Mensaje de las maestras visitantes
El evangelio de Jesucristo enseña el potencial eterno de los hijos de Dios
Enseñe los pasajes de las Escrituras y las declaraciones que satisfagan las necesidades de las hermanas a las que visite. Dé testimonio de la doctrina e invite a las personas a quienes enseñe a conversar acerca de lo que hayan sentido y aprendido.
¿Cuál es mi potencial eterno?
Élder Russell M. Nelson, del Quórum de los Doce Apóstoles: “La mujer recibirá su recompensa más abundante al cumplir con su destino como hija devota de Dios. A todos los santos que sean fieles, Él ha prometido tronos, reinos, principados, gloria, inmortalidad y vida eterna. (Véase Romanos 2:7; D. y C. 75:5; 128:12, 23; 132:19.) Ése es el potencial de la mujer de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Es un potencial de exaltación, sempiterno y divino” (véase “El valor infinito de la mujer”, Liahona, enero de 1990, pág. 23).
Julie B. Beck, Presidenta General de la Sociedad de Socorro: “Cuánto anhelo que toda niña y toda mujer tengan un testimonio de su potencial eterno de ser madres… La función de la mujer no comenzó en la tierra y no termina aquí. La mujer que valora la maternidad en la tierra valorará la maternidad en el mundo venidero, y “donde esté [su] tesoro, allí estará también [su] corazón” (Mateo 6:21). Al cultivar un “corazón de madre”, cada niña y cada mujer se prepara para su misión divina y eterna de maternidad” (“Corazón de madre”, Liahona, mayo de 2004, pág. 76).
¿Qué es lo que me puede ayudar a lograr mi potencial eterno?
Élder M. Russell Ballard, del Quórum de los Doce Apóstoles: “Dios expresa Su amor por nosotros proporcionándonos la guía que necesitamos para progresar y alcanzar nuestro potencial… Aquel que lo sabe todo de nosotros, que conoce nuestro potencial y nuestras posibilidades eternas, nos ha dado consejo divino y mandamientos en Sus manuales de instrucciones: las Sagradas Escrituras” (véase “El amor de Dios y Sus creaciones”, Liahona, julio de 1988, págs. 57–58).
Presidente Henry B. Eyring, Primer Consejero de la Primera Presidencia: “El propósito de las creaciones de Dios y de que nos diese vida es permitirnos tener la experiencia de aprendizaje necesaria para que volvamos a Él y vivamos con Él en la vida eterna. Eso únicamente se puede lograr si se cambia nuestra naturaleza mediante la fe en el Señor Jesucristo, el arrepentimiento verdadero y el hacer y guardar los convenios que Él pone al alcance de todos los hijos de Su Padre por medio de Su Iglesia” (“Education for Real Life”, Ensign, octubre de 2002, pág. 16).
Presidente John Taylor (1808– 1887): “…nuestro objetivo principal es las vidas eternas y las exaltaciones; nuestro objetivo principal es prepararnos nosotros mismos, a nuestra posteridad y a nuestros progenitores para tronos, principados y potestades en los mundos eternos… para que… ellos y nosotros estemos preparados, habiendo cumplido la medida de nuestra creación en la tierra, para relacionarnos con las inteligencias que existen en los mundos eternos; para ser nuevamente admitidos en la presencia de nuestro Padre, de donde vinimos, y participar en las realidades eternas de las cuales el género humano, sin revelación, nada sabe. Nos encontramos aquí con ese propósito… edificamos templos con ese propósito; recibimos la investidura con ese propósito” (Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: John Taylor [Curso de estudio del Sacerdocio de Melquisedec y de la Sociedad de Socorro, 2001], págs. 9–10).
D. y C. 78:18: “…sed de buen ánimo, porque yo os guiaré. De vosotros son el reino y sus bendiciones, y las riquezas de la eternidad son vuestras”.