Jóvenes
Mi cambio de corazón
El autor vive en Fortaleza, Brasil.
La primera vez que escuché acerca del evangelio restaurado de Jesucristo sentí que el Espíritu me testificaba de su veracidad. Por medio de la oración, mi testimonio llegó a ser aún más firme, y decidí bautizarme.
Poco después de mi bautismo, las personas de mi barrio comenzaron a preguntarme cómo me sentía acerca de la posibilidad de servir en una misión. Para ser sincero, no sabía exactamente qué decir. La idea de dejar a mi familia y mis estudios para servir en una misión me parecía absurda.
Entonces, un día, comencé a pensar en mi conversión. Recordé a los misioneros que me habían enseñado, quienes con paciencia respondieron mis preguntas y me ayudaron a comprender el Evangelio. Me di cuenta de que, sin la ayuda de ellos, nunca habría descubierto la Iglesia verdadera. Tan pronto como comprendí eso, el deseo de servir surgió en mi corazón. Pude sentir que el Espíritu me decía que debía servir en una misión de tiempo completo.
Sé que la obra misional es la obra del Padre Celestial y que podemos ayudar a traer almas al maravilloso conocimiento del Evangelio restaurado.