Hasta la próxima
EL EVANGELIO ABARCA TODA VERDAD
De “Cómo ver más allá de lo que sabemos”, Simposio de historia de la Iglesia de la Universidad Brigham Young en Salt Lake City, Utah, EE. UU., el 7 de marzo de 2014.
La hoja que vemos ante nosotros no es más que un vistazo microscópico, parte de un bosque infinitamente grande de conocimiento fascinante.
La historia es importante. Y mantenernos anclados a estas lecciones aprendidas de la historia nos permitirá emular lo mejor de lo que significa ser humano.
Se dice que el ya fallecido novelista Michael Crichton dijo: “Si no conoces la historia, entonces no sabes nada. Eres una hoja que no sabe que es parte de un árbol”. La historia no solo nos enseña sobre las hojas de la existencia; también enseña sobre las ramitas, las ramas, los troncos y las raíces de la vida. Y estas lecciones son importantes.
Una de las debilidades que tenemos como seres mortales es asumir que nuestra “hoja” es todo lo que hay, que nuestra verdad está completa y es universal. Una vieja expresión yidis [dice]: “Para un gusano que vive en un rábano, el mundo es ese rábano”. Quiero hacer hincapié en que la verdad aceptada por La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días se extiende más allá de las hojas y ciertamente más allá de un rábano. Se extiende más allá del tiempo y espacio y abarca toda la verdad.
El evangelio de Jesucristo abarca no solo la verdad de lo que fue y lo que es, sino también la verdad de lo que puede ser y será. Es la más práctica de todas las verdades. Enseña el camino del discípulo —una senda que puede llevar a seres mortales comunes y con defectos y transformarlos en seres gloriosos, inmortales e ilimitados cuyo potencial divino está más allá de nuestra escasa capacidad para imaginar.
¡Esa es una verdad práctica! Es invaluable más allá de la imaginación. Es una verdad del más alto orden. La búsqueda, el descubrimiento y la aplicación de la verdad es la razón por la que estamos en esta tierra. El evangelio de Jesucristo abarca toda verdad y también se especializa en el conocimiento que será de mayor valor para nosotros en esta vida y durante las eternidades por venir.
¿Acaso no es un sentimiento extraordinario pertenecer a una Iglesia que abarca toda la verdad —sin importar la fuente— y enseña que hay mucho más por venir, que Dios “aún revelará muchos grandes e importantes asuntos pertenecientes al reino de Dios” [Artículos de Fe 1:9]? Como resultado, somos humildes respecto a la verdad que tenemos. Entendemos que nuestro conocimiento es una obra en progreso, que la hoja que vemos ante nosotros no es más que un vistazo microscópico, parte de un bosque infinitamente grande de conocimiento fascinante.