Enseñar a la manera del Salvador
Prepararse para comparecer ante Dios
La Escuela Dominical desempeña una importante función al ayudarnos a todos a prepararnos para comparecer ante Dios. ¿Están haciendo de ello una prioridad?
En el Libro de Mormón, Amulek pronuncia un poderoso sermón sobre la expiación de Jesucristo (véase Alma 34). Entre los hermosos versículos de este capítulo, uno de los que más me llama la atención es aquel en el que Amulek declara: “Porque he aquí, esta vida es cuando el hombre debe prepararse para comparecer ante Dios” (Alma 34:32).
Al creer que el propósito de esta vida es “prepararse para comparecer ante Dios”, podríamos hacernos las siguientes preguntas: ¿Qué estoy haciendo cada día, cada semana y cada mes a fin de prepararme para ese maravilloso reencuentro con nuestro Padre Celestial? ¿Cómo elegiré emplear el valioso tiempo que se me otorga?
¿Cómo nos prepararemos?
Hay muchas maneras en que podríamos emplear nuestro tiempo para prepararnos para comparecer ante Dios. De manera semanal creo que estamos de acuerdo en que el momento más importante de la semana es el que pasamos participando de la Santa Cena, renovando nuestros convenios con el Padre Celestial, reflexionando en el amor que sentimos de Él y en la esperanza que todos podemos tener como resultado de la expiación de Su Hijo, Jesucristo.
También creo que la hora que pasamos en nuestras clases de la Escuela Dominical podría tener un mayor efecto en nuestra preparación de lo que pensamos, pero para beneficiarnos de esa oportunidad tal vez debamos analizar el modo en que enfocamos la Escuela Dominical.
El propósito de la Escuela Dominical es “fortalecer la fe de las personas y de las familias en el Padre Celestial y en Jesucristo mediante la enseñanza, el aprendizaje y el hermanamiento”1. Esos aspectos fundamentales de la conversión son esenciales en nuestros esfuerzos por prepararnos para comparecer ante Dios. Nos entusiasma ver que los maestros en toda la Iglesia se están esforzando por mejorar su habilidad para enseñar haciendo uso del manual Enseñar a la manera del Salvador y de las reuniones de consejo de maestros.
Sin embargo, una mejor enseñanza no es suficiente; debe ir acompañada de nuestros esfuerzos por aprender a la manera del Salvador. Él dijo que hemos de aprender “tanto por el estudio como por la fe” (D. y C. 109:7). La fe es un principio de acción. Debemos hacer si deseamos saber (véase Juan 7:17).
Nuestras clases de la Escuela Dominical fomentarán esa clase de enseñanza y aprendizaje si son lugares seguros para compartir las experiencias que tuvimos y la inspiración que sentimos durante la semana al aprender y poner en práctica las Escrituras cuando nos preparamos para la clase. A medida que “[nos enseñemos] el uno al otro la doctrina del reino… todos [seremos] edificados de todos” (D. y C. 88: 77, 122).
Llamen al día de reposo delicia
No hace mucho, la Primera Presidencia nos ha invitado a todos a llamar al día de reposo “delicia”. (véase Isaías 58:13). Las tres horas de reuniones dominicales nos ayudan a cumplir esa meta.
Con ese espíritu, permítanme hacer otra pregunta: ¿Por qué en ocasiones optamos por no aprovechar plenamente la oportunidad que la Escuela Dominical ofrece?
En los últimos años, he sido testigo de “alternativas” muy diversas durante el tiempo de la Escuela Dominical, que incluyen conversaciones en los pasillos, entrevistas de los líderes de barrio, capacitaciones de los líderes de estaca a sus homólogos de barrio, y líderes de los jóvenes tratando asuntos del programa.
Dadas las muchas exigencias de su tiempo, comprendo por qué los líderes usan el tiempo de la Escuela Dominical para hacer otras cosas; pero qué bendición es para todos los que participan que los líderes del barrio aparten una hora a fin de participar en el análisis del Evangelio con los miembros de su rebaño.
Estoy seguro de que ustedes han visto otros ejemplos de “desatención a la Escuela Dominical”. Por una razón u otra, muchos de nosotros hemos sentido que en ocasiones no sacamos tanto provecho de las clases de la Escuela Dominical como nos gustaría. He aprendido que la riqueza de mi experiencia en la Escuela Dominical depende tanto de mi preparación y participación como de la del maestro. El hermano Tad R. Callister, Presidente General de la Escuela Dominical, ha escrito: “Cada vez que estudiamos las Escrituras, vamos a una clase mejor preparados, participamos en la lección, hacemos preguntas y anotamos las impresiones sagradas que recibimos, llegamos a ser más semejantes a Dios, y de ese modo aumentamos nuestra capacidad para experimentar el gozo que Él siente”2.
Prepárense para la Escuela Dominical y salvaguarden esa hora
Les invito a hacer todo lo posible por prepararse para la Escuela Dominical y salvaguardar esa hora. Cada miembro de un barrio o una rama, incluso nuestros líderes, deberían tener la dulce bendición de prepararse para comparecer ante Dios durante esa importante hora cada semana.