2017
Cómo hacer frente a las pruebas de fe
Marzo de 2017


Respuestas de los líderes de la Iglesia

Cómo hacer frente a las pruebas de fe

Tomado de un discurso de la Conferencia General de octubre de 2012.

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Las pruebas de fuego tienen como fin hacernos más fuertes, pero tienen el potencial de disminuir o incluso destruir nuestra confianza en el Hijo de Dios y debilitar nuestra determinación de guardar las promesas que le hemos hecho. Muchas veces, esas pruebas están camufladas, lo que dificulta que podamos reconocerlas. Se arraigan en nuestras debilidades, nuestras vulnerabilidades, nuestras susceptibilidades o en aquellas cosas que para nosotros son importantes. Una prueba real pero manejable para una persona puede ser una prueba de fuego para otra.

¿Cómo permanecen “firmes e inamovibles” (Alma 1:25) durante una prueba de su fe? Se concentran en las cosas específicas que les ayudaron a edificar el fundamento de su fe: ejercen fe en Cristo, oran, meditan en las Escrituras, se arrepienten, asisten a la Iglesia y participan de la Santa Cena, guardan los mandamientos y prestan servicio a los demás.

Cuando se enfrenten a una prueba de fe, no importa lo que hagan, ¡no se alejen de la Iglesia! El distanciarse del reino de Dios durante una prueba a la fe es semejante a salir de un refugio subterráneo en el preciso momento en que se aproxima un tornado.

El apóstol Pablo dijo: “Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos con los santos, y miembros de la familia de Dios” (Efesios 2:19). Es dentro del santuario de la Iglesia donde protegemos nuestra fe. Al reunirnos con otras personas creyentes, oramos y recibimos respuestas a nuestras oraciones, adoramos por medio de la música, compartimos el testimonio del Salvador, nos prestamos servicio unos a otros y sentimos el Espíritu del Señor. Participamos de la Santa Cena, recibimos las bendiciones del sacerdocio y asistimos al templo. El Señor dijo: “… en sus ordenanzas se manifiesta el poder de la divinidad” (D. y C. 84:20). Cuando se enfrenten a una prueba de fe, permanezcan dentro de la protección y seguridad de la familia de Dios. Siempre hay un lugar para ustedes aquí. No hay prueba que sea tan grande que no podamos superarla juntos (véase Mosíah 18:8–10).