Motivados por la fe
La autora vive en Carolina del Norte, EE. UU.
Nunca olvidaré el caminar por las calles de Winter Quarters, Nebraska, EE. UU., donde los pioneros habían vivido años antes; sentía que el terreno era sagrado, casi como si estuviera visitando el exterior de un templo.
Se me llenaron los ojos de lágrimas y se me empañó la vista. Vi una estatua, pero no podía distinguir las figuras; cuando me sequé las lágrimas, reconocí que eran un hombre y una mujer con rostros llenos de angustia. Al acercarme, vi la figura de un bebé que yacía en una tumba a sus pies.
Esa escena me llenó de muchas emociones: tristeza, enojo, gratitud y gozo. Quería disipar el dolor que sintieron aquellos santos, pero al mismo tiempo me sentía agradecida por lo que habían sacrificado por el Evangelio.
La experiencia que tuve en Winter Quarters me ayudó a darme cuenta de que el Padre Celestial da el Evangelio a Sus hijos y les concede el albedrío de hacer con él lo que decidan. Los padres de aquel bebé pudieron haber elegido seguir un rumbo más fácil. El seguir al profeta y vivir el Evangelio requirió que esos pioneros siguieran adelante aunque significara sepultar a su bebé. Sin embargo, eligieron adoptar el Evangelio en su vida y aceptaron sus desafíos. Aprendí que los santos, en su dedicación al Evangelio y en su determinación de seguir adelante, fueron motivados por la fe y la esperanza… la esperanza de un futuro brillante y la fe de que el Señor los conocía y podía mitigar su dolor.