Cuando los buenos amigos flaquean
Si un amigo o amiga que antes tenía normas elevadas cambia y las rebaja, ¿qué debes hacer?
“Ella y yo éramos buenas amigas y teníamos las mismas normas; pero después…”.
¿Te suena familiar eso? Todos lo hemos vivido o lo hemos visto suceder: un buen amigo o amiga comienza a hacer cosas que no están bien e induce a los demás a que también las hagan. Algunas de las preguntas más difíciles que tal vez te plantees son: “¿Debo hablar con mi amigo o amiga sobre su forma de actuar?” y “¿Debo dejar de pasar tiempo con él o ella si sigue haciéndolo?”.
No hay una sola respuesta para todas las situaciones, de modo que encontrar una solución requerirá fe y valor para seguir el consejo que se da en Para la Fortaleza de la Juventud: “Al procurar tener amistad con los demás, no comprometas tus normas. Si tus amigos(as) te instan a hacer cosas malas, sé la persona que defienda lo bueno, aun si te encuentras solo(a); quizás tengas que buscar a otros amigos que te apoyarán a guardar los mandamientos. Procura la guía del Espíritu Santo al tomar esas decisiones” (2011, pág. 16).
A continuación encontrarás un par de ejemplos de jóvenes cuyos amigos comenzaron a instarlos a desviarse del camino.
Dejar de ser su amiga
“Tenía una amiga que comenzó a animarme a que dejara de lado mis normas, y por un tiempo le hice caso. Finalmente decidí que era suficiente y que no iba a dejar que me influenciara más. Oré pidiendo fortaleza y guía, y debido a que otra vez comencé a vivir como sabía que debía hacerlo, recibí la guía que buscaba. Al final, dejé de asociarme con ella, y en los últimos meses mi testimonio ha crecido mucho. Los amigos que escoges definitivamente hacen una diferencia en tu capacidad para vivir de la manera que enseña el Evangelio”.
Margaret Denise K., 17 años, Utah, EE. UU.
No perder la esperanza
“Al comenzar la escuela intermedia, conocí a otro miembro de la Iglesia que era muy fuerte espiritualmente. Era un poseedor del Sacerdocio Aarónico y parecía ser un buen ejemplo de alguien que vivía las normas del Evangelio. Nos hicimos buenos amigos y hablábamos mucho sobre la Iglesia. Al pasar el tiempo, su autoestima y la capacidad de mantener sus normas comenzó a disminuir. Aunque todavía éramos amigos, él comenzó a asociarse con otros jóvenes que no eran una muy buena influencia. Con frecuencia, lo oía decir malas palabras y hacer chistes sobre la inmoralidad y otros temas inapropiados. Algunos de sus amigos eran ateos y hablaban en forma irrespetuosa del ‘mormonismo’. Un poco después, se hizo adicto al té, y a los trece años comenzó a salir con una chica como ‘novios’.
“Yo no sabía qué hacer. Varias veces traté amablemente de explicarle mi preocupación por él, pero me ignoró. Sin embargo, yo no me di por vencido. Mantuve mis normas y traté de ser un buen ejemplo para él. No quería dejar de ser su amigo, pero a medida que las cosas empeoraban, esa opción cada vez me parecía la más adecuada. Con el tiempo, me arrodillé unas cuantas veces pidiendo que fuera protegido.
“Entonces, su padre consiguió un trabajo en otro estado. Ese inminente traslado hizo que mi amigo se diese cuenta de todo lo que había hecho. De repente, comprendió todo lo que yo había tratado de decirle durante tres años. Las siguientes semanas procuró enmendar el pasado lo más que pudo y cuando hablé con él, me agradeció el haber sido un buen ejemplo y no haberme dado por vencido respecto a él. Se sentía más feliz de lo que se había sentido en años y realmente comprendió lo que significa ser Santo de los Últimos Días.
“En el caso de un amigo que flaquea, creo que es mejor advertirle de lo que está haciendo; pero si no escucha, como en el caso de mi amigo, no te des por vencido. Quizás en ese momento necesite un verdadero amigo más que nunca. Mantén tus normas aunque él trate de disuadirte y ora por él. Sé que a lo largo de esa experiencia tú adquirirás fortaleza y no estarás solo. Es fácil sentirse débil o fuera de lugar cuando defendemos la verdad; pero mediante los débiles el Señor realizará grandes cosas”.
Collin Z., 16 años, Wyoming, EE. UU.
Repetimos, no hay una única respuesta a la pregunta: “¿Debo dejar de asociarme con mi amigo?”; pero una cosa ayuda por seguro: siempre debes orar para recibir la guía del Espíritu y estar dispuesto a actuar de acuerdo con ella. Tu actitud fundamental debe ser de preocupación; preocupación por tu bienestar espiritual y el de tu amigo; preocupación por el ejemplo que des y la influencia que seas para él; y preocupación por la influencia que tu amigo tenga en ti. Además, al tener fe en el amoroso cuidado del Padre Celestial, encontrarás las respuestas que busques.