2016
Moroni, mi mamá y una lección para mi vida
Enero de 2016


Moroni, mi mamá y una lección para mi vida

La autora vive en Singapur.

Esta lección del Libro de Mormón me ayudó a saber que nunca estoy sola espiritualmente.

Moroni (Book of Mormon prophet) kneeling beside a tree as he places the gold plates into a box. The box is lying in a hole dug into the ground. There are trees in the background.

Detalle de Moroni entierra las planchas, por Gary Ernest Smith.

Muchas cosas cambiaron para mí el año que cumplí diecisiete años. Pasé a una escuela nueva y avancé a mi tercer año de Seminario. Pero no solo eso, sino que tuve una nueva maestra de Seminario: mi mamá.

¿Mencioné que yo era la única alumna de la clase? Como la escuela a la que iba a ir estaba a una hora en tren desde donde vivíamos, mi madre decidió enseñarme Seminario matutino en casa para que pudiera llegar a tiempo a mis clases. Tuve la fortuna de que me enseñara cada día, pero también era un poco estresante. Tenía que prestarle toda mi atención, lo cual es especialmente difícil a las 5:30 de la mañana.

Cuando estudiamos el Libro de Mormón, llegamos a Moroni, un profeta al que realmente admiro. Sin embargo, siempre me había preguntado: ¿Por qué estaba solo Moroni? ¿Por qué nuestro Padre Celestial no mandó a alguien para hacerle compañía? ¿Por qué no se quejó cuando el Señor le dejó completamente solo para terminar el Libro de Mormón?

Mi madre me explicó que, a causa de su rectitud y su fe en el Padre Celestial, Moroni sabía que no estaba solo; tuvo al Padre Celestial y a Jesucristo para ayudarle a completar el Libro de Mormón. Entonces me di cuenta de que Moroni no necesitaba que nadie estuviese físicamente allí porque sabía que había alguien velando espiritualmente por él; sabía que el Padre Celestial nunca se iría de su lado.

Eso me impactó profundamente. Ahora sé que siempre que pienso que estoy sola, no estoy espiritualmente sola dado que tengo la compañía del Espíritu Santo que me ayuda a sentirme más cerca de mi Padre Celestial y de Jesucristo. Sé que, mientras tenga fe y confianza en el Señor, jamás caminaré sola.

Esa lección en particular tuvo un gran impacto en mi fe y testimonio del Padre Celestial y de Jesucristo. Aunque me preocupaba tener la clase de Seminario en casa, ahora me siento agradecida porque me ha brindado experiencias especiales de aprendizaje con mi mamá.