2021
Vivir los convenios: Una guía para exmisioneros
Febrero de 2021


Solo para versión digital: Jóvenes adultos

Vivir los convenios: Una guía para exmisioneros

¿Cómo podría acostumbrarme a vivir en casa de nuevo?

mujer joven sentada en una silla con las Escrituras

Todo misionero se pregunta: “¿Cómo mantengo firme mi testimonio después de la misión?”. Nadie piensa volver a casa y perder la verdad que ha atesorado y enseñado cada día de la misión. Los misioneros tienen experiencias extraordinarias mientras viven cumpliendo las reglas de una pequeña guía blanca.

Pero la estructura de una misión no se parece en nada a la del hogar.

Cuando los misioneros regresan a casa, es como si fueran arrojados a un mundo que una vez les fue familiar, pero que ahora les resulta completamente extraño. Entonces, ¿cómo puede hallar el exmisionero el equilibrio al dejar atrás la forma de vida misional y mantenerse fiel al evangelio de Jesucristo al mismo tiempo? Te guste o no, el levantarte todos los días a las 6:30 de la mañana; el tener un compañero las veinticuatro horas, los siete días de la semana; y el dar testimonio a toda persona que veas por la calle probablemente ya no ocurrirá cuando te quites la placa misional y vuelvas al mundo real.

Yo serví la misión en Arkansas, EE. UU. Aproximadamente un mes antes de regresar a casa, mi presidente de misión nos dijo: “No serán misioneros de tiempo completo para siempre. De hecho, solo serán misioneros de tiempo completo durante una fracción muy breve de sus vidas; pero es su responsabilidad ser personas que cumplen sus convenios a tiempo completo para siempre”.

Esas palabras me transformaron. Al mirar en retrospectiva, me doy cuenta de que prepararme para regresar a casa no tenía que ver con cómo me quitaría la placa de misionera, sino con usar lo que había aprendido y experimentado en la misión para vivir mis convenios.

Después de ese descubrimiento, elevé una oración y comencé a hacer una lista. Tracé una línea vertical en una hoja; en el lado izquierdo, escribí: “Vida y reglas de la misión”, y en el derecho: “Vivir mis convenios”. Relacioné los elementos de ambas listas de manera que hubiera diferentes acciones, pero que guardaran relación entre sí. El último día de mi misión tomé la hoja y la corté por la mitad. Leí las reglas a las que me había entregado por completo durante toda la misión, y luego doblé el papel y lo deseché. Guardé la parte del papel en la que estaban escritos los convenios y la colgué en la pared, en casa.

Aquella lista me ayudó a recordar mis convenios todos los días mientras me adaptaba al regreso a casa después de la misión. La siguiente lista contiene ideas que me ayudaron a mí en lo personal, y que pueden ayudarte a ti también:

Vida y reglas de la misión

Ideas para vivir mis convenios

Levantarme a las 6:00 de la mañana todos los días.

Me esfuerzo por llevar una vida consagrada a Dios. Debo levantarme lo suficientemente temprano para aprovechar el día con un propósito.

Visitar a diario a investigadores y miembros menos activos.

Me esforzaré por llorar con los que lloran y consolar a los que necesitan de consuelo. Conoceré, visitaré y amaré a las personas que me rodean.

Usar la placa de misionera y vestir ropa misional.

Mi investidura me ha bendecido con el gárment del templo. Me vestiré de una manera que respete el gárment y disfrutaré de volver a llevar mi ropa habitual.

Ir a las reuniones misionales cada semana.

Tengo la oportunidad de renovar mis convenios cada semana al prepararme para la Santa Cena y participar de ella.

Hablar y testificar a cada persona con la que me encuentre.

He hecho convenio de esforzarme por ser como mi Salvador y he recibido la promesa de que, al recordarle a Él y guardar Sus mandamientos, tendré siempre Su espíritu conmigo. Procuraré tratar a todas las personas como hijos e hijas de Dios, y seguir el Espíritu para saber cómo puedo ayudarles y servirles.

No salir con personas del sexo opuesto (ni entablar ningún tipo de relación romántica).

Puedo esforzarme por cumplir mi meta de llegar a sellarme en el templo al salir en citas con personas que compartan esa meta y entablar relaciones significativas con otras personas.

No usar las redes sociales ni ver la televisión, ni películas, ni salir a pasar el rato, etc.

Haré uso de los buenos contenidos de los medios de comunicación para aprender, edificar a otras personas y disfrutar de la vida.

Estudiar las Escrituras dos horas al día.

Me encanta el Espíritu y el conocimiento que recibo cuando estudio las Escrituras. Estudiaré las Escrituras cada día durante al menos 10 minutos.

Mi misión me preparó de maneras inimaginables para vivir mis convenios. Ahora estoy haciendo lo que debo para que mi testimonio se mantenga fuerte. La misión no es una línea de meta ni algo que olvidar una vez que regresas a casa. La misión puede ser el impulso para que lleves una vida como alguien que guarda sus convenios y que será discípulo de Jesucristo de por vida. Dedica tiempo a preguntarte si realmente entiendes tus convenios, y si te centras en ellos y los vives. Dichos convenios nos ligan al Padre Celestial, nos brindan fortaleza de los cielos y nos ofrecen muchísima luz en nuestra vida cotidiana.