¿Cómo puedo tener una relación más estrecha con Dios?
Al cumplir doce años, comencé a pensar mucho en cuanto a cómo podría participar más del Evangelio.
Vivía en mi ciudad natal, Taranto, Italia; solo habían transcurrido algunos años desde que mi hermano y yo habíamos conocido a los misioneros y habíamos llegado a ser miembros de la Iglesia, pero empecé a sentirme deseoso de participar más; y comencé a sentir el deseo de repartir la Santa Cena. Recuerdo que entraba a la Iglesia cada domingo con una oración en el corazón para que me llamaran a repartir la Santa Cena.
Un domingo por la mañana, el presidente de rama me llamó a su despacho; me dijo: “Massimo, el Señor quiere que recibas el sacerdocio y que se te ordene diácono”.
Al oír aquellas palabras: “El Señor quiere que recibas”, algo me impactó; sentí que no se trataba de un ser humano que me pedía que hiciera algo, sino que realmente era el Señor en persona quien me extendía esa responsabilidad. Cuando el presidente de rama me miró, sentí que el Señor se dirigía a mí.
Al comenzar a repartir la Santa Cena todos los domingos, pude sentir el poder de la divinidad en mi vida. Me sentía responsable, me sentía parte de algo, y sabía que hacía la obra del Señor. Al prestarle servicio, me sentía más cerca de Él.
La experiencia de sentir la mano del Señor tanto a través de mis líderes como por medio de mis responsabilidades me ayudó a cultivar una relación personal más estrecha con Él. Quería participar más activamente del Evangelio. Al vivir de ese modo, sentía la presencia de Dios en mi vida. Cultivar esa clase de relación con Él es una de las cosas más importantes que puedes hacer durante tu juventud.
Ver al Señor en tus líderes
Reunirme con el presidente de rama tuvo un profundo impacto espiritual en mí al sentir que era el Señor —y no solo mi presidente de rama— quien me extendía una responsabilidad. Al reconocer al Señor en mi líder, me sentí más cerca de Él y mi relación con Jesucristo llegó a ser más estrecha.
Si en tu juventud entiendes que cuando se te extiende un llamamiento o te sientas en las clases de la Iglesia escuchas las palabras del Padre Celestial y de Jesucristo, entonces podrás ver la Iglesia de un modo diferente; de un modo espiritual. Querrás participar en la obra del Señor; podrás tener grandes experiencias espirituales y te sentirás más cerca de Él cada domingo.
Ver al Señor en las ordenanzas
También podemos cultivar una relación personal con el Señor al reconocer Su presencia cuando participamos de las ordenanzas del Evangelio. Cuando participamos de las ordenanzas —como la Santa Cena, por ejemplo— sabemos que “se manifiesta el poder de la divinidad” (D. y C. 84:20). Cuando repartía la Santa Cena, incluso a los doce o trece años de edad, en verdad sentía que era un instrumento en Sus manos. Sentía la presencia y el poder de Dios en esas ordenanzas, y el poder de la divinidad en mi vida. Tener aquella experiencia sagrada semanalmente al reconocer al Señor en dicha ordenanza me ayudó a tener una relación personal más estrecha con Él.
Y no se limita solo a repartir la Santa Cena; también podemos sentir el poder de la divinidad al tomar la Santa Cena cada domingo. Al hacerlo, no debemos tomarlo a la ligera, ni como algo habitual, ni descuidadamente. Debemos querer, decidir y prepararnos para tomar la Santa Cena; todo ello nos permitirá sentir el poder de la divinidad en nuestra vida. Debemos usar la Santa Cena como un potente medio espiritual para estrechar nuestra relación con Dios y prepararnos para las dificultades cotidianas de la vida.
Una estrecha relación personal
Toma la decisión ahora de cultivar una estrecha relación personal con el Señor; cuanto más cerca de Él te sientas, más fácil te resultará servirle.
El Señor se dirige a cada uno de nosotros individualmente. Al asistir a la capilla, escuchamos Sus palabras; cuando tomamos la Santa Cena, cumplimos con Sus sagradas ordenanzas. Debemos reconocer la presencia y el poder de Dios en nuestros líderes y en las ordenanzas a fin de poder lograr una relación personal más estrecha con Él.