Al reunirnos otra vez
Es mi ruego que seamos llenos del Espíritu del Señor al escuchar los mensajes de hoy y mañana, y que aprendamos aquellas cosas que el Señor desea que sepamos.
Cuán bueno es, hermanos y hermanas, darles la bienvenida a la Conferencia General semestral número 181 de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
Esta conferencia señala 48 años, ¡piensen en ello!, desde que fui llamado al Quórum de los Doce Apóstoles por el presidente David O. Mckay. Eso fue en octubre de 1963. Parece imposible que hayan pasado ya tantos años desde entonces.
Cuando estamos ocupados, el tiempo parece transcurrir muy rápido, y los pasados seis meses no han sido una excepción para mí. Algo de destacar en ese período fue la oportunidad que tuve de rededicar el Templo de Atlanta, Georgia, el 1 de mayo. Me acompañaron el élder M. Russell Ballard y su esposa, el élder Walter F. González y su esposa, y el élder William R. Walker y su esposa.
Durante la celebración cultural titulada “Auroras Australes”, que se llevó a cabo la noche anterior a la rededicación, participaron 2.700 hombres y mujeres jóvenes de todo el distrito del templo. Fue uno de los programas más excepcionales que yo haya visto y que puso a la audiencia de pie varias veces para ovacionarlos.
Al día siguiente, el templo fue rededicado en dos sesiones en las que el Espíritu del Señor estuvo con nosotros abundantemente.
A fines de agosto el presidente Henry B. Eyring dedicó el Templo de San Salvador, El Salvador. Le acompañaron su esposa, el élder D. Todd Christofferson y su esposa, el élder William R. Walker y su esposa y la hermana Silvia Allred, de la Presidencia General de la Sociedad de Socorro y su esposo Jeffry. El presidente Eyring informó que fue un acontecimiento muy espiritual.
A finales de este año, el presidente Dieter F. Uchtdorf y su esposa viajarán con otras Autoridades Generales a Quetzaltenango, Guatemala, donde dedicarán nuestro templo allí.
La construcción de templos continúa sin interrupción, hermanos y hermanas. Hoy tengo el privilegio de anunciar varios nuevos templos.
Primero, quisiera mencionar que ningún otro edificio en la Iglesia es más importante que un templo. Los templos son lugares donde las relaciones familiares se sellan para durar a través de las eternidades. Estamos agradecidos por los muchos templos que hay por todo el mundo y por las bendiciones que representan en la vida de nuestros miembros.
A finales del año pasado, el Tabernáculo de Provo, en el condado de Utah, quedó seriamente dañado por un terrible incendio. De este maravillosos edificio, muy querido por generaciones de Santos de los Últimos Días, sólo quedaron en pie las paredes exteriores. Después de un cuidadoso estudio, hemos decidido reconstruirlo preservando y restaurando su exterior para que llegue a ser el segundo templo de la Iglesia en la ciudad de Provo. El templo actual de Provo es uno de los más concurridos de la Iglesia y un segundo templo allí acomodará al número cada vez mayor de fieles miembros de la Iglesia de Provo, así como de las comunidades circunvecinas que asisten a ese templo.
También tengo el placer de anunciar nuevos templos en las siguientes localidades: Barranquilla, Colombia; Durban, Sudáfrica; Kinshasa, en la República Democrática del Congo; y Star Valley, Wyoming, Estados Unidos. Además, seguimos adelante con planes para construir un templo en París, Francia.
Los detalles para estos templos se darán en el futuro, cuando se obtengan el lugar y otras autorizaciones que se requieren.
En conferencias previas, he mencionado el progreso que estamos logrando al poner templos más cerca de nuestros miembros. Aunque estén fácilmente disponibles para muchos miembros de la Iglesia, aún hay áreas en el mundo donde los templos están tan distantes de nuestros miembros que ellos no pueden afrontar los gastos de viaje que se requieren para ir al templo; por lo tanto, no pueden participar de las bendiciones sagradas y eternas que proporcionan los templos. Para ayudar al respecto, tenemos disponible lo que se llama el Fondo General de Ayuda para Participantes del Templo. Este fondo provee de una sola visita al templo para los que de otra manera no podrían ir allí, pero anhelan esa oportunidad. Cualquiera que desee contribuir a este fondo, lo puede hacer simplemente escribiendo la información en su recibo normal de contribuciones que se da al obispo cada mes.
Ahora bien, hermanos y hermanas, es mi ruego que seamos llenos del Espíritu del Señor al escuchar los mensajes de hoy y mañana, y que aprendamos aquellas cosas que el Señor desea que sepamos. Esto ruego en el nombre de Jesucristo. Amén.