2017
Respeto a las mujeres: Sin importar la edad
January 2017


Voces de los Santos de los Últimos Días

Respeto a las mujeres: Sin importar la edad

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People on bus

Ilustración por Joshua Dennis

Fui llamado a enseñar a los poseedores del Sacerdocio Aarónico en mi rama, y un domingo, el tema de estudio fue el respeto a las mujeres. Durante la lección y como se menciona en el Manual del Sacerdocio Aarónico, analizamos que se debe demostrar respeto a todas las mujeres de todas las edades.

Gabriel (el nombre se ha cambiado), uno de los hombres jóvenes de la clase, dijo que, para él, una mujer es alguien que tenga la edad suficiente para ser su mamá, y que cualquier otra mujer que sea más joven tiene que demostrar respeto hacia él, porque es hombre. Nadie más en la clase estuvo de acuerdo con él, lo cual fue muy difícil para él de creer.

Seguimos hablando de las maneras en las que se puede demostrar respeto a las mujeres, y les comenté que una cosa que siempre hago es ceder mi asiento a una mujer cuando esta se sube a la furgoneta grande de transporte público, aunque eso implique que esté de pie durante treinta o cuarenta minutos hasta llegar a mi destino. Les dije que los hombres debemos ponernos de pie y ceder el asiento a las mujeres. Gabriel todavía se sentía incómodo con la lección.

Dos días después, me subí a una furgoneta y me senté en el frente. Todos los asientos estaban ocupados cuando un hombre y su pequeña hija se subieron y se fueron para la parte de atrás. Poco después entró una mujer mayor y yo le ofrecí mi asiento.

Un hombre que estaba detrás de mí me tocó el hombro, apuntó hacia el fondo del vehículo y me dijo que un jovencito le había pedido que me llamara. Me fui hacia allá para ver quién era ese jovencito; todas las personas que estaban cerca de él sonreían porque acababa de ceder su asiento al hombre y a su pequeña hija que se habían subido previamente. El jovencito era Gabriel, el alumno de mi clase del sacerdocio que se sentía incómodo con el tema del respeto hacia las mujeres.

Él me dijo: “Le estaba observando para ver si se pondría de pie y ofrecería su asiento a la mujer que acababa de entrar. Me conmovió lo que hizo y recordé la lección del domingo, por lo que me puse de pie y les cedí mi asiento a la pequeña y a su padre”.

Me sentí muy feliz al ver que ese jovencito estaba viviendo lo que se le había enseñado en la Iglesia. Él solía pensar que se reservaba solamente el respeto para mujeres mayores, pero después de la lección, eligió poner de manifiesto el respeto por una niña de cuatro años.

También estaba contento de haber escogido vivir de acuerdo a lo que había enseñado, de ayudar a Gabriel a aprender a demostrar respeto hacia las mujeres de todas las edades. Me pregunté cuáles habrían sido los sentimientos de él si yo no hubiese cedido el asiento a la mujer en la furgoneta. Un pasaje de las Escrituras vino a mi mente: “Si sabéis estas cosas, bienaventurados sois si las hacéis” (Juan 13:17).

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