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Ministración en los Centros de Inundados en González Catán
Cuando comenzó el mes de octubre nunca pensamos que sería un mes muy especial para nosotros, nos preparamos para una hermosa conferencia general y una semana más tarde, nuestra conferencia de estaca. Era una gran oportunidad para poder brindar a los hermanos de la estaca una experiencia espiritual significativa, pero jamás pensamos que ese fin de semana sería, al menos para nuestra estaca, algo inolvidable.
El sábado 12 de octubre en la primera sesión de la conferencia y ya con abundantes lluvias, nos entusiasmó ver la concurrencia de los miembros quienes hacían un esfuerzo por llegar al centro de estaca. Algunos de ellos arremangándose los pantalones y con los zapatos en sus manos salieron de sus hogares. “Qué gran deseo de poder ser instruidos”, pensé. Con el desafío de un pronóstico del clima no muy favorable para el domingo, confiamos en que la mayor parte de los miembros también harían un gran esfuerzo. El domingo por la mañana desperté con los mensajes de algunos obispos informando sobre la gran inundación por la crecida del Arroyo Morales y del rio Matanza, los que desbordaron anegando todo cuando estaba en sus cercanías. Algunos obispos del barrio de Catán 1 y Virrey del Pino ese mismo día, más temprano, acudieron en ayuda de los hermanos inundados y en algunos casos ya evacuados, debido a que la crecida se produjo por la madrugada.
Las localidades de Gregorio de Laferrere, González Catán y Virrey del Pino, estaban siendo afectadas por una gran inundación, centenares de familias sufrieron el padecimiento de abandonar sus casas para ser evacuados; algunas tenían agua hasta la altura de la ventana y otros hasta el marco de las puertas. Los evacuados fueron trasladados a escuelas cercanas, muchas de ellas perdieron todo, ya que el agua estaba contaminada. Estas familias evacuadas comenzaron a recibir ayuda de la comunidad, tales como ropa seca, calzado, alimentos, asistencia médica y psicológica brindada por voluntarios que trabajan en Desarrollo Social de la provincia de Buenos Aires.
El domingo por la tarde y luego de la conferencia de estaca, cuyo tema central fue “ministrar a la manera del Salvador”, los miembros junto a sus líderes y misioneros de tiempo completo ayudaron a preparar alimentos en las capillas y luego los distribuyeron a las familias afectadas en los centros de evacuaciones.
Los obispos identificaron a las familias y en consejo junto con jóvenes y miembros, auxiliaron en primera instancia a los afectados; se brindó consuelo a aquellos que habían perdido mucho de sus bienes y se identificaron los artículos de mayor necesidad. Cuando comenzó a bajar el nivel del agua se realizaron actividades de servicio de limpieza en los hogares, se prepararon comidas calientes y se donaron abrigos.
Se organizó una actividad para recibir las donaciones que la Iglesia brindó mediante el Servicio de Ayuda Humanitaria preparando bolsas con ropa, calzado, alimentos no perecederos, agua y elementos de limpieza; a fin de ser repartidas con urgencia a las familias afectadas.
Pronto llegaron donaciones de los Institutos de Religión Morón y Banfield, Estaca Aldo Bonzi y Estaca Castelar, Estaca Ramos Mejía, Estaca Bs.As. Norte, Estaca Litoral y Estaca Lujan, sentimos una gran bendición al encontrar manos amorosas en toda la región.
Somos bendecidos al ver como Nuestro Padre Celestial atiende nuestras necesidades y vemos su mano en todo. Esta prueba que pasaron nuestros hermanos nos acercó más ellos, aún a los que están algo alejados, y fortaleció nuestros testimonios y el de ellos. No nos cansamos de hacer lo bueno para que un pequeño grupo de hermanos en la fe sienta el amor fraternal. Ver sus rostros, la gratitud y la felicidad es el mejor regalo que podemos tener. Sé que somos instrumentos en Sus manos para el beneficio de otros.
Respecto de esta experiencia inspiradora, algunos hermanos compartieron sus testimonios y sentimientos:
“Este desafío me permitió ver el poder unificador de los Santos de los Últimos Días. Cuando llevé las donaciones a los hermanos afectados, vi el amor del Padre a sus hijos” — Hermana Mirtha Garay, Presidenta de la Sociedad de Socorro, Barrio González Catán 2.
“Gracias por todo lo que hacen. Esto nos llegó justo a tiempo. Nos sentimos amados y amparados por la Iglesia. Yo sé que nos cuesta ir a la capilla, pero esto me demuestra que el Señor no se olvida de nosotros” — Familia Hilario Galeano del Barrio Laferrere.
“Hemos recibido ayuda de los cielos, mucho más de lo que pensamos. Me sentí muy honrado por lo que recibí. En mi zona no se recibió mucha ayuda del gobierno, yo recibí cuatro colchones de la iglesia para mí, mi esposa y mis dos hijos. Al ver a otros niños vecinos que no tenían donde dormir, me quedé con dos colchones para mis hijos y le di el mío y el de mi esposa para ellos. Gracias por mostrarme el ejemplo” — Hermano Juan López del Barrio de Laferrere.