Cómo ayudar a los hijos a prepararse para el bautismo
Podemos actuar con espíritu de oración, de manera deliberada y con paciencia al ayudar a nuestros hijos a dar ese paso en la senda de los convenios.
Ser bautizados y confirmados es un emocionante logro para los niños de la Iglesia. Si bien muchos esperan con ansias recibir esas ordenanzas, también es común que los niños sientan nervios o temor.
Como escritora de Amigos, la revista de la Iglesia para niños, he escuchado de muchos casos de pequeños que temen no estar listos para hacer ese convenio. A algunos les preocupa no tener un testimonio lo suficientemente fuerte; otros le tienen miedo al agua, y hay quienes sienten una enorme presión de que tienen que ser perfectos.
Las siguientes son algunas maneras de ayudar a que su hijo se sienta preparado y con la confianza para dar ese siguiente paso en la senda de los convenios.
Enseñe de manera deliberada
Puede ser fácil considerar el bautismo como un rito de transición o simplemente como algo que se tiene que hacer cuando un niño cumple ocho años. Sin embargo, el bautismo en realidad es una decisión sagrada, lo cual significa que el pequeño tiene que comprender por qué es importante. El hecho de enseñarle de forma deliberada puede ayudar a que el bautismo sea más significativo (y menos atemorizante). Enséñele de la misma manera en que enseñaría a una persona que estuviera aprendiendo sobre la Iglesia antes de ser bautizada.
Es importante que los niños aprendan sobre los convenios que harán al bautizarse. Además, la buena noticia es que no es algo que tenemos (ni debemos) intentar hacer de la noche a la mañana ni en una semana. El estudio del Evangelio en familia y a lo largo del tiempo es la mejor manera de ayudar a que su hijo se prepare para hacer ese convenio. Hay algunas cosas en las que hay que centrarse de manera particular conforme se acerque el bautismo del niño:
-
Analizar en términos sencillos la manera en que el ser bautizados significa que prometemos seguir a Jesucristo.
-
Leer sobre el bautismo en las Escrituras, por ejemplo, Mosíah 18:8–10. Explicar los versículos de manera tal que el niño los entienda y los pueda explicar con sus propias palabras. Por ejemplo, una niña de Hawái, EE. UU., que se bautizó hace poco, describió el concepto de “llevar las cargas los unos de los otros” como “ayudar a todos cada vez que necesiten ayuda”.
-
Asegúrese de hablar con el niño sobre el don del Espíritu Santo y contar experiencias que usted haya tenido en las que el Espíritu haya bendecido su vida.
Puede que a algunos niños les preocupe la idea del bautismo debido a que no creen que tienen un testimonio que sea lo suficientemente fuerte. Ayude a su hijo a recordar los sentimientos buenos que ha tenido cada vez que hace algo bueno, canta en la Primaria o habla acerca del Evangelio. Anímelo a que piense en maneras mediante las cuales sabe que el Padre Celestial lo ama. Explíquele que todo eso es el principio de un testimonio y que este crecerá con el tiempo a medida que siga tomando buenas decisiones.
Explíquele lo que sucederá
Si el niño está nervioso debido a que se va a bautizar —o incluso si parece no estarlo—, podría resultar útil explicarle lo que sucederá. Un buen punto de partida es prepararlo para la entrevista que tendrá con el obispo o presidente de rama. El ayudarle a responder preguntas como: “¿Por qué es importante el bautismo?” y “¿Qué significa tomar sobre nosotros el nombre de Cristo?”, puede ayudarle a estar preparado para la entrevista. Recuérdele que el obispo está para ayudarlo a prepararse, no para ponerlo a prueba ni en una situación incómoda. Además, recuerde que, si lo desea, usted puede acompañar al pequeño a la entrevista.
Otro detalle en el cual preparar a su hijo es lo que sucederá en el aspecto físico el día del bautismo. Muéstrele cómo debe pararse en la pila bautismal. Incluso podría invitar al poseedor del sacerdocio que lo bautizará para que practiquen el movimiento del bautismo que se hace en el agua, a fin de que su hijo tenga una idea de lo que sentirá cuando se le sumerja y se le saque del agua. Explíquele lo que sucederá durante la confirmación.
Si el niño tiene temor de estar bajo el agua, considere con espíritu de oración la manera de ayudarlo a superar ese temor conforme se acerque la fecha del bautismo. Tal vez usted y el niño puedan ver el bautismo de otra persona para que este vea que estará bajo el agua brevemente. Quizá podrían practicar a taparse la nariz y meter el rostro en el agua juntos durante unos segundos a la vez. Es posible que en el lugar donde viva haya una persona que enseñe a niños a nadar y le pueda dar algunos consejos. Haga lo que haga, asegúrese de hacerlo con amor y paciencia.
Mientras más preparado se sienta el niño en cuanto a los detalles físicos del bautismo, más podrá relajarse y concentrarse en el convenio espiritual que hará.
Céntrese en el progreso, no en la perfección
En ocasiones, y tal vez debido a que se habla mucho del aspecto purificador del bautismo, los niños malentienden y creen que se supone que tienen que ser perfectos después de la ordenanza. Algo que escuchamos a menudo en la revista Amigos es el pánico que sienten algunos niños al cometer un error después de haber sido bautizados. Tras sentirse sumamente limpios y puros, el hecho de tener una discusión con un hermano u olvidarse de hacer una tarea del hogar, ¡los hace pensar que han arruinado ese lindo sentimiento para siempre!
Como padres y líderes, es crucial que ayudemos a nuestros niños a comprender el principio del arrepentimiento. ¿Entienden ellos que el admitir nuestros errores y aprender de ellos es parte del proceso de aprender y madurar aquí en la tierra? ¿Saben que pueden orar en cualquier momento para pedir perdón y que al tomar la Santa Cena cada semana renuevan el convenio que hicieron al bautizarse? Testifique que la oportunidad de arrepentirse es una bendición y una dádiva. El bautismo no consiste en ser perfecto ahora, sino más bien, en entrar en la senda de los convenios y dar pasos diarios con el fin de llegar a ser más semejantes a Jesucristo.
Un hermoso comienzo
En lugar de ver el bautismo y la confirmación como un destino, podemos ayudar a nuestros hijos a que lo vean como un hermoso comienzo, el principio de una nueva vida como discípulo de Jesucristo bajo convenio. Ya sea que su hijo sienta emoción o nervios, o un poco de ambos, usted puede cerciorarse de que no recorra ese camino solo. Si actuamos con espíritu de oración, de manera deliberada y con paciencia, podemos ayudar a nuestros niños a sentir gozo a medida que den ese paso que los llevará de regreso a su hogar celestial.