenía mi abuelo por el Salvador y la gratitud que sentía por la Expiación.
Personalmente testifico de la divinidad del Salvador y de la realidad de la Expiación, y espero que ustedes consideren con prudencia y oración las importantes decisiones que tienen por delante.