Una bendición de consuelo
Sarah Bieber
Calgary, Alberta, Canadá
Cuando fue inminente que el cáncer de mi padre era terminal, mi madre dijo con desaliento: “Creo que no vamos a tener nuestro milagro”. En ese momento, sentí que nuestra familia recibiría milagros, aun cuando no se encontrara entre ellos el preservar la vida de mi padre.
Uno de los milagros llegó una mañana cuando mi amiga Beth me preguntó cuáles eran mis planes para el día. Le dije que había planeado pasar la tarde en el hospital con mi padre, pero la persona que iba a cuidar de mis hijos ya no podría hacerlo. Beth ofreció de manera generosa cuidar a mis hijos para que yo pudiese pasar un tiempo con mi padre. También ofreció llevar la cena para mi familia. ¡Me sentí muy agradecida!
Cuando llegué al hospital, mi padre no tenía fuerzas para abrir los ojos o comer, pero, al poco tiempo tuvo un dramático aumento de energía. Estuvo despierto más de tres horas, y hablamos e incluso caminamos un poco por las salas del hospital. Ninguna visita vino durante ese tiempo. Tuve la bendición de tenerlo solo para mí.
Ese día reímos y lloramos. Mi padre compartió sus sentimientos conmigo respecto a dejar esta vida terrenal y lo que más le importaba, su testimonio del evangelio de Jesucristo. Esa tarde es uno de los recuerdos que más atesoro en mi vida. Él murió tres días después.
No fue hasta una semana después de su funeral que me di cuenta de que la última ocasión que había hablado con él fue la tarde que Beth cuidó a mis hijos. Con lágrimas en mis mejillas, le envié a Beth un correo electrónico agradeciéndole su servicio y explicándole lo mucho que significaba para mí.
Beth respondió: “Tengo un testimonio de que Dios desea que sus bendiciones de consuelo y gracia lleguen a nosotros; especialmente cuando estamos pasando por dificultades. He estado orando para que tú y tu familia sean consolados durante este tiempo”.
Me conmovió que Dios hubiese inspirado a Beth para ser la bendición que ella oró que yo recibiera. Sé que Dios nos brinda bendiciones de consuelo durante los momentos difíciles de nuestras vidas.