Mensajes de los Setenta
Mensajes de los Setentas
Élder Patricio M. Guiffra, de los Setenta
Quisiera invitarlos a que puedan participar de las bendiciones del templo. Recuerdo que cuando era un joven, al bautizarme en la Iglesia, esto fue lo que más me impresionó: saber que yo podía estar unido a mi padre y a mi madre por el tiempo y por la eternidad en la Casa del Señor. Quiero invitarlos a ustedes, jóvenes, a que hagan la obra por sus antepasados, porque es así que comprenderán el propósito verdadero de vivir el Evangelio y proyectarse eternamente.
Entender esto es lo que más me ha ayudado a mí y a mi familia. Cada vez que vamos al templo con nuestros hijos realizamos las ordenanzas por alguno de nuestros antepasados. Así puedo sentir el espíritu de Elías: que el corazón de los hijos se vuelca hacia los padres y el de los padres hacia los hijos. Esta es la gran promesa que tenemos al servir en el Evangelio y al proyectarnos como familias eternas.
Élder Juan A. Urra, de los Setenta
Lo que logremos en el templo dependerá, en gran medida, de lo que nosotros llevemos con respecto a la humildad y los deseos de aprender. Cuando vayamos al templo, debemos recordar que somos huéspedes en la Casa del Señor. Es un tiempo de regocijo, pero de un regocijo en silencio. Si tenemos que esperar al ser los primeros al entrar en un salón, debemos aprovechar esa instancia como una oportunidad especial para meditar, para contemplar. No podemos permitirnos salir del templo sin haber gozado de la experiencia de una comunicación espiritual.